Dybala es buenísimo, Higuaín está en su mejor momento, Mandzukic es un killer, Dani Alves un gran jugador… Todo eso lo saben. Seguramente, incluso, lo intuían ya desde hace tiempo. De hecho, tres de ellos pasaron por España. Sin embargo, esos nombres, aunque no estén exentos de talento, no son la razón por la que la Juventus estará en la final de la Champions que se disputa en Cardiff. No, no es por ellos, sino por once tipos que mueren en el campo: defienden juntos, miden el tempo del partido, aprietan cuando el reloj lo estima y golpean con alevosía. Al Mónaco, además, los dejaron sin argumentos. Y eso no lo puede decir cualquiera. La Juve, por condiciones, pone cara de campeona de Europa, aunque espere rival. [Narración y estadísticas: 2-1].



Lo cierto es que su victoria, magnánima, la engrandece su rival, un Mónaco sin freno de mano -quizás su mayor virtud y también defecto-, con una idea clara de juego y pólvora en la punta de ataque. Así lo había demostrado durante todo el curso, en la Ligue 1 y en la Champions. En la eliminatoria contra el Manchester City y ante el Borussia Dortmund. En todos y cada uno de los partidos en Europa. El equipo de Jardim había deslumbrado con un juego de ataque preciosista, goles y jugadores sin nombre -salvo Falcao-, pero con un futuro de esos que engordan nóminas y alimentan sueños. Hasta que se encontró con esta Juventus. Otro nivel; otra historia.



El equipo de Allegri no estará en la final por casualidad. Bien lo sabe el Barcelona, que se quedó por el camino sin ser capaz de marcarle un gol. Y ahora el Mónaco, que tan solo pudo hacerle un tanto a Buffon. No, la 'Vieja señora' no estará en Cardiff por orden de las musas. Lo demostró marcando dos goles en el Principado y no dejó escapar la renta en su estadio. Sobrevivió en Turín a las embestidas del Mónaco: un tiro de Mbappé al palo, otro de Falcao… Y golpeó cómo sólo lo saben hacer los grandes equipos: hundiendo a la víctima hasta dejarla sin respiración.



El Mónaco resistió, eso sí, pero acabó sucumbiendo. Alves, ese defensa al que dejó escapar el Barça, dio dos asistencias en la ida y la primera en la vuelta. Se la puso a Mandzukic, el croata remató de cabeza y aprovechó su propio rechace para hacer el primero. ¿Y después? Volvió a aparecer el lateral, pero esta vez para marcar un gol: golpeó desde fuera del área el cuero y lo colocó dentro de la portería de Subasic. Y fin de la historia. Poco importó que Mbappé recortara distancias en la segunda mitad. Para entonces, el Juventus Stadium ya era una fiesta. Y es normal. La ‘Vieja señora’, que estuvo en Berlín hace dos temporadas, cuando cayó contra el Barcelona, repetirá final en Cardiff -la novena que disputará en su historia-. Y lo hará, de nuevo, contra un equipo español. Pero eso es otra historia…

Noticias relacionadas