Orlando Ortega (Artemisa, Cuba, 1991), en los últimos años, lo ha pasado mal por diversos motivos: su decisión de quedarse en España en 2013 y renunciar a formar parte de la selección cubana, su nacionalización, sus tres años entrenando sin saber si podría competir en Río de Janeiro… Sin embargo, este verano, después de mucho camino recorrido, cumplió uno de sus sueños: subir al podio en unos Juegos Olímpicos. Ganó la plata en los 110 metros vallas, salió corriendo y buscó la bandera española. “Le doy las gracias a Dios y se lo dedico a mi abuela”, dijo ante las cámaras. Aquel miércoles de agosto entró en la historia del atletismo patrio parando el crono en 13.17.
Esta temporada, Orlando Ortega va camino de aumentar su leyenda. Tiene en propiedad las siete mejores marcas de 2017 (dos de ellas récords nacionales) y se presenta al Europeo de Belgrado (del 3 al 5 de marzo) de pista cubierta como uno de los favoritos en los 60 metros vallas. Antes, recibe a EL ESPAÑOL en el CAR (Centro de Alto Rendimiento) de Madrid. Nos saluda, entrena y deja de mirar el crono. “Ustedes esperaron por mí; yo ahora por vosotros”. Y comienza la conversación…
Pensé que lo encontraría todavía llorando. ¡Vaya lagrimones soltó tras ganar la plata en Río de Janeiro!
La verdad, solamente con pensar en el momento me emociono. Fue algo impresionante. Esa medalla ha marcado muchas partes de mi vida y de mi carrera deportiva. Venía de tres años muy difíciles en los que estuve obligado a tomar decisiones. Y la medalla fue… (se le agolpan las palabras).
¿Un alivio?
Sí, y también creo que me lo debía a mí mismo tras la final de los Juegos Olímpicos de Londres (fue sexto con Cuba). Sabía que tenía que estar en el podio en Río y salió. Tenía la presión acumulada y el apoyo de mi familia después de aquellos momentos difíciles. Así que, bueno, simplemente salió. Y tras ganar me quedó la sensación esa de decir: ‘Joder, lo hice bien’. Y me salieron esas lágrimas, que fueron de felicidad y de orgullo por todo lo que tenía dentro.
¿Cuántas cosas le vinieron a la cabeza?
Muchas cosas. Mi familia, mi abuela, el apoyo que tenía de España… Me había impuesto mucha presión y, aunque estaba tranquilo porque ya había tenido una experiencia similar en Londres, cualquier atleta siempre piensa eso de: ‘Joder, hay que hacerlo bien’. Por tanto, muy feliz porque conseguimos el objetivo que buscábamos.
Pasó por la meta y buscó la bandera de España. Cualquiera diría que nació en Chamartín.
Ya. Es que cuando llegué aquí, tomé la decisión de luchar por la bandera y darlo todo por ella. Aunque no he nacido aquí, me identifico como un español más. Estoy totalmente feliz aquí y me he adaptado muy bien. Si me siento así es por todo el apoyo que he recibido de España y por toda esa gente que se quedó hasta muy tarde para ver la carrera hasta altas horas de la madrugada. Todo eso hay que agradecerlo, y la mejor manera de hacerlo era ir a por la bandera.
Cuando llegué aquí, tomé la decisión de luchar por la bandera y darlo todo por ella
Y entonces dijo aquello de “sólo la gente que me quiere sabe por lo que he pasado”. Cuéntenos.
Es lo que decía antes. Fue muy duro llegar a un sitio donde no conoces a nadie y que es completamente diferente a donde has vivido; estar solo, levantarte de madrugada y no tener nadie con quien hablar; salir a la calle y no saber dónde ir porque no conoces nada; no saber con quién relacionarte porque no sabes qué pueden pensar. Son cosas por las que pasé. Me tuve que acostumbrar a una nueva vida. Y, la verdad, como decía mi madre: ‘Tú piensa en ti, en lo que es lo correcto, en lo que debes hacer y en tu trabajo. Y lo demás vendrá poco a poco solo’. Y así lo hice.
