Primera y gol. El running back de los California Golden Boys recibe el balón y echa a correr. Supera la línea de scrimmage sin oposición y enfila las seis yardas finales del campo para convertir el touchdown. En el último instante, a la desesperada, se cruzan dos defensores que intentan derribarlo. Valiéndose del último recurso posible, el número 4 salta para superar a sus rivales y conseguir el tanto, como si se tratase de una carrera de vallas. 'Vuela' y anota, con la mala fortuna de ser golpeado cuando está en el aire. Ya no controla la caída y se da un espaldarazo terrible contra el suelo. El casco protector sale disparado al mismo tiempo que el cuerpo del atacante queda petrificado, con los brazos rígidos y la mirada perdida.
Era el 7 de noviembre de 2009 cuando a Jahvid Best se lo llevaron del terreno de juego inmovilizado en una camilla. Ese día comenzó un auténtico calvario para su prometedora carrera en el mundo del fútbol americano. Tras un sinfín de contusiones y pruebas neurológicas, Best se vio obligado a renunciar a la NFL (Liga Nacional de Fútbol por sus siglas en inglés). Pero tras el prematuro adiós, el ex de los Detroit Lions desempolvó las zapatillas de clavos y regresó al tartán. En Río firmará un hito histórico: ser el primer deportista con experiencia previa en el fútbol americano –junto con el Patriot Nate Ebner– que compite en unos Juegos Olímpicos de verano. Lo hará representando a Santa Lucía y en los 100 metros, al lado de estrellas del calibre de Usain Bolt o Justin Gatlin.
Jahvid Best, velocista en su etapa universitaria en California, fue seleccionado por los Detroit Lions en la primera ronda del draft de 2010. Sus virtudes atléticas, especialmente la rapidez y habilidad, prendaron al que sería su entrenador, Jim Schawrtz: “Algunas personas ven vídeos para adultos en su ordenador. Yo entré en Youtube y vi los mejores momentos de Jahvid. Eso fue lo que consiguió excitarme”.
Best finalizó la temporada de rookie con unos números decentes (555 yardas y 4 touchdowns en 16 partidos), pero en su segundo año en la liga, el via crucis llegó al punto más álgido. El 16 de octubre de 2011, el running back sufrió una nueva contusión -la tercera en dos años- en un choque ante un defensor de los San Francisco 49ers. Esta vez sería la definitiva. Best fue colocado en la lista de reservas lesionados debido a los síntomas que le dejó el golpe, pero ya no volvería a jugar nunca más.
Tras un año entero de pruebas médicas, el ex de los Lions no pasó un determinante análisis neurológico. Con la amenaza de la CTE patente, una enfermedad cerebral originada por los fuertes choques entre los jugadores de fútbol americano, Best se acabó retirando después de meses de presión por parte de sus familiares. Con solo dos temporadas en la liga, se quedó sin la pensión vitalicia que otorga la NFL a los que 'sirven' tres años.
Predestinado a engrosar una interminable lista de jugadores retirados por culpa de motivos de salud, Best fue capaz de sobreponerse a la crueldad del deporte para encontrar una rendija que le ofreciese una segunda oportunidad. Regresó a las pistas de atletismo y consiguió entrar en ALTIS, un centro de alto rendimiento para atletas situado al norte de Phoenix, Arizona.
Y tantos años de trabajo comenzaron a dar sus frutos. El pasado 16 de abril, en un pequeño meeting celebrado en la Universidad de California, Best corrió los 100 metros en 10,16 segundos (+1,9 m/s), la marca mínima estipulada por la IAAF (Federación Internacional de Atletismo por sus siglas en inglés) que le otorgaba un billete directo a Río de Janeiro. Sin embargo, el director de la reunión no tenía pensado enviar las marcas realizadas en la competición al máximo organismo atlético. Hubo que esperar hasta junio, cuando esos 10,16 segundos fueron ratificados oficialmente.
Solventado el primer escollo burocrático, el asunto de la nacionalidad entró en contienda. Jahvid Best nació en Estados Unidos, por lo que se le consideraba atleta norteamericano aunque no había participado nunca en un campeonato internacional. Ese fue el vacío legal al que se agarró. Como su padre nació en Santa Lucía, una pequeña isla en el Caribe, ambos poseen la doble nacionalidad. En vez de enfrentarse a los durísimos trials estadounidenses, con velocistas mucho más rápidos, Best econtró 'asilo' en el país de su progenitor.
A los 27 años, Jahvid Best ha sido seleccionado la semana pasada por la delegación de Santa Lucía para competir en los Juegos Olímpicos de Río. “Es un gran logro para mí, pero esto es solo el comienzo. Llevo dos años como profesional en este deporte y planeo estar mucho tiempo”, confesó el ex running back en declaraciones recogidas por NbcSports.
De abandonar el fútbol americano por la puerta de atrás, a colocarse en los tacos de salida de la prueba que más expectación suscita en el mundo del deporte. Best tendrá que hacer, de nuevo, lo que mejor se le da: correr lo más rápido posible, con la única salvedad de que a su lado estarán los Usain Bolt de turno y no dos armarios empotrados que quieran placarlo. “Por encima de todo estoy emocionado de salir ahí y hacer sentir orgullosos a mi país y a mi familia”.
La NFL, cantera olímpica
En la ciudad brasileña también habrá todo un vencedor de la SuperBowl. Nate Ebner, saefty de los New England Patriots, campeones en 2015, fue incluido recientemente en la lista definitiva del equipo estadounidense de rugby 7. Ebner, que creció en el mundo del rugby –con 17 años se convirtió en el más joven de la historia en disputar un partido con la selección de su país–, fue drafteado en 2012 por la escuadra de Bill Belichick, quien esta temporada le concedió un permiso de ausencia para conseguir un billete olímpico.
En ese combinado norteamericano, también han sido seleccionados Perry Baker, quien formó en las filas de los Philadelphia Eagles como running back apenas una temporada donde estuvo lesionado de la rodilla; y Carlin Isles, que firmó en diciembre de 2013 con los Detroit Lions sin llegar a debutar, y que es conocido como “el hombre más rápido del rugby” –tiene una marca de 10,15 segundos en los 100 metros.
Aunque Jahvid Best y Nate Ebner sean los primeros jugadores con un considerable bagaje previo en la NFL que competirán en unos Juegos Olímpicos de verano –Herschel Walker participó en los Juegos de invierno de Albertville 1992–, muchos deportistas actuales de fútbol americano han realizado incursiones en diversas modalidades olímpicas.
Marquise Goodwin, antes de convertirse en wide reciver de los Buffalo Bills, compitió en la cita olímpica de Londres, donde terminó 10º en salto de longitud. Tras el final de la temporada de fútbol americano, Goodwin regresó a las pistas. Sin embargo, una lesión en los isquiotibiales durante la clasificación en los trials estadounidenses le privó de ganarse una plaza olímpica. A esa competición llegaba con la mejor marca mundial del año (8,45 metros).
Otro que estuvo en Londres pero no estará en Río es Jeffery Demps. El exjugador de los Tampa Bay Buccaneers e Indianapolis Colts integró el relevo 4x100 de EEUU en la capital británica, donde batieron el récord nacional en las semifinales. Demps no corrió la final, en la cual el equipo americano consiguió una medalla de plata que posteriormente les quitarían por el positivo de Tyson Gay. En los trials de este año, Demps quedó eliminado en la primera ronda de los 100 metros.
Tampoco competirá en Río Jarryd Hayne, antiguo running back de los San Francisco 49ers, que a punto estuvo de conseguir una plaza en el equipo de rugby 7 de Fiyi.