Para Jose Mourinho hay clases hasta en el fútbol. Si en España consideraba que la Supercopa es un "torneo menor", en Europa no encuentra alicientes más allá de la Champions League. El técnico portugués, que había manifestado en la previa no desear la Europa League, el jueves hizo ocho cambios en el primer partido ante el Feyenoord, que perdió por 1-0.
"No es la competición que quiero ni el Manchester quiere, pero es en la que estamos y tenemos que afrontarla con respeto", reconocía Mourinho tras la derrota, aunque minutos después matizó: "Siempre espero la máxima concentración, no importa ni la competición ni el adversario. Para mí, el próximo partido y la próxima competición son siempre los más importantes".
"Cambié a ocho jugadores, pero alineamos un buen equipo. Y jugamos con suficientes buenos futbolistas como para haber ganado", se lamentaba Mourinho. De Gea, Bailly y Pogba fueron los únicos que repitieron en el once inicial respecto al derbi de Manchester que perdió el United frente al City el pasado fin de semana.
Mata y Ander Herrera se estrenaron en la medular como cerebros de un equipo que, no obstante, evidenció problemas de fluidez. Pogba, el hombre clave en la transición desde la defensa al ataque, parece incapaz de rendir al nivel que se le presuponía cuando llegó Old Trafford a cambio de 120 millones de euros.
Aprovechó Mourinho el partido para probar una delantera formada por Rashford y Martial. Pero también erró. Poco acostumbrados el uno al otro, la joven pareja hizo aguas ante un Feyenoord sin demasiada calidad pero bien ordenado atrás.
Con empate a cero en el marcador, en el miuto 60 Mourinho creyó el momento idóneo para hacer un triple cambio simultáneo. Ashley Young, Memphis Depay y Zlatan Ibrahimovic entraron en el encuentro algo fríos y, ni siquiera cuando en el 79 se adelantaron los holandeses, fueron capaces de reaccionar. Primera derrota en el estreno de Mourinho en un torneo que desprecia.