Mo Farah es el ímpetu que no se cansa nunca de ganar, la resistencia y la velocidad que se combinan en un único cuerpo, ligero y robusto, al que la fatiga no persigue. Acelera y se retrasa, controla las carreras a su antojo, hasta que sucumbe ante su público, en su última carrera en un Mundial antes de pasarse al asfalto y correr maratones. El fondista británico, en una final de 5.000 metros que se ajusta a su terreno favorable, con el ritmo lento y todo por decidirse en los 400m decisivos, cede en el momento donde ha gestado sus grandes victorias. Intenta apretar en la última recta, pero el etíope Edris tiene más fuerzas que él. Farah, que deja al estadio helado, es plata.
En el Mundial de las despedidas no hay finales felices. Pasó con Bolt en los 100 metros y saltó la sorpresa este sábado con Farah viéndose superado al sprint. Después de neutralizar el ataque desde lejos del australiano Tiernan, el héroe británico, el Sir invencible, trató de cambiar a falta de 500 metros, un poco antes del toque de campana, y coger la cabeza de la prueba. Pero los etíopes, en un día que no hubo alianza africana para derrotar a Farah, levantaron un muro contra el que el discípulo del polémico Alberto Salazar se propinó una de las derrotas más sonadas de su trayectoria.
Farah, sin fuerzas en las piernas, sin ese cambio mortal en el último giro al anillo que le ha bañado en oro, hincó la rodilla ante 56.000 personas que no esperaban otra cosa que no fuese una victoria suya. Pero el fondista, múltiple campeón mundial y olímpico, ni apretando los dientes en la recta final, fue capaz de superar al etíope Edris, de 23 años y campeón del mundo júnior en Barcelona 2012. Pegado a la cuerda, solo pudo Farah adelantar a los otros dos atletas del país africano, Kejelcha y Barega, cuarto y quinto respectivamente. El estadounidense de origen africano Paul Chelimo alcanzó el bronce.
Con los fuegos artificiales a punto de encenderse para celebrar su séptimo doble doble en 5.000 y 10.000 después de los logrados en los Juegos Olímpicos de 2012, en el Mundial de Moscú 2013, en el Europeo de 2014, en el campeonato del Mundo de Pekín 2015 y otra vez en los Juegos, en Río de Janeiro, además de los dos oros del Europeo de Barcelona en 2010, Farah tropezó, como en Daegu 2011, donde fue primero en los 5.000 pero sucumbió en los 10.000 ante otro etíope Jeilan, el único capaz de derrotarlo en los últimos ocho años... hasta que un compatriota suyo volvió a repetir hazaña.