El Gran Premio de Arabia Saudí cambió el estatus de la política de la Fórmula 1. Después de que la FIA y Liberty Media decidieron seguir con el calendario de carreras previsto tras la amenaza terrorista, la Grand Prix Drivers Association estuvo a punto de paralizarlo todo. Hasta las 2:30 horas de la madrugada mantuvieron en tensión a todos los estamentos hasta que finalmente se decidió correr. Este gesto ha supuesto que los pilotos reivindiquen más poder de decisión para el futuro.
El presidente de la GPDA, Alex Wurz, ha advertido a la F1 que sus pilotos ya no se quedarán callados sobre temas que consideren controvertidos. Hasta ahora se había visto a los pilotos como los hombres que debían jugarse la vida como parte de sus contratos. Ahora quieren elevar su estatus como grupo, y no como individuo como sucedía hasta ahora. Es evidente que la influencia de los Hamilton, Alonso o Vettel era suficiente para cambiar cuestiones con las que no estaban de acuerdo o imponer otras.
La nueva Fórmula 1 también quiere que todo el mundo vaya de la mano, a la vez de buscar una mayor igualdad entre las escuderías. Los pilotos no se quieren quedar atrás tal y como explicó Alex Wurz en palabras para The Guardian: "Definitivamente es muy impresionante ver que se unieron fuertemente. Lo hicieron en el pasado, pero ahora se les exige a los pilotos una nueva unión. La transformación de los jóvenes que asumen esta responsabilidad es impresionante".
La GPDA tuvo su primera aparición en la década de 1960 y estuvo muy presente hasta 1982, cuando se disolvió. Sin embargo, después del fin de semana del Gran Premio de San Marino de 1994, donde murieron Roland Ratzenberger y Ayrton Senna, se reformó esta asociación con la implicación de Michael Schumacher y Niki Lauda. Ahora, el presidente de los pilotos es el joven George Russell, que es el encargado de hablar con los equipos.
La GPDA en la historia
El movimiento sindicalista vuelve a coger fuerza en la Fórmula 1. En 1982 sucedió la única gran huelga que se recuerda en esta competición. En el Gran Premio de Sudáfrica que abrió la temporada en enero de ese año, los pilotos no querían correr por las condiciones que quería imponer la FISA (FIA hoy en día). Estas imposiciones pasaban porque el organismo quería dar el control de los contratos a las escuderías, de forma que los corredores perdían el control de sus futuros. Finalmente, la organización cedió.
Aunque no es obligatorio que los pilotos formen parte de esta asociación, actualmente todos están enrolados en la GPDA. Las informaciones que salieron durante el Gran Premio de Arabia indicaron que habían cedido a las pretensiones de la FIA y Liberty Media por las amenazas que les habían hecho con la cancelación de la carrera: coches confiscados y retención de los pagos por el canon de la carrera, entre otros.
En cualquier caso, lo que es una evidencia es que es la primera vez en la era moderna que la asociación volvió a coger peso. Eso sí, también habían aparecido durante el Gran Premio de Estados Unidos de 2005, cuando solo salieron a correr los pilotos de Bridgestone, y en el Gran Premio de Gran Bretaña de 2013, cuando también hubo problemas con la fiabilidad de los neumáticos. Estas presiones terminaron haciendo que solo haya un proveedor de ruedas en el campeonato.
Implicación para el futuro
El cambio radical de actitud en los pilotos es una evidencia. "Podemos ver que el deporte ha experimentado un cambio muy rápido en los últimos años. Realmente salió a la superficie con el tema del racismo y con Black Lives Matter", explica Wurz. Es cierto que el hecho de que los pilotos ahora estén mucho más implicados en temas políticos ha hecho que haya circunstancias que discutir con las altas esferas de la Fórmula 1.
Correr en Arabia Saudí había causado una agria polémica en el pasado, pero aún más lo hizo con lo sucedido durante el fin de semana de la carrera. "En los últimos dos o tres años, esos jóvenes de repente llegaron a la posición de que deberían tener una opinión y que también deberían hablar y expresar sus opiniones y lidiar con su responsabilidad por ello. Antes los conductores eran vistos como deportistas donde la posición era: Soy deportista, no me meto en política. Ese tiempo realmente se ha acabado", expone Wurz.
La Fórmula 1 invierte en vender a los pilotos como las estrellas del espectáculo, una herramienta de márketing que ha funcionado bien. Sin embargo, viene con una generación envalentonada que es consciente del poder potencial que ejercen. Son referentes del público y necesitan que sean vistos de forma independiente y con criterio propio. Ese será el papel de la GPDA a partir de ahora. Cuestiones como correr en Rusia tras la invasión de Ucrania o en países con controversia será un debate que se recrudecerá en el futuro.
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