La Roja, La Rojita, La ÑBA, Los Hispanos, Las Guerreras, Las Redsticks... En los últimos años se han puesto de moda los motes, o más bien 'eufemismos', en las selecciones nacionales para no decir la palabra España y no 'ofender' a los independentistas (catalanes y vascos) y a la izquierda progre. Sólo una sociedad con el 'bienquedismo' como razón de existencia puede obviar algo tan importante como el nombre de su país. En fin, somos una nación de enfermos, enfermas y 'enfermes'.
Vaya por delante mi rechazo absoluto a dirigirme a cualquier equipo nacional con otro nombre que no sea el de España o el de la Selección, pero aquí hemos venido a jugar y es lo que haré para buscar un nombre a los de Luis Enrique tras haber llegado a cuartos de final en la Eurocopa.
España se remontó a sí misma ante Croacia para después dejarse empatar en el descuento. En la prórroga, con la afición teniéndolos de corbata, la Selección se vino arriba y consiguió tumbar al correoso, pero ya lejos del que fue subcampeón del mundo en 2018, equipo balcánico con las paradas de Unai Simón y los goles de Álvaro Morata y Mikel Oyarzabal.
Esta selección está lejos de la brillantez o la fiabilidad de la que dominó Europa y el mundo entre 2008 y 2012, pero al menos ha recuperado La Furia. España entera celebró el gol de Morata como el de Alfonso a Yugoslavia en el 2000. Una gesta a la altura de las de hace décadas, cuando jugábamos como nunca y perdíamos como siempre. La España de los cuartos de final y 'El Pupas' de Eurocopas y Mundiales.
España se parece ahora más a la de Camacho, Hierro o Raúl. Bueno, quizás es pasarse porque algunos de los convocados para esta Eurocopa tienen que comer aún muchos petit-suisse para parecerse un poco a los tres que he nombrado. Pero lo que no se le puede discutir al seleccionador es que este equipo ha heredado la casta y el orgullo de la España de los 80 y los 90.
Claro que también Luis Enrique se hace trampas al solitario. No poner a tus dos mejores jugadores, Marcos Llorente y Gerard Moreno, es dar demasiada ventaja al rival. Igual que no llevar a Iago Aspas, Jesús Navas, Sergio Ramos o Nacho. Sí, España está en cuartos, pero de aquella manera.
Empates contra Suecia, Polonia y Croacia, este último con victoria en la prórroga, y sólo un triunfo ante la débil Eslovaquia. Para más inri, Suiza, con su heroico encuentro ante Francia, allana también el camino a semifinales. Esta película berlanguiana de la Eurocopa tiene el sello de autor de Luis Enrique para lo bueno y para lo malo.
Porque España ha recuperado La Furia, pero también es La Floja por obra y gracia del seleccionador. Más allá de la lista y de las alineaciones, a Luis Enrique le gusta caminar sobre el alambre. Sólo eso puede explicar su encabezonamiento con Eric García, un central que es incapaz de terminar un partido y que ya ha demostrado que la Selección se le queda grande de momento, o su decisión de haber convertido a Unai Simón y Morata en titularísimos para convertir cada encuentro en una montaña rusa de sentimientos encontrados.
Unai Simón y Morata fueron villanos y héroes. A nadie le puede sorprender nada. El portero vasco ya realizó una cantada contra Kosovo y se convierte en un peligro con el balón en los pies. Cualquiera que haya visto los partidos del Athletic esta temporada sabrá de lo que hablo, aunque también hay que destacar sus intervenciones milagrosas en momentos puntuales.
Morata es más de lo mismo. Capaz de lo peor... y de luego meter el gol de la victoria. No tiene la regularidad de otros, de hecho, ahí está su currículum y su papel de eterno suplente en Real Madrid, Chelsea, Atlético de Madrid y Juventus. Un buen reserva, pero nada más. Que los árboles no nos impidan ver el bosque. Que la victoria contra Croacia no nos ciegue con esta Selección.
Luis Enrique disfruta en el fango como un niño en el Dragon Khan de Port Aventura. 'Lucho' se ha planteado esta Eurocopa como su particular puerta grande o enfermería. De momento todo le ha salido cara, aunque La Floja en los últimos diez minutos de partido estuvo a punto de borrar a La Furia.
Sin la mejor selección y con peor equipo del posible por decisión del entrenador, Luis Enrique quiere conquistar Europa con su mezcla de espartanos y yogurines. Esta España será La Floja o La Furia. De momento, es todo en una, pero la historia solo tiene cabida para una de las dos. Que Dios reparta suerte y viva España.