“Las conclusiones del informe (del sistemático dopaje de estado en Rusia) son demoledoras, y un ataque imprecedente a la integridad del deporte y de los Juegos Olímpicos. Así pues, el Comité Olímpico Internacional no dudará en tomar las más duras medidas necesarias contra cualquier individuo u organización implicada”. Las palabras las pronunció el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, apenas una hora después de que la comisión de investigación de la Agencia Mundial Antidopaje presentara las conclusiones de la investigación sobre el sistema de dopaje de estado ruso.
Horas después de que la AMA presentara la demoledora investigación, que acusa al Ministerio de Deportes ruso de dopaje de estado sistemático entre los años 2011 y 2015, el COI anunció una reunión extraordinaria de su Comité Ejecutivo para decidir las sanciones a aplicar ante un escándalo que deja pequeño el de los atletas rusos denunciados en un documental este otoño. Sobre la mesa, dos opciones: la defendida por la propia AMA, decenas de Comités Olímpicos Nacionales o Agencias Nacionales Antidopaje, que claman por la suspensión inmediata de todos los deportistas rusos y piden que se les impida participar en los Juegos de Río, o la opción de los que sostienen –con el propio presidente ruso Vladimir Putin a la cabeza- que no se puede culpabilizar a todo un país del presunto dopaje de unos cuantos, que señalan que no todos los deportistas ni todas las disciplinas olímpicas han dado positivo, según el informe.
La decisión se tomará el martes por la mañana en la capital del olimpismo, Lausanne, con la vista puesta en los Juegos de Río, que comienzan en 17 días. El Comité Paralímpico Internacional, en vista de que algunos de los casos de dopaje tapados por Rusia en los últimos años afecta a paratletas, también se ha mostrado en shock, y ha anunciado que anunciará medidas y sanciones en los próximos días.
El informe McLaren, encargado en abril por la AMA a tres investigadores independientes, es demoledor para el deporte, y expone, “con evidencias fuera de toda duda razonable”, el dopaje “sistemático y organizado por el estado” de los atletas rusos desde el año 2011. La investigación pone de manifiesto que “el Ministerio de Deportes ruso, ayudado por la Policía Secreta rusa (FSB), puso en marcha un sistema de enmascaramiento de los casos de dopaje de deportistas rusos, gracias al cambio de muestras en los laboratorios donde éstas se analizaban”.
Tras la publicación del Informe, la AMA ha pedido formalmente al COI que “excluya a Rusia y a todos sus deportistas de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Río”. Además, pide al organismo deportivo y al Comité Organizador de los Juegos de Río que cualquier inscripción excepcional de un atleta ruso debe ser considerada por el COI y el CPI para la participación bajo una bandera neutral y de conformidad con criterios muy estrictos". La AMA también solicita “que a los funcionarios del Gobierno ruso se les niegue el acceso a todas las competiciones internacionales, incluyendo Río 2016".
Por su parte, la Agencia Antidopaje española (AEPSAD) ha manifestado la “extrema gravedad de los hallazgos expuestos en el Informe McLaren, que afectan a la credibilidad del deporte y suponen un momento crucial en la lucha contra el deporte a nivel internacional”, constatando la necesidad “de adoptar las medidas oportunas proporcionales a la gravedad de los hechos descritos en el Informe”. Similar postura a la de la Agencia Antidopaje estadounidense, que lleva varios días reclamando que se prohíba a los deportistas rusos participar en competiciones internacionales.
Los que defienden que no se puede juzgar a un país entero señalan, por su parte, que no todos los deportes aparecen en el Informe McLaren, y que por tanto será difícil de justificar prohibir a todos los deportistas de un país competir en un evento como los Juegos. La decisión no se demorará más de un día, con las vistas de medio planeta puestas en el estadio de Maracaná en Río el 5 de agosto.
Un sistema “simple, eficaz y efectivo”
El informe McLaren denuncia el “simple, eficaz y efectivo” sistema puesto en marcha por el viceministro de Deportes, por el cual los atletas rusos no tenían que preocuparse por los controles que hacía la agencia antidopaje rusa, RUSADA, fuera de competición, ya que técnicos del Ministerio, ayudados por la policía secreta –ex KGB- cambiaban las muestras de atletas que daban positivo por otras de un banco de orina “limpio”.
El encubrimiento sistemático y apoyado por el estado de los deportistas dopados comenzó después de los Juegos de Vancouver 2010, cuando los resultados de Rusia fueron mucho peores de lo esperado y el propio presidente ruso, Vladimir Putin, encargó a su mano derecha y ministro de deportes, Vitaly Mutko, que le ahorrara semejante vergüenza en los Juegos que se celebrarían en su país cuatro años más tarde.
Dicho y hecho. Según el informe, Mutko nombró entonces a un viceministro, Yuri Nagornykh, que se encargó de poner en marcha un sistema, “operado por el laboratorio antidopaje de Moscú, para proteger a los atletas rusos, reemplazando sus muestras positivas por otras, falsificadas, negativas”. Un sistema “controlado, dirigido y supervisado por el Ministerio de Deportes ruso, ayudado por la policía federal y la agencia antidopaje rusa”.
Desde la puesta en marcha de este sistema, en 2011, y hasta 2015, Rusia tapó 643 muestras positivas de atletas de diferentes deportes. “No se trata solo del atletismo, estamos hablando de prácticamente todos los deportes”, explicó el propio MacLaren en rueda de prensa.
El sistema de cambios de muestras puesto en marcha durante los Juegos de Sochi, implicaba que se introducía en el laboratorio orina “limpia” y se manipulaban las muestras de los atletas rusos que habían dado positivo para cambiar la orina “positiva” por otra “limpia”. Aunque el informe no da nombres de atletas ni resulta factible volver a analizar las muestras de Sochi –porque las muestras fueron alteradas-, Grigory Rodchenkov, el director del laboratorio antidopaje ruso por aquel entonces, denunció que hasta 15 medallistas rusos en Sochi habrían dado positivo, cuatro de ellos medalla de oro.
Según el informe, “el 54% de los atletas rusos dieron positivo pero el viceministro dio personalmente la orden de que se cambiaran sus muestras por otras limpias”.
El sistema de dopaje no se limitó a los Juegos de Sochi, sino también a otras competiciones de alto nivel internacional celebradas en Rusia en los últimos años, como el Mundial de Atletismo de Moscú 2013, o el Mundial de Natación de Kazan de 2015.