A finales de 2014, a Jerónimo Bravo (Madrid, 1972) le tocó “la lotería”. No fue un bote multimillonario, sino una llamada de Nike. La compañía deportiva seleccionó a Zersenay Tadese, su pupilo aventajado y plusmarquista mundial de media maratón (58:23), para formar parte de Breaking2, un ambicioso proyecto cuyo objetivo es demostrar que, con la ayuda de la ciencia, el límite del ser humano está mucho más lejos de lo que imaginamos; que es posible correr un maratón en menos de dos horas; 42.195 metros en menos de 120 minutos, y sí, en 2017.

Entre viaje y viaje, recién llegado de Italia y preparando la maleta para volar a Eritrea, el país de origen de Zersenay y donde ultimarán la preparación, Jerónimo Bravo se sienta a hablar con EL ESPAÑOL en una cafetería aledaña a la Casa de Campo, una de sus sedes de entrenamiento cuando trabajan en Madrid. El entrenador español, con un currículum impecable —licenciado en Magisterio, Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y Psicopedagogía, además de cursar un master de gestión deportiva y tener el título de técnico nacional de halterofilia— lleva toda la vida ligada al atletismo y reconoce que este “es el proyecto más ambicioso e importante que se haya planteado jamás”.

Y un programa tan estudiado milimétricamente tenía que valerse del corredor más eficiente del mundo: Zersenay Tadese. Un estudio realizado en el año 2007 así lo demostró: el atleta eritreo, exciclista y entrenado por Jerónimo desde 2002, es el el fondista que menos gasto energético necesita para correr a una determinada velocidad. Un diamante de muchos quilates por el que también ha pujado Yannis Pitsiladis, el científico británico que está desarrollando otro proyecto, Sub2hrs, para romper la barrera de las dos horas.

"Han nacido para ello"

Además de Zersenay, Breaking2 está integrado por otros dos atletas de talla mundial: el keniata Eliud Kipchoge, campeón olímpico de maratón con una marca personal de 2:03:05, y el etíope Lelisa Desisa, doble ganador del maratón de Boston cuyo mejor registro es de 2:04:45. Los tres afrontan un reto utópico —nunca nadie ha corrido un maratón más rápido de 2:02:57—, pero existen evidencias a las que agarrarse.

“Para bajar de las dos horas tienes que haber nacido”, dice Jerónimo Bravo a este periódico. “Y estos atletas han nacido con esa posibilidad. Si no la tuvieran, [este proyecto] sería implanteable. El corredor existe, no lo hemos tenido que fabricar”.

El discurso del entrenador español transmite una confianza realista. No hay certezas, pero sí esperanza empírica. Tiene fe ciega en Zersenay, del que dice que sus problemas en el maratón —su mejor tiempo es de 2:10:41— se deben a la nutrición e hidratación en carrera. Ahora, cuentan con el apoyo de un equipo multidisciplinar conformado por los mejores nutricionistas, fisiólogos, ingenieros, diseñadores, etc. “En función de lo que suda su cuerpo y la temperatura nos dicen qué tiene que beber, qué cantidad y con qué frecuencia. Aunque esto no es la bebida ‘mágica’ de Pitsiladis”.

Jerónimo Bravo con su pupilo Zersenay Tadese. Nike

El método para coordinar el trabajo es sencillo: Tadese y Jerónimo entrenan por su cuenta con libertad absoluta. Los resultados diarios se registran en un reloj con una aplicación desarrollada especialmente para este proyecto y cuyos datos se monitorizan desde Oregon, donde está el cuartel general de Nike. Allí los analizan, y cada semana se produce un intercambio de información entre las dos partes. “A veces me sugieren potenciar una capacidad determinada, pero no me dicen la manera en la que tengo que hacerlo ni cuándo”, explica el preparador español.

