Fernando Alonso es un hombre de carácter temperamental. Volvió a demostrarlo en plena carrera del Gran Premio de México, a raíz de una nueva conversación tensa con su ingeniero en McLaren, Mark Temple. "Es el momento, Fernando. Empuja, empuja, dale, dale", le dijo por la radio. "Lo estoy haciendo desde la primera vuelta. Tú haz tu trabajo y yo haré el mío, estoy empujando fuerte y luchando con un coche que no debería estar en carrera", le contestó Alonso.
La orden de uno y la recriminación del otro vinieron debido a la salida de pista del monoplaza del asturiano tras ser taponado por el Toro Rosso de Carlos Sainz. Logró seguir en carrera evitando el choque contra las protecciones del circuito. De ahí la frialdad con la que respondió a Temple.
No es la primera polémica radiofónica de Alonso durante este fin de semana. Sebastian Vettel le llamó "idiota" el viernes en la radio de su Ferrari (también "bobo" a Sainz) por defender la posición usando el DRS en los entrenamientos libres. "No le doy mucha importancia. Tiene que haber mucha frustración por su parte y la de Ferrari, y por eso se le perdona", declaró el piloto español más tarde.
Sin embargo, Alonso volvió a acordarse de su compañero de parrilla alemán en los terceros libres del sábado, justo antes de la clasificación. Con la radio de por medio, cómo no. "Sebastian está detrás de ti", le contaba Mark Temple. "No hay problema, será divertido", reía Fernando. Poco después, Vettel pasaba al McLaren-Honda del bicampeón del mundo, que le dejó adelantarle limpiamente.
Más polémica después de la carrera y antes
Decimotercero finalmente, Alonso declaró que "falta como un mes para acabar la temporada e irse de vacaciones". "Intentaremos mejorar de cara a Brasil. Llevamos unas carreras en las que no hemos sido muy rápidos. Quedan dos carreras durillas", dijo.
Al hablar de un incidente con su compatriota Carlos Sainz (Toro Rosso) al principio de la prueba, Alonso dijo: "No me vio y me fui a la hierba a 300 por hora. Fue una maniobra extraña que comprometió mi carrera". "Si la primera vuelta hubiese sido normal, a lo mejor podría haber luchado por los puntos", agregó.
"Una vez fuera de los puntos da igual acabar el 12 o el 13. Lo cierto es que no hemos tenido ritmo en todo el fin de semana", dijo el bicampeón mundial, que agregó que la suya fue una carrera "aburrida ahí atrás".
Además de todo lo anterior, a Fernando Alonso le costó arrancarse con el inglés en una entrevista previa al inicio de la prueba. "Voy a responder en español en deferencia a los espectadores y al país en el que estamos (México)", le dijo a un locutor de la señal internacional de Fórmula Uno. Insistente, éste siguió preguntándole en el idioma de Shakespeare mientras Alonso volvía a responderle en el de Cervantes.
Finalmente, el "rifirrafe" entre periodista y piloto terminó cuando el primero reconoció no tener "ni idea" de lo que le estaba respondiendo el español. Fue entonces cuando el de Oviedo cedió y empezó a dar sus valoraciones en la lengua de su interlocutor, aunque menos elocuentes y extensas que las que había aportado antes.