El Madrid, dicen, ganó 40 partidos sin jugar a nada. O quizás fueron 38, pues en los dos últimos, juzgan los mismos, arrasó. ¿Fue así? Da un poco igual. Sumó victorias, loas y demás. Incluso, redujo los pitos e hizo a algunos centrarse aún más si cabe en sus pipas. Son cosas que pasan. Pero, dejando a un lado lo irónico, el Atlético, al que últimamente se le suman las crisis -o eso dicen-, sigue en pie. En Liga, sí, con dificultades, pero metido en octavos de Champions y en semifinales de la Copa del Rey. Puede que sin brillar. Sí, es posible. Pero, definitivamente, avanzando en cada una de las competiciones y quitándole la razón a esos que buscan ‘bajones’ ante cualquier circunstancia. Porque, en definitiva, todos ellos verán a los colchoneros entre los cuatro mejores tras su empate ante el Eibar [Narración y estadísticas: 2-2].



El Atlético dejó la eliminatoria sentenciada en el partido de ida y cumplió en el de vuelta. Empató. Y ya está. Cumplió con su objetivo, jugó bien a ratos y se durmió en otros -como es normal-, con el consiguiente pase para semifinales. En última instancia, permitiéndose darle descanso a Griezmann, lo normal teniendo en cuenta el resultado del primer partido (0-3) y lo plácido que fue el segundo. Un encuentro sin historia y con poco fútbol fruto de las circunstancias: el equipo de Simeone aterrizó en Ipurua con una renta suficiente y el Eibar sabía de la dificultad de una posible remontada.



El partido, por tanto, carecía de historia y como tal concluyó. Lo hizo en la segunda mitad. Nada más comenzar, Giménez, en un córner, anotó de cabeza y le dio el pase a los suyos. Y, partir de entonces, el partido fue muriendo poco a poco sin remedio. Simeone rotó introduciendo a Carrasco y a Koke, y Mendilibar lo siguió con tres cambios -a la postre, los que revolucionarían el encuentro-. En concreto, Pedro León, cuyo disparo pegó al palo, y Sergi Enrich, que cogió el rechace y mandó el balón al interior de la portería. El primero del Eibar -y no el único-.



Pero el Atlético, muy de costumbres, volvió a caer en los mismos errores que en octavos, cuando se dejó remontar en la vuelta ante Las Palmas (2-3). El equipo de Simeone se durmió, Pedro León aprovechó para hacer el segundo, y los locales se echaron hacia delante. Pero esta vez los colchoneros no bajaron los brazos y Juanfran hizo el empate. Y fin de la historia. El resultado le puede servir a algunos para que aviven los fantasmas de la depresión. Pero, en definitiva, da un poco igual. El Atlético de Madrid está en semifinales. Y ya está. Porque, ¿alguien se acordará de esto si los rojiblancos ganan la Copa?

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