Cuando Casey Stoner, que desde esta misma temporada ejerce el rol de piloto probador de la fábrica de Borgo Panigale, hablaba de las virtudes de su Ducati Desmosedici GP7 se refería a ella como La Bestia, una moto salvaje y muy compleja para pilotar, pero a la que él supo sacarle todo el jugo para proclamarse campeón del mundo de MotoGP en 2007 y, a lo largo de cuatro temporadas, conseguir 23 victorias, 42 podios y 21 poles. Unos números a los que ningún piloto vestido de rojo ha podido ni de acercarse.
Cuando Valentino Rossi recaló en la fábrica de Borgo Panigale, cuatro años después de la corona del piloto aussie, trató de domesticar a La Bestia, pero las caídas se fueron sucediendo a lo largo de su primera temporada y sólo consiguió subir al tercer escalón del podio sobre asfalto mojado de Le Mans, que otorgaba una mayor docilidad a la GP11.
En su segunda campaña exigió un chasis de doble viga de aluminio para tratar de asemejar la GP12 a un prototipo japonés y prescindió del tradicional chasis multitubular en L, pero la cosa fue a peor y la tensión se disparó después de que el piloto italiano culpara de todas sus desgracias a Filippo Preziosi, el padre de la Desmosedici y director general de Ducati Corse. Un sueño de color rosso que se tornó en una pesadilla para Il Dottore y que se convirtió en el mayor fracaso de su longeva carrera deportiva pese a que nueve coronas de campeón le contemplan.
La Ducati Desmosedici a la que Lorenzo se subirá, previsiblemente tras la última carrera de la presente temporada, dista mucho de aquella que Rossi trató de domesticar gracias, en buena medida, al trabajo de Gigi Dall’Igna. El ingeniero italiano, que ahora ocupa el director general de Ducati Corse, es un viejo conocido de Lorenzo porque juntos consiguieron dos títulos de campeones del mundo de 250cc con Aprilia. Dall’Igna ha conseguido diseñar una moto muy completa, que posee el motor más potente de la parrilla de MotoGP y un buen chasis que hace más fácil su pilotaje.
Ante semejante panorama y cansado de no encontrar en su propio equipo el aprecio y cariño que se merece tras conseguir tres coronas con la fábrica de los tres diapasones, Lorenzo ha tomado una decisión que le puede permitir lograr lo que no consiguió Rossi vestido de rojo Ducati. Aunque antes de abandonar el que ha sido su equipo desde que debutó en MotoGP puede rematar la faena y sumar su cuarto título, lo que le permitiría igualar los conseguidos por Il Dottore con Yamaha.