Él es el nombre de todos los debates, de todos los rumores y de las cifras que marean este verano. Paul Pogba tiene un problema importante: las expectativas que ha generado nos obligan a preguntarnos si es uno de los mejores del mundo, un nombre capaz de modificar el fútbol o condicionarlo. A día de hoy no lo es.
¿Alguno de los actuales tiranos como Messi, Cristiano o la larga nómina de medios como Xavi, Kroos o Iniesta eran así de grandes a la edad de Pogba? No. Hasta el más crítico con Pogba tiene que frenarse ante su partida de nacimiento. El francés tiene 23 años; que nos planteemos si es élite o no es mérito suyo y de su fútbol, que no esté a la altura de los más grandes de su tiempo es lógica.
Su Eurocopa ha sido decepcionante y no tiene nada que ver con el resultado de la final. Francia fue un conjunto de talentos que encontraron la manera de encajar demasiado tarde y a Paul Pogba se le pidió liderar con unas labores distintas a las que le han llevado a la fama.
Aun así, su rendimiento demostró que no, que no es uno de los cinco mejores futbolistas del mundo, aunque raro será que su fútbol no vaya corrigiendo defectos y que se instale en el Olimpo con el próximo cambio generacional. Cualidades tiene. Y es que a Paul Pogba sólo le podemos pedir el máximo.
El cumpleaños de Ferguson
El 31 de diciembre de 2011, Old Trafford era una fiesta. Los 'red devils' recibían al Blackburn, uno de los peores equipos de aquella Premier, en plena celebración por el 70 cumpleaños de Sir Alex Ferguson. Ese mismo día una decisión del técnico marcó el futuro de Pogba.
El propio francés lo explicó a L’Équipe en 2014: “En los entrenamientos no paraba de mejorar. Paul Scholes estaba retirado, Darren Fletcher lesionado y el entrenador no paraba de decirme que estaba ‘así de cerca’. ¿De qué? ¿De tener minutos? Contra el Blackburn no había nadie para el medio y eligió a Rafael (lateral derecho). Me decepcionó mucho y perdí la relación con el entrenador”.
Mientras Paul Pogba presenciaba desde el banquillo cómo el mediocampo formado por Ji-Sung Park y Rafael claudicaba 2-3 ante el Blackburn, su cabeza tomaba una decisión que transformó su futuro y el del club, un United que ahora le anhela a toda costa.
Pogba hizo sus maletas y llegó a la Juventus. Pese a no haber desempeñado las mismas funciones desde entonces (ni haber participado siempre en el mismo lugar), podemos definir a Pogba como un interior de mucho recorrido. Capaz de tener el balón en campo rival, pero que también aporta sin él, además de un dominador del uno contra uno.
Pogba es la mezcla más completa en la actualidad entre físico y técnica. Sirve para jugar por raso, para el regate, para bajar balones, encontrar el hueco con pases filtrados o bien arrollar con zancadas inalcanzables. También ha dejado algunas líneas rojas claras.
Pogba no es un mediocentro para empezar jugada y organizar y, preferiblemente, tampoco es un mediapunta al que encontrar demasiado arriba. En el punto medio entre ambos conceptos está su posición. Razón que explica su bajo rendimiento con una Francia que le obligaba a ser quien recibiera el balón de sus centrales y pusiera el pase de gol. Con estas premisas para entenderle, se puede apreciar una evolución.
Un talento que suma y sigue
La Juventus que recibió a Pogba cambió las necesidades con el paso del tiempo. Sin Pirlo, tampoco Tévez, ni Vidal, Allegri pidió a Pogba otras funciones para este año. Más presencia en el pase, activar a Dybala cerca de la frontal, llegar al área y, sobre todo, ser un jugador más capaz de mezclar ese instinto rematador que tiene con más regularidad para el último pase. Desde su llegada, Pogba ha mejorado los aspectos en los que ya era bueno, como los regates o los robos en campo contrario, pero no siempre añadió mejoras a funciones donde no destacó.
