Hamilton gana el GP de México seguido de su compañero Nico Rosberg. Por detrás Sebastia Vettel, que insultó de nuevo a Verstappen, cuarto. La carrera con más público del campeonato deja las espadas en alto entre los pilotos Mercedes en su lucha por el mundial tras una carrera 'normalita' donde el protagonismo ha estado más en la hierba que en el asfalto.
La crónica de la carrera resulta casi tan banal como las acciones de los pilotos sobre unos circuitos donde los errores han dejado de tener consecuencias y la diferencia ente la perfección y el fallo tiene casi la misma recompensa.
La víspera de la cita mexicana venía marcada por la última provocación de Bernie Ecclestone en su afán de regalar a los espectadores el mejor producto del mundo, donde la emoción sea el estándar y no la excepción.
El todavía gran jefe de la Fórmula 1 se desmarcaba con la idea de construir muros alrededor del trazado para impedir las continuas excursiones que los pilotos realizan durante un Gran Premio penalizando a los que fallan y premiando a los mejores mientras de regalo la emoción que el riesgo siempre genera atraería a nuevos aficionados a la televisión.
Las críticas por parte de los pilotos no se hicieron esperar, aunque algunos como Ricciardo se pusieron del lado de Mr. E conscientes pensando en el universo de posibilidades que ofrece una pista con muros o escapatorias de grava, como sugieren otros, que penalicen a quien sale de la pista en favor de aquellos capaces de controlar sus monoplazas dentro de las líneas blancas que delimitan el asfalto.
Como si de un profeta se tratara, Ecclestone vaticinó los riesgos de una categoría donde los fallos no traen consecuencias que han caracterizado el último GP de México donde la primera curva fue de nuevo decisiva como en la mayoría de carreras de esta temporada, pero que en esta ocasión no trajo consecuencias para los pilotos encargados de alzar las pulsaciones del público.
Lo que pudo ser y no fue
La lucha por el mundial hubiera sido totalmente diferente de haber contado con el muro de Ecclestone o al menos una franja de grava al borde de la pista en las dos primeras curvas del trazado de los Hermanos Rodríguez.
Lewis Hamilton defendió su primera posición apurando tanto la frenada de final de recta que finalmente siguió recto en la primera curva inventándose un nuevo circuito a través de la hierba ignorando por completo el segundo y tercer giro de la pista mexicana reincorporándose finalmente a la pista con una neta ventaja sobre su compañero de pista.
Por su parte, Nico Rosberg, tras tocarse con Max Verstappen, el piloto más conflictivo de la parrilla, salió ileso aunque lejos de su compañero de equipo compitiendo a partir de ese momento para contener la sangría de puntos por un mundial donde aún goza de suficiente ventaja.
Las praderas de hierba del circuito de los Hermanos Rodríguez parecían gustar a los pilotos más que la propia pista. En la enésima lucha entre Carlos Sainz y Fernando Alonso terminó con el asturiano brevemente fuera de pista tras un intento de adelantamiento sobre su amigo madrileño que me cerraba su trayectoria con pocas posibilidades de enterarse de la presencial del McLaren-Honda.
Lo que era un incidente de carrera común se convirtió en una penalización para Carlos Sainz a pesar de que todos los acontecimientos de la primera curva quedaron impunes.
La hierba fue protagonista de nuevo durante los últimos coletazos de la carerra cuando el Ferrari de Vettel se lanzó a la caza de Verstappen en su lucha por la tercera posición (y lo consiguió posteriormente). El holandés no pudo aguantar y optó por hacer un Hamilton y seguir su carrera fuera de la pista aun más a un Vettel que se desesperaba una vez más por la radio.
La bola mágica de Ecclestone
La carrera de México ha evidenciado que los circuitos actuales de la Fórmula 1 son muy seguros y el riesgo casi desaparece cuando un monoplaza opta por salirse fuera de la pista y, de paso, llevarse una ventaja con la maniobra. Si la idea de Ecclestone se hubiera aplicado este domingo, el mundial hoy sería muy diferente porque Hamilton quizás no hubiera salido tan limpiamente de su error o a final de recta, Verstappen no hubiera podido sacar provecho de su arrogancia sobre Vettel y Alonso no hubiera exagerado al abalanzarse sobre Sainz.
Cuando el riesgo desaparece y el exceso sale gratis, el espectáculo se resiente y quien pagan son los aficionados. México aplaza la coronación del campeón mientras enciende la rivalidad Vettel contra Verstappen al tiempo que refuerza la teoría de Bernie Ecclestone frente a sus detractores.
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