El cheerleading, que para muchos se limita a un baile de chicas con pompones, ha evolucionado hasta convertirse en un deporte acrobático unisex en el que Tailandia ha destacado en los últimos años.





En el piso 14 de un edificio de la Universidad de Rangsit, al norte de Bangkok, una quincena de universitarios, en su mayoría chicos, calientan meticulosamente en una gran sala con ventanales antes de empezar con las acrobacias.

Team Thailand Coed Elite Lv.5 World Cheerleading Champions 2016





En un momento del entrenamiento, una chica, vestida con un pantalón corto rojo en el que se lee "Cheers" y un polo oscuro, da una carrerilla, da una vuelta y se apoya en un compañero para dar un salto mortal.





A continuación, la animadora levanta los brazos en el aire con los pies sujetos por los brazos fornidos del atleta.





"La habilidad que se requiere a los miembros masculinos es la fuerza porque son la base sosteniendo a las chicas. En cuanto a las chicas, cuanto más pequeñas y ligeras, más ventajas tendrán", señala a EFE Wannida Yuangtian, una miembro del equipo de 23 años.





La tailandesa añade que algunas chicas deben ser más ágiles para saltar y situarse en la cúspide de las torres humanas, mientras que otras requieren más fuerza para situarse en zonas intermedias.





"Si fuera posible, querría dedicarme profesionalmente a la animación por mi propia fama y para promover a nivel mundial este deporte", sostiene Wannida, de 1,58 metros de altura y 40 kilogramos de peso.





Los universitarios de Rangsit no entrenan para animar al equipo de baloncesto o fútbol de su facultad, sino que su objetivo es la competición bianual mundial de la International Federation of Cheerleading (IFC) que tendrá lugar el próximo noviembre en Japón con la participación de una treintena de países.

Rangsit University Thailand - 2nd Singapore National Cheerleading Championship 2011





El capitán del equipo, Channarong Goolsiri, explica a EFE que este año aspiran a igualar el éxito que cosecharon en el anterior campeonato de cheerleading, celebrado en Berlín en 2015.





Entonces, se llevaron la medalla de oro en las categorías "principal mixta" y en la de "pequeños grupos mixtos", en una competición en la que también destacaron los equipos de Japón, Alemania y Filipinas.





"Practico el cheerliding porque me gusta la gimnasia y esta actividad requiere tanto habilidad gimnástica como acrobática y animación", señala Channarong, de 22 años.





El tailandés aclara que la animación, a pesar de tener presencia en numerosos países y de la celebración de competiciones internacionales, aún no cuenta con el reconocimiento como deporte en Tailandia, ni en muchos otros países.





Con reconocimiento o no, esta modalidad requiere una intensa preparación física y no está exenta de riesgos.





Chanon Pradit, el seleccionador del equipo nacional de animación, afirma que las lesiones más habituales son las luxaciones de miembros debido a las caídas, aunque con entrenamiento y disciplina los animadores minimizan los accidentes.





"Las chicas pequeñas tienen ventaja porque son más ligeras", apostilla el entrenador y antiguo miembro del equipo nacional.





La historia de la animación moderna se remonta al siglo XIX, cuando los estudiantes de la universidad estadounidense de Princeton organizaron uno de los primeros clubes de animadores para vitorear a su equipo de fútbol americano y durante años fue una actividad reservada a hombres.



No fue hasta 1923 cuando al Universidad de Minnesota (Estados Unidos) introdujo a la primera mujer y a partir de la década de 1940 la animación empezó a ser mayoritariamente femenina.



Más adelante, esta actividad se extendió a otros países como México, donde se llama "porra", o en Chile, donde se denomina "barras", y en las últimas décadas del siglo XX evolucionó hacia un deporte que combina danza, gimnasia y acrobacia.



Además de la IFC, fundada en 1998, existe otra federación de equipos nacionales de animación llamada International Cheer Union (IUC), creada en 2004.



La IUC consiguió a finales del año pasado que la animación fuera reconocida provisionalmente como un deporte por el Comité Olímpico Internacional, aunque ello no supone necesariamente su próxima admisión en los Juegos Olímpicos.

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