En fin, que se le pasaron muchas cosas por la cabeza tras la final.
Sí, pero gracias a Dios todo salió bien.
Por empezar por el principio. ¿Qué recuerda de su infancia en Cuba?
¡Guau! Fue muy bonita. Muy orgulloso por todo lo vivido. La pasé haciendo muchas locuras. Mis padres tenían que estar constantemente encima de mí porque era un niño que salía corriendo para todos lados. Teníamos una panadería cerca de casa, y cada vez que tenía que buscar el pan, salía corriendo. Yo no sabía caminar. Mi madre siempre me decía: ‘Tú todo lo haces corriendo’. Fue una época muy bonita. Hice muchos deportes: taekwondo, boxeo, atletismo… La infancia fue muy bonita en el pueblo de mi padre, en Artemisa, del que me siento muy orgulloso. Me quedan muchas marcas de entonces. No sé cuántas veces me caí.
Mi madre siempre me decía: 'Tú todo lo haces corriendo'
Posiblemente lo supiera su abuela. Ella es la que tiene la culpa de que usted sea atleta, ¿no?
Efectivamente. Aunque no es la culpable, sino la promotora de mi vida deportiva, la que me empujó a hacer todo esto. Y gracias, también, obviamente, a mis padres, sin los que no habría entrado en la escuela. Pero es verdad que si empecé fue porque quería tener los mismos resultados que mi abuela. Desde entonces, en cada carrera y en cada entrenamiento, pienso en ella y termino dándole las gracias.
Su abuela fue atleta, su abuelo futbolista… ¡Vaya familia!
Gracias a Dios así es. Mi madre, por ejemplo, también hizo atletismo e hizo sus carreritas, pero no era muy buena. Al final, lo dejó y empezó a estudiar medicina. Mi padre jugó al fútbol y luego hizo atletismo. Dos tíos míos por parte de padre también hicieron cosas: uno de ellos fue atleta y el otro jugador de baloncesto. Vengo de una familia muy deportiva, pero siempre digo que yo quiero ser el mejor de todos.
De ahí que su abuelo lo enganchara al fútbol y su simpatía por el Madrid.
Siempre digo que no soy un fanático. Me gusta el fútbol, en general. El otro día, por ejemplo, estuve viendo el partido del Barcelona contra el PSG, y también el del Leverkusen y el Atlético. Al final, mi abuelo fue futbolista y mi padre también jugó. Pero no soy, como dicen, un fanático del Madrid. Aunque si es cierto que, si tengo que elegir un equipo español, el que más me gusta es el Madrid.
Imagino entonces que celebró el gol de Ramos en el 93 (el primero de muchos).
Yo estaba en Roma y lo vi desde allí. Fue algo impresionante. Hasta yo grité y salté.
Y mientras, su padre, del Barça.
Sí, sí. Él es más fanático que yo. Pero nada, nos gusta disfrutar de eso y hablar de otra cosa que no sea el atletismo.
¿Pero los campeones como usted son del Madrid?
Ya ves, así es. Al final, ¿quiénes son los que más ganan?
¿Los del Madrid?
Es así.
Dejando el fútbol aparte. Usted también hizo taekwondo y boxeo. ¿A qué personaje público le gustaría darle una ‘galleta’?
Bueno, ya no los practico. Ahora los disfruto por la tele. Pero no le daría a nadie una ‘galleta’. No soy agresivo. Me considero una persona pasiva, muy tranquila. A veces, me pegaría a mí mismo cuando no consigo los resultados. En ocasiones, me doy y me digo: ‘Tenías que hacerlo mejor, ¡despierta!’. Pero ya está.
¿Ni siquiera a Donald Trump le daría una ‘galleta’?
No, yo respeto a cada uno. Felicito a Trump por los resultados y ya está, pero no tengo nada que decir. Ni voté ni voy a votar. Y ni lo apoyo ni lo dejo de apoyar. Es una cosa que a mí no me compete. No me gusta la política. No la sigo y no me gusta, ni siquiera cuando estaba en Cuba. La verdad, no me interesa porque no me brinda nada positivo, que es lo que yo busco. De lo negativo me alejo. Y sobre lo que pase en Estados Unidos... Bueno, ellos se encargarán de resolverlo. Yo no voy a arreglar nada.
