Usain Bolt dijo adiós a los Juegos Olímpicos con una nueva medalla de oro -y ya van nueve. El mejor atleta de todos los tiempos volvió a cruzar la línea de meta sin nadie por delante y desplegó su enésimo show sobre una pista de atletismo, esta vez acompañado de sus compañeros de relevo: Asafa Powell, Yohan Blake y Nickel Ashmeade. El baile jamaicano contagió al Estadio Olímpico de Engenhao.
El extraterrestre Bolt quería ser inmortal, y con su tercer triplete consecutivo (100, 200 y 4x100), la leyenda se ha erigido hasta lo inalcanzable. Hacerle sombra al hombre más rápido de siempre, que cumple 30 años este domingo y vislumbra el día de su retirada, semeja en la actualidad una osadía impensable para cualquier ser humano.
Jamaica demostró una vez más por qué la pequeña isla situada en el Caribe es la reina de la velocidad mundial: los velocistas jamaicanos se impusieron en el relevo corto con un tiempo de 37.27 segundos. La carrera llegó igualada hasta la última posta, pero cuando Bolt recogió el testigo, el metro de ventaja se convirtió en un abismo. El equipo japonés realizó una actuación soberbia (37.60, récord asiático), superando a la potente Estados Unidos, con Gatlin, Bromell, Gay y Rodgers que posteriormente serían descalificados por entregar antes de la zona preestablecida, en beneficio de Canadá, que se llevó la medalla de bronce.
Los de Río de Janeiro han sido los últimos Juegos Olímpicos para un Usain Bolt que tras finalizar la correspondiente vuelta de honor se arrodilló sobre la pista y besó el tartán. Una despedida con su tercer baño de oro. En esta competición se ha mostrado más humano que nunca, ganando los 100 (9.81s) y los 200 (19.78s) con sus peores registros en una final, pero tan imbatible como siempre. Llegaba en un gran estado de forma, pero las piernas ya no le van tan rápido como en 2008 ó 2009, cuando destrozaba los récords mundiales a su antojo.
Usain Bolt -junto con Michael Phelps- deja medio huérfano a los Juegos. Su leyenda quedará grabada como una de las grandes páginas de la historia del deporte, y sobre sus marcas sobrevolará un aura de imbatiblidad por muchos años. Quizá puede que para siempre.
La agonía de las relevistas estadounidenses
En la carrera femenina, el oro fue para el cuarteto estadounidense (Tianna Bartoletta, Allyson Felix, English Garder y Tori Bowie), pero su camino hasta él tuvo tintes de odisea. En las semifinales, se les cayó el testigo; reclamaron aduciendo que las brasileñas habían invadido su calle; les permitieron repetir la carrera y avanzaron a la final con el mejor tiempo.
Este sábado salían por la retorcida calle uno, pero fueron las que menos perdieron en los intercambios y llegaron primeras a meta, superando a Jamaica (41.36) y a Gran Bretaña (41.77, récord nacional). Una de las integrantes del relevo norteamericano, se convirtió en la primera atleta de la historia en ganar cinco oros -además de dos platas-. 'Chicken Legs', como se le conoce por su estilizada figura, ha disputado las finales olímpicas de 100, 200, 400, 4x100 y 4x400.
Ayana sucumbe al cansancio y a Cheruiyot
Almaz Ayana controlaba la prueba en solitario a falta de un kilómetro para cruzar la línea de meta. Apoyado el su zancada perfecta, cabalgaba hacia su segundo oro en estos Juegos Olímpicos, después de haber ganado el 10.000 de forma aplastante y batiendo el récord del mundo. Pero la etíope midió mal las fuerzas y las piernas no le respondieron. Su gran rival, la keniata Vivian Cheruiyot -plata en los 10.000- obtuvo su venganza: la adelantó y se hizo con la medalla de oro en los cinco kilómetros en pista con una nueva plusmarca olímpica: 14:26.17.
La etíope, que corrió más lenta este 5.000 que el segundo de la final del 10.000, se desfondó hasta la tercera plaza (14:33.59), teniéndose que conformar con un bronce que ensombrece ligeramente su gesta del primer día: se podía haber coronado como la reina indiscutible del fondo. La medalla de plata fue para la también keniata Hellen Obiri (14:29.77).
Salto con pértiga
La griega Ekaterini Stefanídi, la atleta más regular durante toda la temporada, voló hasta 4.85 metros para alcanzar la medalla de oro. La campeona de Europa superó por nulos a la estadounidense Sandi Morris, mientras que el bronce fue para la sorprendente Eliza McCartney, que se elevó hasta los 4.80 metros firmando un nuevo récord neozelandés.
La campeona olímpica de Londres 2012 y plusmarquista mundial de pista cubierta (5.03 metros) Jennifer Suhr, quedó eliminada en 4.70: se había levantado con una infección respiratoria y su condición física estaba muy mermada, tal y como había afirmado su marido.
Sin Fadjek, oro para Tajikistán
La final de lanzamiento de martillo tuvo una gran ausencia, la de Pawel Fadjek, actual campeón del mundo. El polaco, que posee las diez mejores marcas de la temporada, fue incapaz de solventar el escollo de la calificación, quedándose fuera de la lucha por las medallas. Sin la presencia del gran dominador de la disciplina, Dilshod Nazarov, de Tajikistán, se proclamó campeón olímpico con un mejor lanzamiento de 78.68 metros. La plata fue para el bielorruso Ivan Tsikhan (77.79) y el bronce para el polaco Wojciech Nowicki (77.73, conseguidos en el último tiro).