“También nos hacen una serie de test para verificar si la preparación va correctamente. A Madrid vinieron los primeros días de febrero para revisar la evolución y el entrenamiento. A partir de ahí, la única obligación son las fotos”, bromea Jerónimo. “No puedo decir que si las cosas van mal es porque Nike me ha obligado a hacer de entrenamiento algo que yo no quisiera hacer”.

Será en primavera y en Monza

El secretismo imperante sobre Breaking2 se ha ido difuminando paulatinamente con píldoras informativas durante los últimos meses. Todavía no se conoce la fecha exacta de la carrera —será en torno a mayo y siempre dependiendo de las condiciones meteorológicas—, pero sí el lugar: el circuito de Fórmula Uno de Monza, situado al noreste de Milán y a 183 metros de altura.

—¿Por qué se ha elegido el circuito de Monza como sede de la carrera?

¿Cuál es el lugar donde más rápido se corre? ¿Cuál es el deporte más rápido que existe? La Fórmula 1. Es de lógica si vas a buscando las condiciones perfectas dentro del ámbito competitivo… Yo nunca había pisado un circuito de F1, y ese asfalto no lo hay en ninguna calle del mundo.

El intento del maratón en menos de dos horas se llevará a cabo en el denominado ‘junior course’, una vuelta de 2.405 kilómetros prácticamente llana —se registra un desnivel de 5,35 metros por giro— y sin curvas pronunciadas que los atletas deberán completar 17.5 veces. Jerónimo Bravo confirma a EL ESPAÑOL que “va a ser una prueba certificada y homologada por la IAAF, un maratón reglamentario”.

El pasado martes 7 de marzo el circuito de Monza fue testigo de un test de media maratón con resultados, en general, cumpliendo los parámetros preestablecidos. Kipchoge marcó un crono de 59:17, bien secundado por Tadese (59:41); mientras que Desisa se quedó algo rezagado (62:55)

—¿Cuáles eran los objetivos del test de media maratón que se corrió allí?

Conocer el circuito, hacer pruebas de material y correr a ritmo de maratón. No era que cada uno corriese lo más rápido posible la media, ni hacer el récord del mundo. Iban a correr al trantrán. Hubo un momento en que la liebre aceleró un poquito más, Zersenay miró el reloj y dijo: "Aquí me quedo". Kipchoge se picó un poco más y le siguió. Desisa tuvo muy mal día porque había estado enfermo.

—De hecho, Kipchoge al acabar la carrera en ese tiempazo de 59:17 dijo que había ido al 60%…

Y Zersenay también. (…) Una serie de mediciones que se le hicieron después demostraron que no había ido a muerte. Entraron en meta relajados; no sonriendo, pero casi. No sé si fue al 60 ó al 65%, pero lo que sé es que ninguno corrió al 100%. Y eso que ibas andando por la recta y el viento te paraba. Que hayan hecho esa marca… En un día así no habríamos intentado el sub dos horas.

Las zapatillas de la polémica

Justo en la mañana del día del test, Nike presentó oficialmente las zapatillas Zoom Vaprofly Elite, un nuevo modelo revolucionario creado única y exclusivamente para cada uno de los tres atletas de Breaking2. Estas ‘voladoras’, que combinan ligereza y rigidez, hacen al corredor un 4% más eficiente según varios estudios realizados. El gran avance reside en la suela, donde se ha incorporado una fina lámina de fibra de carbono que, en perfecta sintonía con la espuma de la cámara, minimiza la pérdida de energía durante el apoyo y proporciona una amortiguación óptima.

Zapatillas Nike Zoom Vaporfly Elite

Sin embargo, esa lámina de fibra de carbono de la entresuela ha suscitado una profunda polémica en la comunidad atlética al, supuestamente, actuar como un muelle y suministrar una propulsión ilegal a quien la use. Mientras que desde Nike se alude a que la zapatilla reimagina y utiliza de una forma más inteligente los materiales empleados en el calzado de running durante décadas, la IAAF ha abierto una investigación para determinar esta supuesta ayuda ilícita.

