Tenía que ser Piqué, el jugador al que le encanta la polémica, el futbolista que denigró al Espanyol en los últimos días, quien fuera el protagonista de un derbi catalán muy tenso. Gerard marcó en el tramo de final del partido, ponía el empate y se encaró con la grada. Les mandó callar, les sacó los cuernos, provocó a la hinchada... [Narración y estadísticas: Espanyol 1-1 Barcelona]
En mitad de una batalla naval, con el césped de Cornellà-El Prat hasta arriba de agua y con barro en algunas zonas, el Barcelona sacó un empate en un derbi en el que no mereció tanto. Piqué evitó la primera derrota del Barça en esta Liga y tal y como fue el guión del encuentro, se dio la sensación de que los culés acabaron venciendo. Al margen de la clasificación, en la que los azulgrana aún pinchando viven muy cómodamente, el Barça salió vivo de Cornellà.
El derbi catalán era para listos. No iba a ganar el mejor, sino el que mejor aguantara. El partido no estaba para alardes. Ni Messi fue capaz de hacer algo. Salió en la segunda parte pero las condiciones no ayudaban nada. Sorprendió que uno de los jugadores claves del Barcelona este año, el portero Ter Stegen, no se enterara de lo que allí había.
El alemán siguió jugando como siempre, en corto, cuando la única salida era quitarse el balón de encima. Por esa forma de jugar se ganó, con razón, una bronca de Valverde. Lejos de corregir, siguió y a partir de ahí vino el gol del Espanyol. Los pericos robaron el balón en el centro del campo, Sergio García lo cogió y allí regaló a Gerard Moreno un gol que demostró que este Barça es humano.
La asistencia de un ídolo blanquiazul como Sergio García bien la pudo firmar David Beckham en sus buenos tiempos. Fue un regalo para un Gerard Moreno inconmensurable, el mejor del derbi, un delantero que pide a gritos una internacionalidad. Con un cabezazo, ante la mala marca de Piqué y Digne, Moreno puso el 1-0.
Para desgracia del Espanyol, el castigo le llegó con la figura de Piqué. Si ya el empate dolía, porque llegó en el tramo final, que fuera el central catalán el que marcara fue peor. Un cabezazo a la salida de una falta (que no era) enmudeció Cornellà. El central culé, más que celebrar el gol se fue a provocar a la afición del Espanyol: mandó callar, hizo gestos de cuernos y calentó el derbi. Piqué estaba en su salsa.
Ahí se acabó el duelo, que terminó con 10 minutos intensos en los que al árbitro Gil Manzano se le fue por completo. Gerard Moreno, como buen perico y cabreado por la celebración de Piqué, se calentó, se tomó la justicia por su mano y atropelló a Gerard.
El Barça sigue invicto en Liga. Cede dos puntos, pero no es ningún problema para su Liga. Seguirá sacando 19 puntos al Real Madrid y, a falta de lo que pase en el Atlético de Madrid - Valencia, sigue teniendo un colchón de cuatro partidos en Liga. El equipo de Ernesto Valverde sigue siendo indestructible.