Ivana Spanovic se sitúa en el pasillo para efectuar su último intento en la final de salto de longitud. La serbia, bronce olímpico y doble campeona de Europa bajo techo, es tercera con con 6.96 metros. Rapidísima hasta la tabla, ajusta a la perfección e inicia un vuelo que aterriza más allá de los 7m. O eso parece, porque tras la medición, el marcador electrónico refleja una marca de 6.91m, bastante inferior.
A la saltadora serbia se le frunce el ceño. Es imposible, algo tiene que estar mal, piensa. Sin embargo, en la repetición se aprecia que a Spanovic se le suelta un imperdible durante el salto y en el aterrizaje, el dorsal, que ya no está sujeto en su esquina inferior izquierda, arrastra por la arena y deja una marca suave, pero suficientemente clara, a unos 10 centímetros de la huella del cuerpo.
Para alivio de la estadounidense Brtiney Reese (7.02m) y de la rusa compitiendo bajo bandera neutral Darya Klishina (7.00m), un simple imperdible priva a la serbia del gran título de su carrera, que para más inri se queda fuera del podio cuando la otra norteamericana, Tianna Bartoleta, le arrebata el bronce en el salto final por un mísero centímetro. Y por si la polémica fuese todavía más puñetera, las normas se han cambiado para la próxima temporada y los saltadores de longitud no tendrán que llevar dorsal en la parte trasera del cuerpo. La pesadilla de Spanovic es todo crueldad.
Unos 3.000 obstáculos caóticos
Mientras eso sucedía en el foso, mientras la arena registra la prueba de un delito inintencionado, en el anillo de la pista arranca la final de los 3.000 obstáculos femenino. Todo marcha sin incidentes tras la primera vuelta, con el grupo manteniendo la forma uniforme y con las africanas a la cabeza. Sin embargo, cuando enfilan la primera ría, la keniata Chepkoech, que va primera, sigue corriendo por la calle uno y no se desvía ligeramente hacia la izquierda para superar el obstáculo con agua.
Cuando se da cuenta de que nadie sigue su estela, cuando es consciente de que se ha saltado la ría, o más bien de que no la ha saltado, Chepkoech da la vuelta, retrocede unos metros y ahí sí escoge el camino correcto. Tiene que meter un fuerte acelerón para coger al resto del grupo, en el que dos obstáculos más adelante varias atletas tropiezan y se van al suelo. Por si el caos no fuera suficiente, dos estadounidenses, Cobrun y Frecih, oro y plata respectivamente, firman el doblete para EEUU en una prueba tradicionalmente de dominio africano. La equivocada Chepkoech, a quien la situación termina afectando, queda cuarta, fuera del podio.