Hubo quien dudó de Atlético. Incluso, quien pronunció la palabra crisis tras los dos primeros empates contra Alavés (1-1) y Leganés (0-0) en este principio de curso. Pues bien, todo eso se acabó. El equipo del Cholo mandó al carajo todos esos fantasmas. Y lo hizo con mucho fútbol y cuatro fogonazos contra el Celta (0-4) en la segunda mitad. El primero de Koke, el segundo y el tercero de Griezmann, y el cuarto de Correa. Cuatro goles que no sirven de resurrección -al fin y al cabo, los rojiblancos jamás estuvieron muertos- pero sí permiten al equipo del Cholo retomar el pulso en la Liga. Gritar bien fuerte eso de “ya estamos aquí”. Y, seguramente, para dejar claro que van a pelear hasta el final. Como siempre, sin cambiar ni el estilo ni la forma de hacer las cosas y, de paso, regresando justo a tiempo, antes de comenzar su concurso en la Champions League, donde se enfrentarán esta semana al PSV [Resultado y estadísticas: 0-4].

“La presión”, decía el Cholo en la previa, existía. Y con esas se plantó el Atlético en Balaídos ante un rival incómodo, el mismo que la temporada pasada lo había eliminado de la Copa del Rey. Y lo hizo con Torres como principal novedad, pero sin variar en demasía su estilo de juego. Le costó al Atlético entrar en el partido. De hecho, no consiguió crear una ocasión clara de gol en toda la primera parte. Tan solo Carrasco aportó variantes a un equipo atascado y sin demasiadas ideas ni en el centro del campo ni en ataque.



Pero toda esa crisis, esos fantasmas y ese mal juego se desvanecieron por completo en la segunda parte. El Atlético adelantó la línea de presión y, sobre todo, descubrió la gran debilidad de su rival: su banda izquierda. Por allí entró primero Griezmann para colocársela a Koke y que hiciera el primero. Y desde allí llegaron los dos centros que remató el ‘Principito’ de cabeza dentro del área para sentenciar el partido (0-3). Y, una vez puesta la música, su equipo ya no paró de bailar a su ritmo. A su son, como hizo la temporada pasada el conjunto rojiblanco y como hará siempre mientras él quiera. Todo eso, antes de que Correa cerrara el partido tras entrar para jugar los últimos 20 minutos (0-4).



Cuando más se aprende, escribe el Cholo en su biografía, es cuando peor van las cosas. Y el Atlético, con la lección aprendida, ha conseguido redirigir el rumbo. Ha visto como no podía sacar los dos primeros partidos adelante, pero ha rectificado en su tercer encuentro. Lo hizo en la segunda parte y gracias, como es habitual, a Griezmann, que siempre vuelve. Porque sí, el fútbol es un juego de equipo. Eso no hay nadie que lo ponga en duda. Pero hay jugadores que son capaces de marcar diferencias. Y uno de ellos es Griezmann, el tipo que, según su entrenador, estará pronto peleando por el Balón de Oro con Messi y Cristiano. Y así será. No hay dudas.

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