Una mano negra no quiere que Lewis Hamilton gane el Mundial. Y esa mano no es la suya, aquella que aún ostenta el título actual de campeón del mundo. En el puritano mundo esencialmente blanco-anglosajón, pocas manos negras se pueden estrechar en el paddock y una de ellas es la de uno de los mejores talentos de la historia de la Fórmula 1, llamado Hamilton.
En Malasia, no una mano negra sino dos sujetaban la cabeza del triple campeón que, hundido en cuclillas, se lamentaba desesperadamente tras bajarse de un Mercedes humeante tras el fuego que ha incendiado las opciones de Mundial del británico.
En el corralito por el que los pilotos han de pasar tras la carrera Hamilton imitaba a su motor y explotaba lleno de dolor sembrando dudas sobre un hipotético sabotaje consecuencia de un complot que trata de impedir que conquiste su cuarta corona. “Alguien no quiere que yo gane”, soltó de golpe y porrazo a la BBC. El piloto, aún en caliente con el sofocante ambiente del paddock y con el humo de su motor impregnando su mono, el piloto interrogaba de forma inquisidora a su equipo.
Pide y exige explicaciones
“Mi pregunta es para Mercedes, hay ocho pilotos (sumando todos los monoplazas motorizados Mercedes) y mis motores son los únicos que han fallado”, relataba Hamilton tras la carrera. En ese momento el piloto pedía respuestas y exigía una solución, consciente de haberlo dato todo durante el fin de semana: pole, salida limpia, líder de la carrera… “Alguien me tiene que dar alguna respuesta”, decía.
La impotencia del británico culminaba con una ambigua acusación que apunta a todas partes y a ninguna a la vez, pero que pone patas arriba toda la estabilidad del equipo más dominador de la última década: “Algo o alguien no quiere que gane este año".
Sólo él entre 43
Entre la desesperación, Lewis Hamilton saca la calculadora para demostrar su teoría conspiradora aludiendo que la unidad de potencia usada en Sepang era “completamente nueva”. “He hecho sólo una carrera con la unidad de potencia, más los libres del sábado, la calificación, es la más nueva de las tres que tenía. Es muy extraño. Se han empleado como 43 unidades de potencia de Mercedes en este año y sólo fallan los míos", añadía.
El campeón parece abatido tras el revés de una carrera que debía limitar la perdida de resultados respecto a un Nico Rosberg que sale ganador a pesar de quedar tercero en Malasia, tras el doblete Red Bull. Al fin y al cabo, el último triunfo de Hamilton fue en Alemania y queda demasiado lejos en el recuerdo. La pérdida de puntos se incrementa.
“En este momento ni siquiera sé si mi coche va a poder hacerlo”. Hamilton no sólo ha perdido la fe en la victoria sino que parece que hasta toda la confianza en el equipo con menos problemas mecánicos de toda la era híbrida de la F1. "No hay mucho que pueda hacer, hay que pasar página”. El piloto pone la pelota en el tejado de Mercedes puesto que por su parte "hice todo lo que pude”.
“No me puedo creer que haya ocho coches Mercedes y sólo sean mis motores los que han fallado este año. Hay algo que no está bien pero no hay nada que yo pueda hacer. Algo no está bien”. El paddock, los comentarios en directo del evento, las redes sociales se han llenado de las premoniciones de la mano negra vertidas por Hamilton.
La duda se ha sembrado en el mundo de la Fórmula 1. “¿Quién sabe lo que puede pasar con los motores?”. Esta es a partir de ahora la gran duda que Hamilton ha hecho que se cierna sobre la cabeza de Toto Wolff, Niki Lauda y todo el equipo Mercedes de cara a la próxima y complicada cita de Suzuka.
Lauda, en primera persona, ha respondido al piloto británico a través de los medios con cautela pero firmeza. El austriaco quiere aprovechar el viaje en el avión privado de este lunes hacia Japón para conocer de primera mano, y no a través de las preguntas de los periodistas, el verdadero sentimiento que se ha apoderado de su piloto.
Por su parte, Paddy Lowe ha querido restar responsabilidad a su equipo asegurando que “ningún fallo se planea” añadiendo que “tenemos ocho coches propulsados por Mercedes esta temporada y no hay ningún patrón que explique el por qué falla el coche de Hamilton”. La duda seguirá y Suzuka será otro examen para el futuro más cercano del piloto inglés en la escudería.