Hacer el verbo carne, deconstruir el sueño y convertirlo en realidad. Ese es el objetivo del Sevilla este miércoles (20:45 horas): dar carpetazo al pasado, olvidar los días de gloria de Europa League y entrar sin freno de mano en los octavos de final de la Champions. No le queda otra en la que es su tercera final de este curso. Las dos primeras las perdió ante el Real Madrid (3-2) en la Supercopa de Europa y contra el Barcelona (5-0 en total) en la de España. Ahora, en el horizonte, aparece el Olympique de Lyon y tres posibles resultados para lograr el pase: la victoria, el empate o la derrota por una diferencia de un gol. [Siga en vivo el Olympique de Lyon - Sevilla]
Nadie duda de que eso, lograr el pase, es plausible. El Sevilla, si todo sale bien, debería estar en octavos. Pero, en efecto, también aparece en la neblina de pensamientos alguna duda. El equipo de Sampaoli –es difícil no estar de acuerdo con esta teoría– ha hecho muchas cosas bien este curso: desde cambiar el discurso préterito de Unai Emery sobre el campo hasta situarse tercero en la Liga –a siete puntos del Madrid–. Incluso, si quieren seguir con este análisis positivo, ha logrado llegar con opciones de clasificación a esta última jornada de la fase de grupos de la Champions tras conseguir un empate en Turín (0-0 en la primera jornada). un éxito, sin duda, pero...
Como decimos, la certeza del pase no es plena. ¿Por qué? Hay muchos motivos para argumentar esta ‘desconfianza’ previa. El primero, esas dos finales perdidas –y mencionadas– ante equipos españoles nada más comenzar la pretemporada. La segunda, el Sevilla sólo ha conseguido ganar a uno de los teóricos grandes esta campaña, al Atlético de Madrid (1-0 en el Sánchez Pizjuán), pero ha caído contra el Barcelona en Liga (2-1), ante la Juventus en su estadio (1-3, aunque con polémica) y, en última instancia, el fin de semana pasado frente al Granada (2-1) en Los Cármenes, justo en la jornada en la que podía recortar puntos a los de arriba. Es decir, y en resumen, el equipo de Sampaoli se la ha ‘pegado’ en los partidos clave de este curso.
Así, el Sevilla tendrá que hacer el verbo carne. O, dicho de otro modo menos poético, pasar de las palabras a los hechos y que el discurso de Sampaoli derive en un resultado que le sirva para estar en octavos de final. Ese es el objetivo y con esas viajará el conjunto hispalense a Lyon, donde no andan, precisamente, en un gran momento: marchan sextos en la Ligue 1 a 14 puntos del Niza, líder de la competición, y su único refugio de título pasa por Europa. Circunstancia que alimentó su último choque contra el Metz, que tuvo que ser suspendido por el lanzamiento de petardos al terreno de juego con consecuencias directas: uno de ellos impactó contra su portero Anthony Lopes, que finalmente salvó los tímpanos, pero es baja para jugar este miércoles.
Al otro lado, el Sevilla podrá contar con Escudero, que ya se entrenó esta semana, y con Samir Nasri, que vuelve tras recuperarse de su lesión en el isquiotibial izquierdo después de completar varias sesiones. Dos buenas noticias que no deben ser sino el preludio de lo que está por venir: la clasificación para octavos de final de la Champions Leauge. Ese es uno de los objetivos que se fijó Monchi con las contrataciones de Sampaoli y de Lillo. Y el resto (hacer que el equipo tenga un juego reconocible, por ejemplo) pueden esperar...
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