Esta temporada, el francés asumió más responsabilidades ofensivas (dispara 3,6 veces por cada 90 minutos, frente al 2,1 del curso anterior, y da más pases de gol, actualmente 0,34 por cada 90 minutos) y más recursos a su juego. Partiendo desde el interior izquierdo, ha mejorado en este aspecto. Sigue sobresaliendo en esas carreras, en los regates, en cómo protege el balón mezclando físico y técnica y en sus zapatazos lejanos, pero por fin ha mejorado en un aspecto que tenía pendiente: su capacidad como pasador.
Además, ese desempeño en esta rejuvenecida Juventus (sin un Vidal llegador) ha obligado a Paul Pogba a tener que marcar sus goles aprovechando su zancada para llegar. Mezcla con la posición de Dybala cuando está fuera y da una opción para finalizar. Se aprecia en cómo han variado sus tantos: cuando llegó, tenía la misión de disparar y de que Vidal pisara área; sin el chileno, él también debe marcar desde dentro.
Qué le falta a Pogba y qué ha fallado en su Euro
¿Cómo puede haber fallado la supuesta estrella de Francia en su torneo? No sabíamos claramente quién era el líder de esta Francia, pero nos ha quedado claro que Griezmann tiene más galones que Pogba. ¿Por qué ha decepcionado el torneo de Paul Pogba?
Parece mentira la frase que viene a continuación, pero Francia ha echado mucho de menos a Lass Diarra. El ex madridista aportaba un punto cerebral, de orden y poca vocación ofensiva que permitía a Pogba ser él mismo, llegar a la frontal, tener el balón arriba y aprovechar esa agresividad sin balón con más libertad para perseguir al rival.
Con balón, Pogba ha demostrado este año que puede enfriar su cabeza y encontrar los pases necesarios, pero no es un jugador para iniciar la jugada. Principalmente, porque no es un jugador que suelte el balón rápido, sino que prefiere dar muchos toques.
Una vocación ofensiva que chocaba con un problema generalizado de Francia en la Eurocopa y por donde perdieron el torneo: los rivales tenían tiempo y espacio para recibir entre los medios y los centrales.
No está claro que el futuro de Pogba necesite una evolución más cercana a aquello, porque parece que la posición de interior por delante del pivote le viene mejor. Pogba no es un jugador para llevar el peso de un encuentro 90 minutos.
A día de hoy, es un jugador de acciones decisivas, de momentos de magia sacados de un videojuego y el descaro de un futbolista callejero superdotado, pero no es un metrónomo. Su misión es pasar de las jugadas a tramos cada vez más regulares.
¿Merece la pena reventar el mercado por él?
Ya hemos comentado su presente dentro de todo su talento, magia y mejoría y, también, pinceladas de sus limitaciones, pero, ¿por qué se piden 120 millones por él? ¿Merece ser el mayor fichaje de la historia?
Por Pogba se paga un presente brillante y un futuro sin límites conocidos; tiene talento, condiciones y autoexigencia para ser el futuro del fútbol por muchos años. Son 23 años y ya nos planteamos si está entre los mejores.
Tampoco podemos olvidar que estamos hablando de un precio que está influido por otros factores más allá de su buen rendimiento deportivo estás últimas temporadas. Actualmente, no hay otro talento tan joven como él con opciones de salir.
Además de ser el verano en el que el nuevo contrato televisivo de la Premier entra en escena, de su reciente patrocinio con Adidas (que dispara su caché como icono) y, sobre todo, en el que cualquiera de los interesados como Manchester United o Real Madrid podrían pagar esa cifra.
Y, por supuesto, que la Juventus no tiene necesidad imperiosa de vender tras la salida de Vidal el año pasado y el reciente adiós de Morata. Un cúmulo de motivos que ponen un precio de salida que sería histórico para un jugador que aspira a serlo.