Jerónimo Bravo confiesa que ha tenido las zapatillas en la mano, que a Zersenay le gustan mucho y que incluso ha probado las Zoom Vaporfly 4%, el modelo inferior a las Elite, pero que también incluyen la controvertida lámina y cuyo prototipo han estado utilizando los principales fondistas de Nike durante el último año. “Las sensaciones son muy buenas, pero en el kilómetro 35 no hay zapatilla, a no ser que tenga un botoncito donde pone ‘turbo’, que te vaya a ayudar”, puntualiza.

Ed Caesar, autor del libro Two Hours: The Quest to Run the Impossible Marathon y parte integrante de Breaking2, escribió en un artículo en Wired que con las Vaporfly 4% en sus pies le resultaba difícil “mantenerse derecho”; describió que era más fácil “correr que estar parado” y que se sintió como “si llevase ruedas”. Las revolucionarias ‘voladoras’ implican ciertas mejoras, pero para Jerónimo Bravo “no existe zapatilla que te haga bajar de dos horas si tú no vales”.

Las liebres y la aerodinámica

Durante el test de media maratón también se realizaron pruebas para determinar la estrategia de las liebres que marcarán el ritmo. Por ejemplo, en algún momento de la carrera los atletas desplegaron una formación en rombo (1-2-3-2-1), colocándose Kipchoge, Tadese y Desisa en las tres últimas posiciones, justo por detrás de los pacers, que iban entrando y saliendo del grupo en función de la vuelta.

La táctica a utilizar con las liebres todavía no está estipulada, pero en Breaking2 le están dando una gran importancia al componente aerodinámico, un campo apenas explotado en el mundo del atletismo. “Los fisiólogos, alguno de los cuales viene del mundo del ciclismo, van a tratar de buscar formaciones con las que se penetre en el aire de una manera en la que los tres atletas principales sufran menos”, explica Jerónimo. “Se están entrenando una serie de movimientos de protección”.

(…)

—Por todo lo que ha contado, queda la sensación de que es verosímil bajar de las dos horas y que Breaking2 no es sólo un proyecto de marketing cuyo objetivo encubierto es vender zapatillas.

Si fuera para vender zapatillas, yo no me hubiera metido. A partir de ahí, lo que implica el proyecto no es que se vaya a bajar de las dos horas, sino que existe la posibilidad de bajar de dos horas.

—Científicamente hablando.

Científicamente y, a día de hoy, los atletas van en la línea correcta para llegar a ese día con posibilidades de bajar de dos horas. Si no existieran esas posibilidades, yo no soy un kamikaze para estrellarme contra un muro sabiendo que me van a dar por todas partes. Es muy complicado, pero la posibilidad existe.

—Pero comprende que haya cierto escepticismo pues sería superar el actual récord del mundo en casi tres minutos. Es como si alguien corre los 100 metros en 9.35s.

Sí, pero también decían que era imposible hacer menos de 9.60s y apareció Bolt. Lo mismo decían hace 20 años de bajar de 2:05 en maratón… Pero, sobre todo, ¿cuántas veces se ha intentado bajar de dos horas en serio con el apoyo de los mejores expertos del mundo? Nunca. (…) ¿Escepticismo? Es posible que el no revelar demasiada información pueda provocar dudas, pero nadie tiene por qué saber lo que hacemos; no porque sea secreto, sino porque la gente opinaría sobre algo para lo que no está preparada. (…) De toda la gente que habla en contra del proyecto, que dice que no, estoy esperando a que alguien me dé un razonamiento tan científico como los que dicen que sí.

—¿Marcar, por ejemplo, 2:00:30 sería un fracaso?

El objetivo se llama Breaking2. El objetivo es bajar de dos horas. Dos horas y treinta segundos no sería lo que buscamos. ¿Fracaso? Desde el punto de vista del objetivo, sí. Ese tiempo sería la leche, pero también una faena.

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