Felicito a Trump por los resultados y ya está, pero no tengo nada que decir. No me interesa la política porque no me brinda nada positivo
Lo que sí le interesa es la religión. Siempre ha dicho que cree en Dios. ¿Qué le pide cada mañana cuando se levanta?
No es que sea cristiano o muy religioso. Pero, realmente, sí que le doy gracias a Dios por todo lo que me ha pasado en mi vida. Cada mañana, antes de entrenar, le pido que me cuide: que no me lesione, que me ayude a hacer bien las cosas y que cuide de mi abuela. Sí que tengo fe, pero respeto las creencias de todo el mundo.
Por seguir con su trayectoria. A España llegó en 2013. ¿Cómo tomó la decisión de no volver a Cuba?
Bueno, eso es pasado. Llevamos tres años hablando de eso y ya todo el mundo sabe el porqué tomé la decisión. Ahora me enfoco en que se hable del presente y del futuro, y no del pasado. Lo que puedo decir es que estoy muy feliz y orgulloso por estar aquí. Que me siento una persona nueva, tranquila y renovada. Estoy muy bien en España, y muy contento por haber pasado por Valencia, Guadalajara y ahora Madrid. Qué voy a decir. Estoy enamorado de España y no me preocupo por lo demás. Lo que pasó prefiero dejarlo atrás.
Estoy enamorado de España y no me preocupo por lo demás
La realidad es que cuando usted salió de Cuba vivía Fidel y ahora él ya no está. ¿Ha cambiado algo en la isla tras su muerte?
Realmente no he preguntado. No me interesa la política y… Bueno, lo que sí puedo decir es que me entristeció la muerte de Fidel porque es un ser humano. Todos somos humamos y todos vamos a morir igual, por eso no me alegro por su muerte, porque es un ser humano. Con esto no quiero decir que esté orgulloso de lo que logró ni de lo que hizo. Respecto a lo que está pasando en Cuba, no sé si está cambiando o si va a cambiar…. No lo sé. Y tampoco me interesa. Lo que me interesa es mi familia, lo que está viviendo y lo que está pasando, y ayudarlos en lo que pueda. Y si algún día puedo ir, pues lo haré con mucho gusto. Disfrutaré de ellos y ya está. El resto no me interesa.
¿Con el que sí hablará será con Dayron Robles (batió el récord del mundo en 2008), del que siempre ha dicho que es su ídolo?
Sí que hablamos y tenemos una relación muy bonita. Lo considero como el hermano mayor que no tengo. Es un gran amigo, una persona excelente y, la verdad, no tengo una sola palabra para describirlo. Él está muy bien, está entrenando y lo sigue intentando. Y yo le pido a Dios que vuelva a renacer. Me gusta la palabra renacer, ¿sabes? Es como salir de nuevo. Y ojalá y Dayron vuelva a ser el que fue en 2008 porque creo que se lo merece. Es mi hermano. Qué más puedo decir.
En ese sentido. ¿Qué le debe a España y que le debe a Cuba?
A Cuba le debo… Bueno, nací allí. Más de la mitad de mi vida la he pasado allí y tengo familia allí. También le debo mi educación y la persona que soy. Y a España, llegar aquí y haber prosperado. Y también haber logrado todo lo que he hecho, que me ha enseñado que soy muy fuerte y que puedo hacer todo lo que me proponga. España también me ha dado valentía, el deseo de vivir, disfrutar y hacer las cosas bien. Todo eso se lo debo a España.
Hablando ya de lo más inmediato, el Europeo de Belgrado. ¿Su objetivo es traerse una medalla?
Todavía no me veo con la medalla colgada. Hay muy buenos corredores y ya se verá. El objetivo es llegar a la final y allí cualquier cosa puede pasar. Pero de la medalla no quiero hablar. No la tengo puesta, así que a esperar. Y cuando esté en la final, rezaremos todos juntos y seguro que desde España me apoyan y me empujan para que saque un buen resultado.
