Fernando Alonso puede caer mejor o peor, ser más simpático o menos, gustar mucho o poco. En eso no va a entrar nadie, como tampoco en sus resultados. Sin embargo, lo que no se puede obviar es su capacidad para reinventarse, plantearse nuevos retos y buscar conquistas en diferentes disciplinas. Así lo demostró cuando aceptó competir en la Indy 500 –muy dignamente– y así será el próximo 27 de enero, cuando participe en las 24 horas de Daytona (Estados Unidos), en una de las pruebas de resistencia más exigentes del panorama automovilístico –la otra son las 24 horas de Le Mans–.
Para afrontar esa primera prueba de la temporada, Fernando Alonso ha viajado ya a Estados Unidos, donde pasará la Nochevieja y el año nuevo tratando de aclimatarse. A partir de ahí, se pondrá manos a la obra para estudiar lo mejor posible cómo va a ser la carrera. Entrenará del 5 al 7 de enero en los denominados Roar Before The Rolex en directo, tal y como hizo cuando acudió para competir en la Indy 500, y participará en la clasificación el 23, que no es para nada determinante si se tienen en cuenta las horas que dura la prueba y cómo está diseñada.
El piloto asturiano, por tanto, tendrá que adaptarse al circuito, al coche y también a lo mediático. Estados Unidos es muy diferente a Europa. Tendrá que cumplir con todos los compromisos publicitarios (múltiples en este tipo de carreras) y probar su coche (el Ligier-Gibson) y conocer a su equipo y a sus dos nuevos compañeros (Lando Norris y Phil Hanson), pues en las 24 horas de Daytona, como mucho podrá conducir durante 13 horas seguidas. Después, tendrá que confiar en que sus dos escuderos cumplan el cometido de mantener el coche entre los primeros.
No obstante, no será la primera vez que Fernando Alonso conduzca su nuevo coche (tapado y no al aire como en la Fórmula 1). Esta temporada ya lo probó en el Motorland de Aragón. Allí, antes de la última carrera en Abu Dhabi, alcanzó 340 kilómetros y dejó satisfecho a su equipo, que quedó sorprendido por la buena adaptación y rendimiento del piloto español.
Ese bagaje tratará de ponerlo a prueba en su primer gran reto de este 2018, el que debería ser su año. Fernando Alonso, además de las 24 horas de Daytona, tiene entre ceja y ceja volver a ser competitivo en la Fórmula 1 –y que su McLaren mejore al cambiar a motor Renault– y después participar en las 24 horas de Le Mans. Su objetivo es ganarlo todo y acabar el próximo año como el mejor piloto. Ya se verá hasta dónde llega. Lo que es seguro es que el piloto asturiano no va a cejar en su empeño por seguir siendo un referente dentro del mundo del automovilismo. Mientras le dejan, se seguirá probando, y esa es, hoy en día, su mayor virtud.
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