"Es el partido más importante de mi tiempo y el más grande en la historia de Gales desde los cuartos de final de 1958". Rotundo, Gareth Bale no dudaba. Es el protagonista del día más significativo en la historia del fútbol de Gales. Jamas la selección británica se había visto en una situación tan positiva como esta.
El futbolista del Real Madrid recordaba la última (y única) gran cita que tuvo Gales en el mundo del fútbol. Se remonta al Mundial de Suecia 1958, donde llegaron también a cuartos, en unas circunstancias diferentes: era un Mundial (no Eurocopa), participaban 16 equipos (no 24) y cayeron ante la favorita Brasil de un jovencísimo Pelé, posterior campeona.
Tras eso, Gales no ha vuelto a disputar una Copa del Mundo. Tampoco lo hizo en una Eurocopa hasta la presente. En su primera participación en el torneo continental, se han colado en cuartos. En caso de superar a Bélgica (21:00 horas), ya habrán conseguido lo nunca visto en un país que de la mano de este equipo ha apartado de sus miradas el rugby y se ha centrado en su exitosa selección de fútbol.
"Todos queremos saborear el momento", relataba Bale en la rueda de prensa previa al partido. El madridista es el líder indiscutible del equipo, algo que le lleva a ser el ídolo local de este país de poco más de tres millones de habitantes. Lo conseguido por él es prácticamente un milagro. Con sus carreras y disparos ha llevado a un país intrascendente en el fútbol a unos cuartos de Eurocopa. Y con una oportunidad de oro de llegar a cuotas más altas.
Bien es verdad que le benefició la ampliación de equipos en el torneo y que su camino no ha sido tan duro como el de otros: se enfrentó a Irlanda del Norte en octavos y en la fase de grupos ganó a la decepcionante Rusia, a la regular Eslovaquia y perdió en el último minuto ante la desastrosa Inglaterra. Pero su gesta es mayúscula: solo Bale (Real Madrid), Ramsey (Arsenal), Allen (Liverpool) o Davies (Tottenham) militan en equipos potentes. Los demás se reparten por equipos más humildes, que suelen luchar por la salvación en la Premier (ejemplos de Crystal Palace, West Bromwich Albion o Swansea) e incluso algunos juegan en la Championship, segunda división inglesa, en equipos como el Reading o el recién ascendido Burnley.
El rival, una Bélgica crecida después de su borrachera ante Hungría en octavos (0-4). Los belgas deben ser favoritos, una vez que presentan un equipo, ellos sí, llenos de grandes jugadores europeos. Los Courtois, Alderweireld, Witsel, Nainggolan, Carrasco, De Bruyne, Hazard y Lukaku conforman una generación de oro que les falta un empujón psicológico para dar el definitivo salto futbolístico. Se lo tienen que creer para alcanzar a cuotas altas.
Será en el Pierre-Mauroy de Lille, en el último partido que alberga este estadio. En juego también el honor del fútbol británico. Todos pasaron de ronda, pero en la semana del brexit, Irlanda del Norte e Inglaterra se fueron para casa en octavos. Gales es la última esperanza de un país que esperó este día 60 años. Todos se encomiendan ahora a Bale, el hombre que cambió la historia del fútbol galés.