El objetivo es llegar a la final y allí cualquier cosa puede pasar. No me veo con la medalla colgada
Lo que está claro es que llega en un buen momento. Tiene las siete mejores marcas del año (dos de ellas, récord nacionales). ¿Se pone techo?
No me pongo metas. Mi objetivo es mejorar cada día, y eso es lo que me mantiene vivo. Ni siquiera conocía ese dato. Pero no tengo límites y no pienso en ellos ni en los resultados, sino en hacerlo bien y hacer una buena carrera. En nada más.
Aun así, su padre es optimista. Ha dicho en más de una ocasión que aspira a alcanzar el récord mundial de Aries Merritt (12'80).
[Risas] Ese es el sueño de mi padre. Pero bueno, la verdad es que todo atleta tiene el sueño de ser el mejor del mundo. Esa es mi ambición y creo que la de cualquiera. Para mí, el que no tenga esa ambición, no es atleta. Así que, bueno, aunque siempre se piensa en ser el número uno, no nos obsesionamos. De momento, no hemos logrado nada. Hemos hecho una buena preparación y sólo pensamos en ir día a día. Y si llega, pues bien. Y si no llega, pues felicidades también.
En cualquiera de los casos, con récord o sin él, usted ya se ha convertido en un referente en España. ¿Se ve en el futuro formando a grandes campeones aquí?
La verdad, no pienso en hacer historia con España. No quiero ser ese icono ni quisiera serlo. A partir de ahí, el que tenga alguna duda o el que quiera venir a acompañarme a una sesión de entrenamiento, puede hacerlo. Yo le brindaré mi mano y le ayudaré. Mi padre y yo lo dijimos cuando llegamos aquí: ‘Nosotros tenemos las puertas abiertas. Y el que quiera venir a entrenar será bienvenido'. Estoy seguro de que podríamos mejorarlo. Pero mi objetivo y mi ilusión es que el atletismo salga en las portadas de los periódicos, y que se hable de atletismo como se hace de fútbol. Sé que es una cosa muy difícil, pero me gustaría que eso ocurriera, que no fuera todo fútbol, fútbol y fútbol. Ese es mi deseo y es lo que me gustaría aportarle al atletismo.
Mi ilusión es que el atletismo salga en las portadas de los periódicos y que se hable de atletismo como se hace de fútbol
Y lo están consiguiendo. No sólo usted, sino también Bruno Hortelano, Ruth Beitia y muchos otros.
Ellos dos son los que han marcado el pulso del atletismo y la pauta a seguir. Son dos buenos compañeros y amigos. Me llevo muy bien con ambos.
Pero usted también ha influido.
No me gusta ser esa figura. Simplemente, quiero que se hable de atletismo y no sólo de mí. Soy consciente de que ahora las cosas van bien, pero llegará un momento en que vayan mal. Aunque ahora me quedo con lo bueno [risas].
Y lo bueno es que consiguiera una medalla en Belgrado. Me han contado que le gusta mucho bailar. Si gana, se echará algún baile, ¿no?
La verdad es que sí que me gusta bailar, pero no porque sea cubano. A los españoles también les gusta [risas]. Pero sí, escucho música, bailo y canto -aunque no soy muy bueno-. Y escucho hip-hop, bachata, salsa, reggaeton….
¿Se te da mejor que saltar vallas?
[Risas] Mejor me quedo saltando vallas. Se me ha dado mucho mejor, pero siempre hay un momento para bailar por el pasillo o cantar en la ducha.
Al menos, ¿le servirá para ligar, no?
Bueno, el objetivo es bailar y pasarlo bien. Soy una persona comprometida y no me preocupo por eso.
Para terminar, y después de repasar casi toda su vida, ¿qué le ha enseñado todo este camino?
No he cambiado nada a pesar de todo. Sigo siendo la misma persona a la que le gusta salir, ver películas, jugar a la play, ir a la pista de karts… Y me gusta ser así. Los que me conocen saben que soy una persona normal a la que le gustan las películas, como las de Mario Casas, o las comedias españolas, con las que me río mucho. Simplemente, soy un chaval normal de 25 años que salta vallas e intenta disfrutar de la vida.
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