Hay días en la vida en los que igual puedes estar en lo más alto que en lo más bajo. Días decisivos en los que se escribe la historia. El Real Madrid, este martes, está en uno de esos. Cuando la noche llegue a la capital de España, los blancos sabrán si están en la final de Champions, un éxito descomunal, o si se quedan fuera de ella, haciendo insuficiente temporada.
El equipo de Zinedine Zidane recibe al Bayern de Múnich (20:45 horas) en el que podría ser considerado, sin exagerar, el partido (excluyendo las finales) más decisivo del último lustro. Y no solo por ser unas semifinales de Champions, que ya con ello es trascendental, sino porque lo que puede dar, la tercera final consecutiva de Copa de Europa, o lo que puede suponer en caso de derrota.
En los últimos años, unas semifinales eran iguales de relevantes e importantes, pero existía la posibilidad de curar una posible eliminación (que nunca llegó en la era Zidane) con un buen puesto en Liga. El año pasado, por ejemplo, el Madrid ganó el título y hace dos se quedó a tan solo un punto. Esta vez, nada. La Liga está perdida desde hace muchos meses y la Champions quedó como única que decida la nota de la temporada.
El encuentro de este martes es mucho más que un gran partido de fútbol. Será el duelo que ponga nota a una temporada entera y que juzgue un proyecto. De esta noche sale un equipo que toca otra Champions o un equipo al que hay que reconstruir. En caso de victoria, felicidad y éxito completado, a falta de lo que pase en Kiev. Si se pierde, plantilla a reparar. Es el partido clave que hace de una temporada buena, muy buena o mala.
Con el reciente doblete del Barcelona, una eliminación del Real Madrid este martes convertiría el curso culé en mucho mejor de lo que es hasta hoy y dejaría el blanco en el aprobado raspado. Terceros en Liga, sin ninguna posibilidad real de ganarla en cualquier parte del torneo, y eliminados en Copa por el Leganés en cuartos, la Champions quedó como última bala, pero decisiva. Para bien y para mal. Es la que juzgaba el año.
Pero, aunque solo sea por el resultado de la ida, el Real Madrid tiene motivos para el optimismo. Hay que pensar más en el pase que en la eliminación. Por trayectoria, historia, nombre y resultado. Ganó en París, Turín y Múnich, ha hecho una Champions impecable y tiene todos los condicionantes para repetir hazaña y llegar por tercer año consecutivo a la final de Champions, algo que no consigue nadie desde la Juventus (1996-98).
Con el 1-2 de la ida conseguido en Múnich hace una semana, en Madrid nadie se confía. "Hay que estar preparados como nunca y hacer un gran partido", comentó Zidane, que desde el sábado, tras el partido ante el Leganés, lleva lanzando el mensaje de que su equipo, como la afición, deben estar preparados para la cita de este martes. "De lo malo se aprende", añadió Ramos en referencia a la eliminatoria ante la Juventus. "Debemos enfocar el partido como si fuera empate a cero", explicó el capitán.
No se olvida que el año pasado, aunque en cuartos y no semifinales, el Bayern llegó también al partido de vuelta en el Bernabéu con 1-2 en la ida y acabó igualando la eliminatoria, llevándola a la prórroga, donde finalmente el Real Madrid marcó tres goles. Al coloso alemán no se le puede dar por muerto hasta el pitido final, y más a este, que ha recuperado su ADN tradicional, el de competir cada minuto hasta la extenuación. En la ida mereció quizá más premio en un partido en el que sacó lo que siempre fue el Bayern.
Sin Isco, descartado ya para el partido, la única duda, en lo que a molestias se refiere, es Nacho, lesionado hace un mes en Las Palmas y sin jugar un solo minuto desde entonces. La baja de Carvajal deja el lateral derecho cojo, por lo que arriesgar con el canterano podría ser la principal opción. En caso de jugar sin Nacho, existe la alternativa de retrasar a Lucas Vázquez, como pasara en el último tramo del encuentro de ida en el Allianz. Eso abriría un puesto más en el once, ya fuera para Asensio o Benzema.
En el otro lado está Heynckes en el que puede ser su último partido en Europa, un entrenador tan veterano que ahí radica su peligro. Ya ha visto de todo el 'viejo zorro' alemán. Uno de los mejores técnicos de la historia reciente del fútbol sacará otra vez un once nuevo. Las lesiones le obligan. Además de las conocidas de Arturo Vidal, Coman y Neuer, tras la ida se unieron Boateng y Robben. Recupera, eso sí, a Alaba y su equipo sigue siendo peligroso: Lewandowski, Müller, Ribery, Thiago Alcántara, Javi Martínez... y James Rodríguez, que vuelve al Bernabéu con cara de Fernando Morientes.
El cara a cara más decisivo, el último pase para una gesta que con el paso de los años se valorará aún más. El Real Madrid, a 90 minutos (o 120, en caso de prórroga) de una nueva final de Champions. Necesita calma y tranquilidad para no caer en los errores que le hicieron agonizar ante la Juventus. No está cerrado, pero está cerca.
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