Uno tiene que saber de dónde viene para saber a dónde va. Es algo básico en la vida. Una máxima que no siempre se cumple, pero que se debería recordar a menudo. Por eso, el Atlético es diferente. Es un club grande, sí, eso es verdad. Nadie va a quitarle esa etiqueta. Pero, por otra parte, también el club también sabe que hubo una época en la que estuvo alejado de la cúspide, y eso le hace actuar en consecuencia. Esta vez, honrando una Europa League que bendijo en otro tiempo y que Gabi, fruto de un calentón tras la derrota contra el Qarabag en el Metropolitano, calificó de “mierda”. ¿Lo es? Bueno, depende desde dónde se mire.
La vuelta del Atlético a la Europa League, donde jugará contra el Copenhague este jueves (21:05 horas), es un retroceso. Eso es una realidad. Tras dos finales de Champions en los tres últimos años (2014 y 2016), sabe a poco. Por eso Gabi la calificó de “mierda”. Pero, tras el calentón y la decepción, en frío, el equipo de Simeone la bendice. Eliminado de la Copa del Rey y con una situación complicada –a pesar de estar a siete puntos del Barça– en Liga, el conjunto rojiblanco no se puede permitir tirar la competición. Es más, la quiere, la bendice y la valora. ¿Por qué? Precisamente, porque sabe de dónde viene.
El Atlético, antes de ganar su primera Europa League (2010), llevaba sin ganar un título desde 1996, año del Doblete. Desde entonces, el club había pasado 14 años sin levantar un solo trofeo. Hasta que llegó Quique Sánchez Flores y llevó a los rojiblancos a disputar la final de una competición cambiada de nombre, pero con el mismo valor que la antigua UEFA. Y lo logró. Los colchoneros, con dos goles de Diego Forlán en la prórroga, se proclamaron campeones de la competición ante el Fulham (2-1). A aquel título se le sumó, meses después, la Supercopa de Europa ganada al Inter de Milán (2-0) en el estadio San Luis II de Mónaco con goles de Reyes y Agüero.
Aquel primer idilio con la Europa League tuvo su repetición tan solo dos años después. Con Simeone en el banquillo, el Atlético de Madrid se impuso al Athletic de Bilbao (3-0) con dos goles de Falcao y uno de Diego Ribas. Fue el principio de la mejor época del club rojiblanco, que sumó otros cuatro títulos rápidamente tras aquella final: Supercopa de Europa, Copa del Rey, Liga y Supercopa de España. El conjunto rojiblanco engrasó la máquina en la segunda división europea y se lanzó de lleno a conquistar la Champions, con dos finales perdidas frente al Real Madrid.
Pero esta temporada ha tenido que cambiar de planes. Los empates contra Roma (0-0), los resultados contra el Qarabag (0-0 en Bakú y 1-2 en el Wanda) y la derrota frente al Chelsea (1-2), lo dejaron fuera de la competición. El Atlético volvió a caer y se metió en un lío. Ahora, tendrá que comparecer de nuevo en la Europa League. Y lo hará con cinco jugadores que ya saben lo que es ganar una: Juanfran, Godín, Filipe Luis y Gabi fueron titulares en la última final, y Koke entró en el minuto 90. Todos saben de dónde viene el Atlético, pero también a dónde va. Por eso fijan el objetivo de esta temporada en ganar la competición. ¿Para qué? De primeras, porque a nadie le amarga un dulce; y de segundas, porque les puede volver a servir de impulso para acometer el gran sueño rojiblanco: ganar la Champions la próxima temporada en el Wanda Metropolitano.
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