Es inevitable que cualquier aficionado -o periodista- saque conclusiones en octubre, diciembre o febrero. Qué se le va a hacer. Sin embargo, da igual lo que ocurra durante esos meses. Lo importante, como decía Luis Aragonés, es lo que suceda en la recta final. Sobre todo, si un equipo consigue mantenerse vivo en las tres competiciones y con opciones de ganar todas ellas. Es el caso del Barcelona, que ha tenido sus rachas -buenas y malas- y sus críticas -correctas e incorrectas-, pero está ahora en su mejor momento, justo después de aplastar al Sevilla y cuando se deciden todos los títulos. Y, además, con la MSN (dos goles de Messi y otro de Suárez) en plena forma [narración y estadísticas: 3-0].



El buen momento azulgrana contrasta con la situación que vive el Sevilla. Durante algún tiempo, el conjunto hispalense estuvo de moda y se postuló como posible candidato a todo. Y lo hacía con argumentos: jugaba bien, ganaba sus partidos y recibía las loas de medio mundo. Sin embargo, todo eso se terminó pronto. Después de las Navidades, y con los cuartos de final de la Champions a la vuelta de la esquina, se cayó. De repente, pegó el bajón. Quedó eliminado por el Leicester en Europa y empezó a sumar resultados negativos en Liga, donde no gana desde el 2 de marzo (1-0 ante el Athletic). Después, tres empates y dos derrotas.



Cayó el equipo de Sampaoli –con él como cabeza visible del bajón- y al mismo tiempo creció el Barcelona. Luis Enrique anunció su marcha a final de temporada y el equipo reaccionó remontada mediante contra el PSG (6-1). Y, a estas alturas, la realidad es que el conjunto culé tiene a su disposición la posibilidad de ganarlo todo. Y, además, con argumentos: jugando como lo ha hecho siempre, al toque; con un sistema que honra a la entidad, ese 3-4-3 que ha recuperado ‘Lucho’; y con la MSN en racha, con Messi (dos goles) y Luis Suárez (otro) anotando ante el Sevilla, y Neymar en su mejor momento de la temporada.



A todo esto hay que incluirle una variable ausente durante toda la temporada: Iniesta. El manchego, que ha estado ausente durante muchos partidos de esta temporada (ya sea por lesiones o por su bajón físico), ha recuperado su mejor nivel. Y lo ha hecho junto a los mismos hombres con los que Luis Enrique firmó su triplete: Busquets y Rakitic, que tras unos meses de dudas (e incluso de llamadas desde Manchester), renovó y está siendo una pieza clave en este final de temporada.



Esa es la realidad de un Barcelona que opta a todo y que además suma exhibiciones en este final de temporada: tres victorias consecutivas (con 11 goles a favor) y con Suárez a su mejor nivel. En última instancia, contra el Sevilla, anotando un gol de chilena de esos que pasan a engrosar la lista de mejores de la temporada. Con todo eso, el equipo de Luis Enrique cree. Y, además, lo hace con argumentos. Qué más se puede pedir.

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