Caja Mágica. Un portento de la arquitectura diseñado por el francés Dominique Perrault, con cubierta retráctil incluida, levantada sobre el deprimido barrio madrileño de Usera. Una construcción de acero, madera y vidrio, con pistas interiores y exteriores que podría albergar a más de 13.000 personas pero que, desde hace años, no consigue ni un inquilino estable que la saque de pérdidas. Un vestigio del triple sueño olímpico. Madrid no sabe aún cuál es la factura final (gastos anuales de mantenimiento aparte) de esta hija de Alberto Ruiz-Gallardón y el crédito fácil, pero puede estar muy cerca de saberlo.
Además de la búsqueda de facturas por las diferentes áreas de Gobierno que ha iniciado el equipo de Ahora Madrid, que ha propuesto una comisión de investigación sobre las responsabilidades políticas en el coste de la obra, el precio final dependerá de que el Ayuntamiento acepte la oferta que le ha hecho FCC.
La empresa adjudicataria de la construcción de la Caja Mágica exigió en la pasada legislatura una partida de sobrecostes (la segunda que presentaba) por una cantidad cercana a los 50 millones de euros. El Ayuntamiento aceptó pagarle 15 millones y FCC decidió exigir el resto en los juzgados. Ahora, la empresa adjudicataria de la construcción propone que el Consistorio le pague 6,4 millones de euros, en lugar de los 32 millones adicionales que exigía, a cambio de retirar la demanda. Es un acuerdo muy similar al que estuvo a punto de sellar el Ayuntamiento con Ana Botella al frente y que finalmente no se rubricó. FCC optó por seguir reclamando por la vía jurídica.
Ahora de nuevo el acuerdo está cerca. Ha sido el propio juez quien ha pedido a las partes que acerquen posturas y se ahorren el gasto del proceso. Queda mucho partido por jugar en Madrid en esta legislatura y, como se ha visto con el acuerdo del servicio de limpieza, las constructoras parece que no quieren una guerra abierta con el Ayuntamiento que dirige Manuela Carmena.
El sobrecoste como norma
¿Cuánto ha costado la Caja Mágica? No hay cifra definitiva. Lo que se sabe es que acabará muy lejos del presupuesto inicial de los dos concursos convocados para el proyecto: el de la obra principal (adjudicado por 85,8 millones a FCC) y el del proyecto y construcción de las cubiertas (24,74 millones). La era de los sobrecostes en Madrid está escrita a fuego en cada uno de los 5.637 millones de euros que debe aún la capital española, según las cifras de cierre del segundo trimestre del Banco de España.
El equipo de Gobierno de Ahora Madrid asegura que tiene localizadas de momento facturas de esta obra por importe de 205 millones de euros (la oposición llegó a elevar la cantidad a 294 millones en la pasada legislatura).
¿Qué cosas no se tuvieron en cuenta en el proyecto inicial, a pesar de que no se dudó para acometerlo en elegir un área que obligaba a impermeabilizar las obras contra futuras crecidas del río o a desviar el gasoducto Estafeta-palomares, propiedad de gas Natural? Entre los sobrecostes ya abonados sobre el proyecto inicial se incluyen gastos de 14 millones por cimentación y estructura de la obra principal, 21 millones por la construcción de las pistas de tenis in door y 10 millones adicionales para la construcción de las cubiertas sobre el precio de adjudicación. Las obras complementarias incluyeron además el graderío de los accesos, que no había sido contemplado, así como el aparcamiento del acceso de Perales y el de la calle Embajadores, que sumaron otros 17,2 millones más.
El PP dice sí ahora a la auditoría
La reacción del Partido Popular al anuncio de abrir una comisión de investigación respecto a los costes de la Caja Mágica no se ha hecho esperar. El grupo político en el Ayuntamiento ha instado al equipo de Gobierno a acudir a los juzgados si tienen pruebas que demuestren la comisión de algún delito en los años en que estuvieron al frente del Consistorio.
Defiende así mismo que el equipo de Gobierno respete las decisiones que ya han sido aprobadas en Pleno, como la de abrir un proceso de auditoría pública sobre el origen de la deuda del Ayuntamiento. Lo curioso es que los concejales populares votaron en el Pleno en contra de dicha auditoría y ahora se aferran a ella ante la posible llegada de algo mucho más serio y reglado como es una comisión de investigación.