Antes del partido, en la previa, The Guardian dejaba caer la hipótesis: un empate le valdría a los dos equipos de Manchester para depender de sí mismos en pos de entrar en la Champions. Pues bien, este jueves, United y City quedaron en tablas (0-0), sumaron un punto cada uno y, ahora, saben que, de ganar todo lo que les queda de aquí a final de temporada, entrarían en la máxima competición europea. Pero bien, ¿significa eso que hubo biscotto en el derbi? Quién sabe. En cualquier caso, aunque las matemáticas inciten a pensar en positivo, lo ocurrido en los últimos minutos descarta la posibilidad. Eso sí, vayamos por partes…
Toca primero hablar de lo importante: este empate deja cuarto al City (65) y quinto al United (64), pero ambos tienen un partido menos que el Liverpool (66), de ahí que el punto les permita depender de sí mismos de aquí a final de temporada. Es decir, ninguno de los dos equipos se va mustio a casa. Guardiola, que antes del partido reconoció saludar a Mourinho cuando lo ve por el barrio -aunque sin abrazos ni nada parecido-, probablemente podrá darle las gracias (y viceversa). Al fin y al cabo, los dos están más cerca del que es su objetivo a corto plazo. O, mejor dicho, de no acabar el curso con un sonoro fracaso.
Contados los datos, los hechos objetivos y lo que puede ser el devenir de los equipos de Manchester, es necesario entrar en el terreno subjetivo. ¿Hubo biscotto? Pues, en principio, podría parecerlo. ¿La razón? Durante largos tramos del partido no hubo ocasiones, ni juego, ni nada de nada. La Premier apostó en verano por repetir en Manchester los duelos Mou-Pep que se vivieron en España, pero lo cierto es que su derbi sigue a años luz de lo que fueron aquellos enfrentamientos entre Barça y Real Madrid. Ni la pasión ni la intensidad ni el ambiente se parecen, sobre todo, porque no luchan por títulos, y aquí sí lo hacían. El dinero, ya saben, no lo es todo.
Volviendo al biscotto, hay otros hechos que incitan a pensar que el empate fue fortuito. En concreto, tres jugadas: la primera, el disparo al poste de Agüero; la segunda, el cabezazo que mandó fuera Ander Herrera cuando se encontraba solo en el segundo palo; y el tercero, el gol anulado a Gabriel Jesús en los últimos minutos. El brasileño, que volvía después de una larga lesión, saltó al campo y besó el santo. El ‘Kun’ se la puso y él remató a portería, pero el colegiado lo invalidó por fuera de juego en el 91.
Tres jugadas y una expulsión, la de Fellaini en los últimos minutos -el centrocampista le propinó un cabezazo a Agüero-, que dejan claro que parece que no hubo biscotto. ¿O es que no sería un placer para los aficionados de cada equipo dejar al vecino fuera de la Champions? La verdad, se antoja difícil pensarlo. En cualquier caso, el empate les viene bien, y a partir de aquí que cada uno saque sus conclusiones…
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