Repite y repite Zidane que la Liga es el torneo más importante este año, que es la competición más complicada "porque cada fin de semana, en 38 partidos, hay que ganar". El discurso es claro y contundente. Viene a decir que la Liga hay que ganarla porque sería el quinto año consecutivo sin conquistarla. Y eso es un desastre.
Todos quieren ganar, lógicamente, el torneo doméstico. Pero después hay que demostrarlo y Zidane está convirtiendo sus palabras en hechos. Además, lo más importante, su discurso cala en sus jugadores. El primero, el líder de la plantilla. "No doy más importancia a un torneo que a otro, pero me encantaría ganar la Liga porque llevamos cuatro años sin hacerlo. Es una ilusión, nos toca", comentó Cristiano tras la victoria del Madrid sobre Osasuna (5-2).
Y no solo viene de ahora este enamoramiento de Zidane con la Liga. Son ya 15 victorias consecutivas y 12 son de la temporada pasada, aquella que también recordaba que perdieron "por un solo punto". Es algo que tiene muy presente, porque además si se perdió fue por los resultados que arrastraba el equipo antes de que llegara él. Este Madrid es otro y se caracteriza por una regularidad pocas veces vista, ya que si algo arrastraba año tras año eran esas pérdidas tontas de puntos, dando tumbos, sin una constancia en los resultados. Todo eso acababa en el gran déficit de los blancos en el siglo XXI: perder la Liga.
Lo que Zidane no aprendió
Zidane aprendió muchas cosas de Ancelotti, su primer entrenador en la campaña 2013/14. En el fútbol del francés, y en la forma de llevar el vestuario, se notan cosas que le enseñó el técnico italiano. Pero lo que no aprendió el francés fue esos tumbos que mencionábamos. Si algo caracteriza a Ancelotti es que de regular tenía poco. El actual técnico del Bayern solo ha ganado tres ligas en 20 años en los banquillos: con el Milan en 2004, con el Chelsea en 2010 y con el PSG en 2013. Estos datos demuestran el gran problema del italiano. Y del que no se contagió Zidane.
Este Madrid ha completado el mejor arranque de Liga. Tres victorias de tres partidos. Nueve de nueve en puntos. En las últimas seis temporadas, solo una vez consiguió ganar los tres primeros partidos, casualmente el año en el que Zidane estaba en el banquillo, de segundo de Ancelotti. Este dato es muy poco común en el Real Madrid, ya que cada temporada tenía ese lastre. Las pérdidas de puntos en las primeras jornadas acababan después siendo decisivas al final del torneo. Por eso Zidane lanzó el mensaje tan claro que no había que despistarse. Si se quiere ganar la Liga, hay que estar al 100% desde el inicio.
En los tres primeros de la anterior temporada, el Madrid de Benítez perdió puntos en la primera jornada en Gijón. Y ese era el inicio más meritorio hasta el actual. En 2014, con Ancelotti en su segundo año, los blancos cayeron en Anoeta (4-2) y ante el Atlético (1-2) en la segunda y tercera jornada respectivamente. Quien no consiguió nunca el pleno en los tres primeros partidos fue Mourinho. Ni en 2010, que arrancó con un empate en Mallorca; ni en 2011, su mejor año con la Liga de los 100 puntos, que cayó ante el Levante en la tercera jornada; y ni en 2012, con un arranque desastroso, empatando en la primera jornada ante el Valencia y cayendo en la segunda en Getafe.
Pero además de los resultados, que lógicamente son los que cuentan, también están las sensaciones. En 2013 el Madrid también ganó sus tres primeros partidos, ante Betis, Granada y Athletic, pero la forma de hacerlo fue diferente. Dos los ganó por la mínima y en todos dejó dudas, ganó casi por inercia, por nombre. Este Madrid es diferente. Goleó en el siempre difícil Anoeta y a Osasuna, y ganó un partido difícil al Celta de Vigo. Entonces fueron seis goles a favor y dos en contra (+4) y ahora son diez tantos a favor, tres en contra (+7).
Para ganar una Liga hay que hacer muchas cosas bien. Hay que ganar a los rivales directos, hay que vencer en los campos difíciles pero, por encima de todo, hay que estar 38 partidos bien. No se ganarán todos los encuentros, es imposible, pero sí se debe tener un equipo que esté mentalizado que el torneo se gana en mayo, pero también en febrero, noviembre y septiembre. Y eso es lo que está consiguiendo Zidane, acabando con el problema instaurado en el club blanco (malos inicios de Liga) y corrigiendo el defecto de uno de sus padres futbolísticos. Zidane sí es regular, uno de los pocos defectos que tenía Ancelotti.
Ahora bien, la prueba de fuego viene ahora. Vuelve la Champions, el miércoles el Real Madrid se enfrentará al Sporting de Lisboa, y los dos partidos por semana. Y ahí se verá bien si este equipo aguanta. "Son muchos partidos los que nos esperan ahora. Hay que intentar seguir con la buena racha", comentó Zidane en la rueda de prensa tras la goleada a Osasuna. Pero lo que está claro es que el entrenador francés hace lo que dice: 15 victorias consecutivas y un inicio impecable de Liga bien demuestran que la regularidad ha llegado al Madrid. El objetivo ahora es que se quede.
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