El Alcorcón marcó un gol en Soria y otro en casa frente al Nàstic. Estaba terminando el verano. Más tarde, anotó en Sevilla, ya entrando en el otoño, y luego en casa le hizo un gol al Elche y otro al Mirandés. El resto es una melancolía absoluta. Cinco goles en trece partidos. Y se acerca el duro invierno.
Julio Velázquez, que ha hablado para este periódico, es el entrenador desde la décima jornada, en la que sustituyó a Cosmin Contra. Desde su llegada, cuatro partidos: 'cerocerismo' en Santo Domingo frente al Almería, derrota por 1-0 en Mallorca, victoria 1-0 en casa ante el Mirandés y nueva derrota por el mismo resultado en Getafe. Un gol en cuatro partidos. Peor porcentaje incluso que su antecesor. Ocupa la penúltima posición, en zona de descenso, a dos puntos de la salvación. Ha comenzado la lucha por sobrevivir sin meter goles.
"El fútbol es más complejo, el fútbol es un todo. Las situaciones hay que analizarlas en su globalidad", comenta para EL ESPAÑOL el entrenador salmantino. La herencia recibida no fue la mejor posible, eso es cierto. Contra nunca se hizo con las riendas de un equipo que se tambaleaba tras la marcha al Levante de su entrenador –que había renovado meses antes–, Juan Ramón López Muñiz, al final de la temporada pasada, en la cual rozó con la punta de los dedos un nuevo playoff.
Lo cierto es que el discurso desde el club, tanto en las oficinas, como en el césped, pasando por el jefe del banquillo, es de optimismo. La temporada, como quien dice, está comenzando ahora. Los métodos aún están aterrizando en la cabeza de los que tienen que resolver la papeleta: los futbolistas. "Los goles encajados, para un equipo que se encuentra en la parte baja de la clasificación, es una cantidad normal, incluso se puede considerar como positiva", indica Velázquez. "Respecto a los goles anotados: está claro que cuando llegamos el equipo estaba teniendo muchísima dificultad para materializar. Por generar poco y por materializar poco. En eso estamos incidiendo".
Objetivo, la permanencia
Tiene razón el entrenador del Alcorcón. Los once goles encajados solo los mejoran el Oviedo (7), el Reus (9), el Levante (10), y los iguala el Valladolid. Ganar por la mínima sería ahora mismo la panacea. "Firmaba en cualquier sitio ganar las 42 jornadas 1-0 y 0-1. Obviamente, eso es imposible porque a esto se gana, se empata y se pierde", explica el técnico, tranquilo pero sintiendo ya la responsabilidad sobre sus hombros. "Estamos intentando generar de manera más convincente situaciones y recursos cerca del área rival y que eso nos permita tener más acierto de cara a puerta. Porque al final se trata de tener un equilibrio entre los goles marcados y los goles encajados".
Tal y como opinan desde los despachos del club, para haber anotado cinco goles en cinco partidos diferentes, demasiados puntos han logrado. Trece es casi un milagro –optando realmente a quince–. "No hay que volverse loco con esta situación. Para los goles que ha marcado el equipo, la cifra de puntos es excepcional. Entonces, mejor es imposible. Se trata de mejorar esta situación, pero si entrar en ansiedades absurdas".
A ese clavo se agarran: en cuanto los chicos acierten con la portería, la 2ªB se alejará. La tensión, en cambio, no se marcha con solo este pensamiento. "Coger a un equipo en posiciones de descenso es muy complicado. No hay que caer en el error de pensar que ganando tres partidos seguidos sales de ahí. Es casi imposible ganar tres partidos seguidos. Y ganar dos, también", observa con crudeza Julio Velázquez. "De lo que se trata es de establecer un camino muy concreto, basado en darle mucha importancia al trabajo diario, al proceso general, y que eso se vea traducido en la competición. El objetivo marcado por la dirección es la permanencia y se trata de conseguir la permanencia en la jornada 42, que suele estar cifrada en los 50 puntos en esta liga de 22 equipos".
Es importante recalcar, por el significativo valor de los cinco goles en trece partidos, el origen de los mismos y el nombre de los autores: cuatro fueron de David Rodríguez y el otro del argentino Fede Vega –formado en River Plate–. En otras palabras, como al talaverano David Rodríguez le entre un resfriado –se acerca el duro invierno–, en Alcorcón van a tener que llamar urgentemente al 112, a los geos, a la legión, al Tribunal de Estrasburgo o al séptimo de caballería. Poco debate puede abrirse ante el mejor delantero del equipo, con más de un centenar de goles en la categoría.
Eso sí, quizá los aficionados se quedarían más tranquilos si toda la plantilla se colocara en fila india para disparar a puerta durante tres horas en cada entrenamiento. Aunque parece que no es viable y no es fácil sacar al entrenador de su seriedad y sentido común ante un tema tan delicado – sumergirse en la 2ªB no es ninguna broma–: "Si estuviéramos tres horas tirando a puerta, al final habría sobrecargas y el jugador no estaría en condiciones de competir. Lo llevamos con más tranquilidad. Intentamos que ataquen todos y defiendan todos, no es un problema exclusivo de los jugadores más avanzados. Hay que intentar mecanizar situaciones que nos lleven más cerca de la portería rival".
Se recomienda seguir la pista a esta lucha por la supervivencia del Alcorcón –este sábado reciben al Reus, una de las sorpresas del año–, con la peor puntería de todas las categorías profesionales y semiprofesionales del fútbol español. Cerca del precipicio del descenso, trece partidos, cinco goles a favor, once en contra, pero, como recalca Julio Velázquez: "Cero ansiedades".
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