Hace poco más de dos meses, Vermaelen explotó: “No puedo jugar ni con el Barça B porque la legislación española no lo permite. Esta situación es lamentable”, aseguró. El defensa, entonces, había tocado fondo: el club no le dejó irse en verano y Valverde no le aseguraba minutos en el primer equipo. Pero se resignó: “Están contentos conmigo”. Y esperó. Sin quejarse, cada mañana, se levantó con la esperanza de que algo cambiara. Hasta finales de noviembre, cuando ha recibido la oportunidad de volver a ser importante: fue titular frente al Valencia por la sanción de Piqué y la baja de Mascherano, y volvió a entrar ante el Celta (2-2) para sustituir a Umtiti, que se lesionó el bíceps femoral del muslo derecho y estará dos meses en el dique seco.



El belga tendrá su oportunidad este diciembre. Las ausencias de Umtiti y Mascherano le abren las puertas de par en par. Vermaelen, como mínimo, será titular contra el Sporting de Lisboa, el Villarreal y el Deportivo. Es decir, por delante tendrá cuatro encuentros para ganarse el puesto y demostrar su valía en el Barcelona, donde, desde 2014, sólo había disputado 21 partidos hasta esta temporada. Muy poco para un jugador que aterrizó en la Ciudad Condal por 10 millones de euros (más cinco en variables) y que se perfilaba como uno de los grandes activos de futuro del conjunto azulgrana.



Su carrera, sin embargo, se torció por las lesiones. Vermaelen no debutó hasta el último partido de su primera temporada como culé y ha vivido una pesadilla desde entonces. Sus reiteradas ausencias y sus idas y venidas se tornaron el pesadilla para el belga, que se resignó e incluso buscó hueco fuera de España: la temporada pasada estuvo cedido en la Roma. Pero ni así. Tras llegar de Italia, quiso salir del Barcelona. Habló con la directiva y le pidió irse este verano, pero no le dejaron marchar ante la ausencia de jugadores en esa parcela del campo.

Vermaelen, durante su partido contra el Valencia. EFE



“Hablé con el entrenador (Valverde) y están contentos con la forma en la que me entreno. Está claro que un club como el Barcelona no tiene suficiente con 3 centrales, necesitan 4 ó 5. Pero por una lesión o una sanción puedo volver a las convocatorias. Las cosas no van bien, pero esto va rápido y la semana que viene puede ser diferente”, declaró, resignado, a principio de temporada. Y, finalmente, esa coyuntura se ha dado.



Vermaelen tuvo que entrar como titular contra el Valencia (1-1) por la sanción de Piqué y cumplió con creces su función. Valverde acabó contento y volvió a contar con él tras la lesión de Umtiti contra el Celta. El francés, uno de los jugadores que mejor lo estaba haciendo hasta ahora, se quedó clavado en una carrera con Aspas que acabó en gol de Maxi. Después, entró el belga y el Barcelona no consiguió pasar del empate en un encuentro que ha permitido a sus rivales recortar distancias. El Atlético, por ejemplo, con una importante victoria ante la Real Sociedad (2-1). 



Esta circunstancia le puede llevar también a jugar el Clásico contra el Madrid del próximo 23 de diciembre (13:00 horas). Pero, eso sí, su titularidad en el Bernabéu se la ganará en los partidos previos. Mascherano, en teoría, ya debería estar de vuelta para entonces, pero llegaría muy justo y tras regresar de lesión. Por tanto, lo más probable es que el belga se encuentre ante la oportunidad de su vida para jugar un partido del máximo nivel.



Esta situación también podría suponer la permanencia de Mascherano en el Barcelona –pensaba marcharse a China este invierno para tener minutos y acudir al Mundial– e incluso forzaría al conjunto azulgrana a fichar un central en enero. Eso sí, todo dependerá de cómo juegue Vermaelen. Si el belga cumple y no se lesiona, el Barcelona podría apurar la temporada con los centrales que tiene. Todo dependerá de él. ¿La fecha límite para valorarlo? El próximo 23 de diciembre, en el Bernabéu, frente al Madrid y con la Liga en juego. No puede haber mayor oportunidad. O marrón. Ya se verá.

Vermaelen, durante un partido con el Barcelona. EFE

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