Gerard Piqué es un clásico en las páginas más polémicas de cada año en el fútbol español. En los últimos años hay muchas cosas que se repiten en este deporte y una de ellas es la de ver al central del Barcelona aparecer por los medios de comunicación para lanzar su discurso, siempre medido. Él mismo reconoció que le encantaba calentar el ambiente. "Cada vez que hago algo sé la repercusión que va a tener", dijo hace dos años. "No tengo intención de cambiar, me lo paso bien", añadió. Y no, no ha cambiado.
Piqué es de esos futbolistas que al aficionado del Camp Nou le encanta porque protege a su equipo, da la cara por los colores y siente al Barcelona como propio. Defiende al club y su forma de hacerlo es, generalmente, atacando a los dos eternos rivales del equipo azulgrana. La mayoría de las declaraciones de Piqué, lejos de alabar únicamente al Barcelona, se centran en ataques al Real Madrid y Espanyol. Así se ha ganado su fama fuera de los terrenos de juego.
Tras un año en el que guardó silencio, posiblemente por los grandes éxitos del Real Madrid en 2017, Piqué ha recuperado el foco mediático y no por su fútbol, que sin ser flojo sí está bien lejos de su mejor nivel, sino por sus pullas, menosprecios, gestos y palabras contra el Espanyol, el otro gran rival del Barcelona a pesar de que la diferencia futbolística y económica entre unos y otros sea inmensa.
Cornellà-Piqué, una relación de odio
La relación entre los pericos y el central culé siempre ha sido difícil, algo entendible dentro de la rivalidad que existe entre los dos principales equipos de la ciudad de Barcelona (y Cataluña). Desde que regresara al Camp Nou en 2008, Piqué ha sido el azote del Espanyol, que ha llegado incluso a denunciar al jugador. Piqué, así lo ha querido él por su forma de actuar de la que se vanagloria, es pitado en prácticamente todos los estadios de España, algunos como el Bernabéu por la rivalidad deportiva con el Real Madrid, y otros, como Mestalla, Metropolitano o Pizjuán, por sus continuos abrazos al movimiento independentista. Pero Cornellà-El Prat siempre estuvo un pitido por encima.
En el estadio del Espanyol se critica duramente a Piqué y, desde los últimos años, a su familia. Se hizo popular el intolerable cántico de "Piqué, cabrón, Shakira tiene rabo, tu hijo es de Wakaso y tú eres maricón" que se repite en cada derbi disputado en Cornellà-El Prat. Gerard lleva tiempo exigiendo, y con razón, que los que mandan tomen decisiones ante estos gritos. Las cosas no cambian, aunque este domingo no se registró esos insultos hasta que Piqué celebró su gol.
Esa frase humillante contra Piqué y Shakira es tan censurable como tantas otras que inundan los campos del fútbol español, desde el "Cristiano portugués, qué hijo puta es" hasta el "Messi subnormal" pasando por cánticos desagradables contra el Espanyol que se escuchan en el Camp Nou, y que provienen de la 'grada de animación', como "Perico, recuerda, eres una mierda" o "te tiramos Sarriá, fuisteis a la montaña y después te echamos de nuestra ciudad. Rezaremos por tu desaparición".
La venganza de Piqué
Estos últimos derbis catalanes (tres, dos en Copa y uno en Liga, con una victoria para cada equipo y un empate) han sacado una nueva faceta de Piqué. Ahora se dedica a dar carnets de identidad y a decidir quién es barcelonés y catalán. Piqué aseguró que "el Espanyol está cada vez más desarraigado de Barcelona" porque "tiene un presidente chino" y su estadio está entre Cornellà y El Prat de Llobregat, dos localidades del Área Metropolitana de Barcelona, a escasos kilómetros de la capital.
Es otro paso más en su cruzada contra el Espanyol, al que lleva semanas ninguneando llamándole, en tono de desprecio, "Espanyol de Cornellà", cambiando el nombre de un equipo con 117 años de historia (solo uno menos que el Barça) y que lleva el nombre de Barcelona hasta en su escudo. Además de mandar callar a la grada, a lo que el catalán dijo que "era lo menos que podía hacer", Piqué ha entendido que la mejor respuesta (y venganza) a los insultos de parte de la grada de Cornellà-El Prat es utilizar argumento de superioridad en el que él elige quien es de un lado y de otro.
El club perico denunció que el defensor azulgrana tenía un "tono claramente despectivo hacia estas ciudades", dejando entrever que Piqué atacaba a estas localidades por alejarse de la idea nacionalista de Piqué. Allí, por ejemplo, el independentismo no llega ni al 25% de los votos, mientras que el bloque constitucional alcanzó en las últimas elecciones catalanas un 65% de los votos. "Son ciudades de familias trabajadoras y luchadoras, con raíces familiares en toda España, un ejemplo de integración y progreso", rezaba el comunicado que el Espanyol lanzó tras la eliminatoria de Copa, donde le acusaba de "flirtear con la xenofobia".
No han sido pocos los que le han recordado a Piqué que al Barcelona no le fundó un catalán, sino un suizo (Hans Gamper), y que, entre otras tantas cosas, en los años en los que él está jugando de azulgrana, su club ha estado a merced del dinero de la dictadura de Qatar, así como ahora tiene a un anunciante japonés (Rakuten, al que el propio Piqué consiguió) como principal sponsor.
El ADN catalán (y barcelonés) según Piqué
En el fondo, la idea de Piqué de que para ser de Barcelona el equipo tiene que tener un presidente catalán, tiene que compartir el discurso nacionalista o tiene que tener en cuenta el llamado "sentimiento catalán". En cambio, Gerard, que considera que el Espanyol es de Cornellà por jugar allí, no habla de su equipo como de Sant Joan Despí, a unos 15 kilómetros de la capital, donde el Barça hace su vida diaria al tener allí su ciudad deportiva.
Y si nos vamos al plano deportivo, el equipo con más catalanes en sus filas es el Espanyol y no el Barça. El conjunto perico salió al derbi de este domingo con seis catalanes en su once (Marc Navarro, David López, Aarón Martín, Sergi Darder, Víctor Sánchez y Gerard Moreno). Los culés, en cambio, solo sacaron a dos: Piqué y Busquets.
Sorprende esta actitud tan provinciana de Piqué con la imagen cosmopolita que siempre dio él, una figura internacional, conocido en todo el mundo. Llegó incluso a decir que sus hijos eran "colombianos, libaneses, catalanes y españoles", mezclando sus orígenes y los de Shakira. Es por ello que acusar ahora al Espanyol de no ser barcelonés por tener un presidente chino es algo chocante.
Todo entra dentro del juego de un Piqué al que nunca nadie le ha parado los pies. Granero le señaló el camino. "Cuando quieres que te respeten, primero respeta tú", le dijo el jugador del Espanyol. No es una cuestión exclusiva de la rivalidad, sino de modales. "A Iniesta le aplauden allá donde va y eso es por algo", recordó Granero. Así es. Todos deben controlarse. Los que insultan gravemente en las gradas y los que provocan desde el césped.