Diego Costa avisa en su redebut: gol a los cinco minutos y adiós al Lleida
- El Atlético liquida la eliminatoria con una goleada (0-4). El brasileño anotó nada más salir. Griezmann, Godín y Torres anotaron los otros tres.
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Cambian los años, los deseos y las motivaciones. Sin embargo, en esencia, la vida sigue igual: los problemas de antaño permanecen y las cosas buenas que preceden –salvo resbalón en Nochevieja– no se mueven. Ocurre en lo vital y en lo futbolístico. Qué se le va a hacer. Por eso, el nuevo año ofrece una Copa del Rey similar a la que se fue, con eliminatorias desiguales –y contra las que no tenemos nada, pues no le quitamos su derecho a jugar a los pequeños–, pero que se hacen demasiado largas al disputarse a ida y vuelta. ¿La prueba? El Atlético, en el primer partido, hizo los deberes; y Diego Costa, en su debut, hizo lo propio: saltó al terreno de juego en la segunda mitad, se metió en el área, remató un centro de Juanfran y anotó su primer tanto en su segundo debut como colchonero. Cinco minutos, no tardó más. Y sí, también Torres, Griezmann y Godín anotaron, pero el protagonista fue el brasileño –pudo hasta lesionarse–, pero toca ir por partes… [narración y estadísticas: 0-4].
El nuevo año ni siquiera quiso cambiar el guión preestablecido. El Atlético hizo lo que se esperaba de él: cumplir con su papel y eludir cualquier sorpresa. Apareció sin Vitolo ni Costa y tanteó en los primeros minutos. Dejó que el Lleida se probara e incluso que creara alguna ocasión. Casi todas obra de Iván Agudo, que lo intentó hasta con tres disparos peligrosos (unos se marcharon fuera y otros parados por Oblak). Pero, claro, al otro lado estaba el equipo de Simeone. ¿Y qué significa eso? Que cuando mejor estaban jugando los locales, golpearon los colchoneros.
El primero llegó pizarra en mano. Carrasco la puso y Godín, de cabeza, la mandó dentro de la portería. Y el segundo lo hizo en una triangulación culminada por Fernando Torres –en fuera de juego, todo hay que decirlo– a pase de Gameiro. Hasta ahí lo habitual, lo que todo colchonero había visto hasta este momento. Después llegaron las novedades… y algunas conclusiones.
Vitolo entró por Carrasco en lo que se puede convertir en una tradición de aquí a final de temporada. Entre los dos se van a jugar un puesto en el once titular. Y, minutos después, Simeone dio entrada a Diego Costa y a Griezmann y quitó a Torres y a Correa. Es decir, el Cholo dispuso sobre el campo a la que debería ser su delantera de gala de aquí en adelante, una VDG que ya dio muestras de lo que puede llegar a ser.
Sin pensar demasiado se pueden llegar a sacar tres conclusiones. La primera, que Diego Costa ha llegado en perfectas condiciones. Que nadie dude de él. En cinco minutos, a pase de Juanfran, hizo el primer tanto. Se metió dentro del área y se jugó la pierna. Anotó y tuvo que ser atendido. Por suerte, se quedó en un susto. La segunda, la conexión entre el brasileño y Griezmann funciona. Ambos se buscaron y se intercambiaron las posiciones. Y la tercera, que Vitolo le viene como un guante a este equipo por sus características: velocidad, pegada y carácter.
En definitiva, el Atlético de Madrid aprovechó un partido rutinario (y normalmente aburrido) para introducir novedades. Puso pie y medio en los cuartos de final, hizo pruebas (con su delantera de gala sobre el campo) y gol de Griezmann en los últimos minutos. Y, de paso, confirma lo que todo el mundo sospechaba: el equipo de Simeone está para competir por todo (Europa League, Liga y Copa). Poco más se le puede pedir al nuevo año.