Lo normal es que a uno lo amonesten cuando el árbitro pita el inicio, durante el partido o, incluso, después. Pocas veces, sin embargo, a alguien le sacan una tarjeta antes de que todo empiece. Hasta hoy. En China, un jugador no quiso darle la mano al colegiado, ya sea por rencillas originadas en otros encuentros o por algún cruce de palabras anterior. ¿Y qué hizo él? Pues, obviamente, sacarle una amarilla y poner las cosas en sus sitio antes de que el balón empezase a rodar en lo que es la tarjeta más rápida de la historia del fútbol.
El jugador, en fila, cuando pasa por delante del árbitro, hace un gesto de desdén o desprecio, no le quiere dar la mano y se la aparta. Esa es la razón por la que el colegiado se dirige a él y, ante la sorpresa de sus compañeros, le saca la tarjeta. Hay protestas, gestos de desaprobación y palabras. Sin embargo, este árbitro no cambió su decisión. El jugador se quedó con la amarilla todo el partido.
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