De Croacia se había dicho que tenía un buen equipo, que jugaba bien y que estaría entre las candidatas al título. Y lo cierto, una vez disputados sus dos primeros partidos, es que todo lo que se decía de ellos era (y es) verdad. Porque en su estreno en la Euro, ante Turquía, los discípulos de Ante Cacic consiguieron alzarse con el triunfo (1-0) y, en su segundo encuentro, ante la República Checa -el rival más débil del grupo- volvieron a dar muestras de su calidad. ¿Cómo? Tocando el balón y buscando la victoria filtrando balones entre líneas. Una y otra vez, sin parar. Y, por supuesto, con su centro del campo influyendo en todos los aspectos del juego. Pero, sin contar con que una serie de circunstancias: la lesión de Modric y el lanzamiento de bengalas en el fondo croata propiciarían su empate (2-2). [Así lo seguimos en directo].

Tal y como decimos, la tarde comenzó siendo plácida y tranquila. Croacia se adelantó pronto y dominó el juego. Perisic -otro jugón de los de siempre- acudió sigilosamente al área, recortó a su par, buscó el palo largo de Cech y la colocó como si fuera algo fácil de hacer. Y fin de la historia. El equipo de Cacic, con todo a favor, sólo tuvo que seguir haciendo lo que se le da bien: tocar la pelota, mantener la posesión y esperar su momento. ¿Y la República Checa? Más de lo mismo. Pasado el gol, intentó dar un paso al frente, pero su juego -bastante pobre en gran parte- se fue diluyendo poco a poco hasta quedarse en nada.



Ante un rival tan débil y tan imperfecto, Croacia no sólo no titubeó, sino que aumentó su distancia en el marcador. De nuevo, con un balón filtrado entre la defensa. Brozovic la puso y Rakitic sólo tuvo que picarla por encima de Cech para marcar el segundo y dar prácticamente la victoria a los suyos. Suficiente, pero sólo a priori. Porque una vez marcado el segundo, todo se cayó. ¿Cómo? Toca ir por partes.



Primero, la República Checa, con todo perdido, reaccionó y recortó distancias en el marcador: Skoda, con un remate perfecto de cabeza, con un giro de cuello de esos que se enseñan en la escuela, hizo el primer tanto para los suyos. Pero ahí acabó todo. Tras el gol, vino todo lo demás. Modric se lesionó y los aficionados croatas, desde el fondo donde fueron ubicados, comenzaron a tirar múltiples bengalas. ¿Consecuencia? El colegiado tuvo que parar el partido y los jugadores croatas apaciguar a su afición. Pero eso sólo fue el principio de la tragedia. Ya en el último minuto, el árbitro pitó penalti y Necid lo transformó. ¿Resultado? Un empate que le sabe a muy poco a Croacia (2-2), en gran parte, porque su 70 minutos fue, jugó, disfrutó y estuvo por delante en el marcador.



Con este resultado, a Croacia no le queda otra que ganar en la última jornada si quiere ser primera de grupo. Y, visto su estado de forma ante la República Checa, lo puede conseguir, aunque será sin Modric, que posiblemente se perderá el partido contra España. Pero queda por resolver qué ocurrirá con el tema de las bengalas y hasta qué punto afectará a a Croacia.

Noticias relacionadas