Ha sido una de sus temporadas más complicadas tras una década en el campeonato del mundo de MotoGP. Una campaña que se torció desde el inicio por dos motivos fundamentales: los nuevos neumáticos y la aceleración de su Honda RC213V. Los compuestos del fabricante francés Michelin eran demasiados duros para Dani Pedrosa, al que dada su condición física (1,60 m y 50 kilos) le costaba un mundo ejercer presión sobre ellos para poder calentarlos. La otra cuestión radicaba en el punto débil de su Honda RC213V, porque la fábrica del ala dorada cambió el concepto de su motor para pasar a emplear uno con un cigüeñal contrarrotante en una temporada en la que se implantó la centralita única de Magnetti Marelli y Honda perdió todos los privilegios que le otorgaba su avanzada electrónica.
Desesperado y sin hallar un punto de encuentro con Ramón Aurín, su jefe de mecánicos hasta el final de la presente campaña, algo cambió tras el test de Brno, el pasado mes de agosto. Un clic en la cabeza del piloto, que tomó la decisión de dejar de hacer cambios en su montura para amoldarse a lo que tenía. Una decisión que comenzó a dar sus frutos en Silverstone, donde mostró una esperanzadora mejoría al finalizar la carrera en la quinta posición, y que culminó con una espléndida victoria en Misano, donde obtuvo su primer triunfo de la campaña 2016.
“Evidentemente, una carrera buena te ayuda a comenzar mejor el siguiente GP. Lo que al final importa es seguir concentrado y seguir apretando porque hay muchos pilotos buenos que tienen mucha hambre. Hay que dar el máximo para poder estar arriba”, explica Pedrosa tras firmar su mejor viernes del año en el GP de Aragón, donde fue el piloto más rápido en la primera jornada de entrenamientos. “La primera posición de hoy tiene un valor moral, porque es la continuación de Misano y hay que mantener el ritmo. Desde el test de Brno las cosas comenzaron a ir mejor. Ahora voy por el buen camino y no me tengo que desviar”, analiza tras superar una situación de estancamiento durante una buena parte de la temporada en la que recibió el ofrecimiento de Randy Mamola, ex piloto de 500cc, y de Juan Martínez, el que fuera el jefe de mecánicos de Nicky Hayden y de Sete Gibernau, para tratar de desbloquear la situación y avanzar con su ayuda.
Una de las razones del paso adelante dado por Pedrosa se debe a que ha comenzado a entender cómo debe usar los neumáticos. “Después de muchas carreras sin dar con la solución a cómo hacerlo, en Misano comencé a comprenderlo. En el test posterior a Misano estuvimos haciendo pruebas sobre esto. En una parte del entrenamiento de ese día, utilicé los neumáticos que iba a usar aquí. Hicimos algunas pruebas y algunos cambios sobre la manera de usar ese neumático para tener un poco más de mejores sensaciones. Estamos en ese proceso y hay que seguir concentrado para conseguir mejorar”, confiesa el piloto español del equipo Repsol Honda, que comienza a ver la luz al final del túnel.