El idilio entre Francia y los rallies parece no tener fin. Desde hace 13 años, el campeón del WRC -World Rally Championship- escucha La Marsellesa en lo más alto del podio tras la última prueba del Mundial. Un himno que volverá a sonar este domingo en Australia, donde Sébastien Ogier se coronará por cuarto año consecutivo. Eso sí, más allá del júbilo, una sombra de angustia se apoderará de él. Aún no sabe si tendrá asiento el próximo año.
Una situación tan ilógica como esperada: Volkswagen Motorsport, la rama deportiva de la marca de automóviles, se retira del Mundial de Rallies en 2017, a pesar de haber contado con el mejor piloto del circuito durante los últimos cuatro años. En este tiempo, Ogier ha cosechado cuatro títulos mundiales, 33 victorias y 45 podios en 56 pruebas. Unas cifras difícilmente igualables por cualquier otro piloto de la historia.
Ni siquiera Sébastien Loeb se acerca a sus números. A pesar de que a los mandos de sus Citroën -primero el Xsara, después el C4 y, en su última etapa, el DS3- impuso con mano de hierro su particular dictadura durante casi una década, el piloto francés 'sólo' ganó 78 pruebas en 14 años de carrera. Una media que su compatriota podría pulverizar… Si consigue encontrar una marca que apueste por él en 2017.
El idilio insatisfecho con M-Sport
La mejor posicionada vuelve a ser M-Sport. Y vuelve a serlo porque ya intentó su fichaje cuando Ogier empezaba a despuntar en Citroën. Ocurrió en 2010, cuando Ogier comenzó a alternar entre el Mundial júnior y el senior con la marca francesa. En aquel momento, Malcolm Wilson, mandamás de M-Sport, le ofreció un asiento en Ford para 2011.
Sin embargo, el piloto francés escogió a Volkswagen para competir en el WRC de 2012, tras dos años más que respetables en Citroën, con la que en 2011 llegó a ser tercero en el Mundial. En su primer año con los alemanes, condujo un Skoda Fabia con el que no pudo pasar del décimo puesto. Y sólo a partir de 2013 lograría erigirse en el digno sucesor de Loeb.
Ese año Ogier logró su primer Mundial, precisamente cuando su compatriota se retiraba a mitad de temporada tras un accidente. La leyenda del mejor piloto de rallies se desvanecía -llegó a competir hasta 2015-, pero a la vez emergía la figura de un piloto llamado a continuar con el reinado francés en el WRC. Entre Loeb (9), Ogier (4) y Auriol (1), el país galo acumula el 28% de los Mundiales de Pilotos que se han disputado desde que se empezasen a contabilizar en 1977.
Precisamente en Loeb tiene un buen ejemplo de un campeón que pudo cambiar de aires sin que afectase a su rendimiento. En 2006, Citroën se retiró del Mundial WRC y el francés logró su tercer título con Kronos Racing -al volante de un Citroën Xsara, eso sí-, aunque a partir del año siguiente volvería al fabricante galo para lograr otros cinco títulos. En el caso de Ogier, el Ford Fiesta en el que participará M-Sport puede ser una de las máquinas más potentes con las que buscar su quinto cetro mundial en 2017. Y deshacer así el triple empate junto a Makkinen y Kankkunen por el segundo puesto histórico. Y el duelo internacional: Finlandia comparte número de campeonatos de pilotos (14) con Francia.
Una decisión a la cual Ogier se enfrenta desde el pasado 16 de octubre. El francés se sabe campeón desde la antepenúltima cita, en el Rally de Cataluña, donde el abandono de Mikkelsen le permitió asegurar el campeonato a falta de dos pruebas. Por supuesto, se impuso en la prueba. Y eso que Dani Sordo (quinto en el Mundial, a la espera de que concluya la última prueba), le puso en aprietos en la jornada del viernes, que se disputó sobre tierra, y en la del sábado, sobre asfalto. Finalmente, los 15 segundos de ventaja sobre el español fueron suficientes para decidir el título. Y comenzar así la etapa más incierta de su carrera.
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