Las obligaciones, a menudo, exigen responsabilidades. Y el Atlético, este domingo, necesitaba ganar. No le quedaba otra. La Real Sociedad, el viernes, había hecho sus deberes y le había robado la cuarta plaza. Y eso, ya decimos, obligaba a los colchoneros. De ahí, precisamente, su gran arranque tanto en la primera como en la segunda mitad. Pero también su hambre, su tensión, su orden y su seriedad. El equipo del Cholo no dejó perder la oportunidad. Vio las puertas abiertas y aprovechó la coyuntura. "Que nadie nos robe la Champions", gritó el Calderón, aunque sea mentalmente. Y, de momento, que nadie se atreva a cuestionarlo. Ni siquiera este Valencia de resurrección que llegó al Calderón con el sol de cara y se fue anulado por los locales sin ofrecer ni siquiera un mínimo destello [Narración y estadísticas: 3-0].



El Atlético, posiblemente, no esté en su mejor curso -al menos, en lo que respecta a regularidad-. Eso es así. A estas alturas, después de varios baches y algunos destellos, es una certeza. Pero eso no quiere decir que esté haciendo una mala temporada -aunque pueda ser la peor de la era Simeone-. Todo lo contrario. Haber llegado a las semifinales de la Copa del Rey, estar entre los cuatro primeros clasificados de la Liga y seguir aspirando a ganar la Champions son objetivos nada desdeñables -sobre todo, teniendo en cuenta el pasado del club-. De ahí que el Calderón, cuando algunos hablan de crisis, se ría a su manera: vitoreando al Cholo, acordándose de Fernando Torres -que estaba en el palco después de su incidente contra el Deportivo- y levantándose incluso cuando el frío aconseja quedarse en casa.



Ante ese escenario, idílico incluso en la Liga, el equipo no cambió de parecer. Arrancó muy fuerte, marcó en una contra que condujo Koke y remató Griezmann con un desmarque de puro ‘9’, y sumó ocasiones. La segunda más clara, de nuevo, con el ‘Principito’ como protagonista, que se sacó un bombazo que se marchó cerca del palo. Pero nada más. Al menos, en ataque. Porque en defensa, como es habitual, el Atlético se mostró imperturbable con el Valencia, que no tiró entre los tres palos en toda la primera mitad.



Y, con la tranquilidad esa del que sabe que tiene atado de manos y pies a su rival, el Atlético volvió a repetir estrategia en la segunda mitad. Arrancó fuerte y, nada más comenzar, hizo el segundo. Pero esta vez el turno fue para Gameiro, que condujo el balón hasta la frontal y la colocó en el palo largo. Imparable. Tanto como su compatriota. Porque Griezmann, segundos después, tuvo otra para hacer el tercero. Se plantó delante de Diego Alves, pero el portero le ganó en el primer mano a mano. Porque, tiempo después, sería al contrario y el 'Principito' fusilaría al portero en una contra de libro. En cualquier caso, el Atlético no dio tregua a su rival. Ni en ataque ni, sobre todo, en defensa, donde mantuvo el tipo durante todo el encuentro.

Hizo sus deberes el Atlético, que conserva la cuarta plaza que da acceso a Champions, y no consiguió dar el paso definitivo el Valencia. El equipo de Voro, que venía de sumar tres victorias en los últimos cuatro partidos, se fue del Calderón de vacío, en todos los sentidos: ni dio buena imagen ni sumó puntos. Eso sí, la mejoría con respecto a hace meses es palpable. Y, con eso, al menos a día de hoy, conseguirá salvarse. Más allá de lo que ocurriera este domingo en el Calderón.  

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