Londres

El partido de los partidos ya está aquí: Novak Djokovic y Rafael Nadal se enfrentan este sábado en las semifinales de la Copa de Maestros de Londres, donde escribirán el capítulo número 46 de la rivalidad más larga de la historia (no hay pareja de contrarios que se haya cruzado más veces que ellos). El campeón de 14 grandes, que superó 6-7, 6-3 y 6-4 a David Ferrer en el tercer encuentro de la fase de grupos (intrascendente, porque el primero estaba clasificado y el segundo eliminado), sabe todo lo que le espera para llegar a la final: juega contra su rival más fiero (23-22 en el cara a cara) en su peor pista (67,9% de triunfos bajo techo) y en un torneo que nunca ha ganado, aunque ha llegado dos veces al partido decisivo (2010 y 2013). Pese a las circunstancias, el español también tiene la confianza que le ha dado ganar a tres top-10 esta semana (Wawrinka, Murray y Ferrer), la tranquilidad de estar cerrando el año a velocidad de crucero y un truco en la chistera: algo ha cambiado en el juego del mallorquín.

“Desde Shanghái hemos realizado ejercicios para dar pasos mucho más largos y que los apoyos sean más fáciles”, explica Toni Nadal, tío y entrenador del número cinco del mundo. “Aquí lo ha hecho muy bien y se nota la diferencia. Al final, pegas con más soltura y la pelota corre mucho más. Si miramos el partido del Abierto de los Estados Unidos contra Fognini, la bola no le corría nada. El contrario siempre tenía tiempo de colocarse bien. Ahora, al rival le cuesta llegar y no le puede dominar”, prosigue el técnico mallorquín, que lleva tiempo intentando que su pupilo recupere la fluidez . “Cuando te tensas más de la cuenta tienes menos soltura a la hora de moverte y procuras ajustar las distancias dando pasos más cortos. Hoy en día esto no es posible porque la pelota viene muy rápida y tienes la sensación de rigidez. Lo que ocurre es que te mueves y te quedas bloqueado”.

El cambio no es ninguna tontería. En su decisión de ser más agresivo (sumado a la posición adelantada en el resto y a la elección de empezar los partidos sacando al ganar el sorteo inicial, cuando históricamente lo había hecho al revés), Nadal llegó a China y se puso a trabajar con sus dos entrenadores en modificar los desplazamientos antes de golpear la bola. Si durante los primeros nueve meses del año había realizado ese acercamiento a la pelota dando pequeños pasos, desde Shanghái lo hizo abriendo la zancada, abarcando el último tramo antes de disparar con un paso largo y llegando al encuentro con la bola bien plantado, apoyado con fuerza en el suelo.

En busca de la tranquilidad

“Jugar con ansiedad me había hecho dar muchos pasos cortos”, fotografía Nadal, que hoy compite sin esas cadenas opresoras. “He hecho pasos cortos sin avanzar, ni hacia delante ni hacia los lados. No he dado los pasos como tocaba”, confirma el balear, sin óxido en su cuerpo a estas alturas del curso. “Por eso, hemos trabajado en intentar volver a tener soltura a la hora de moverme, a la hora de realizar esos pasos, que tengan un poco más de longitud. Y las cosas están saliendo”, se despide el número cinco mundial, que tendrá menos de 24 horas para recuperarse antes de medirse a Djokovic.

“Estaba dando muchos pasitos cortos y es como si no terminara de llegar nunca a la bola”, desgrana Conchita Martínez, la capitana de los equipos de Copa Davis y Copa Federación. “Al no tener las distancias automatizadas, que es lo que le pasaba a veces, se movía raro”, prosigue la aragonesa, que durante toda la semana ha seguido de cerca los entrenamientos del mallorquín. “Ha mejorado los movimientos y los apoyos, la manera en la que está pegándole a la pelota. Ya tiene otra vez las distancias automatizadas y eso es vital. Hay veces que te encuentras un poco torpe, que no tienes los espacios, pero eso ya lo ha superado. Sus apoyos ahora son fuertes”, insiste. “Me gusta lo que estoy viendo. Está jugando bien y con confianza, mucho más fluido en sus movimientos y golpes. Lo más importante es que vuelve a estar tranquilo”.

Olvidada la ansiedad, espantados los nervios, Nadal es otro. “Para poder jugar bien tiene que tener tranquilidad”, reflexiona Toni Nadal, que ha visto en primera persona todos los fantasmas de su sobrino durante 2015. “Antes, estábamos en el vestuario, hablábamos de intentar hacer algo en la pista y cuando saltaba a jugar hacía todo lo contrario. ¿Por qué? Porque no tenía la tranquilidad para lograrlo. Ahora tiene esos automatismos, para poder hacer lo que cree”, revela el técnico del campeón de 14 grandes, consciente de que por primera vez en toda la temporada el mallorquín está cerca de jugar sin pensar, una cualidad que distingue a los mejores.

“Con Djokovic tiene que imprimir un ritmo alto de juego”, avanza sobre el cruce contra el serbio. “Cuando jugó contra Federer, el suizo le dio poco ritmo. Djokovic no estuvo tan brillante como el resto de la temporada, pero es cierto que Federer le jugó a dos tiros muchas veces y no le importó fallar en algunas ocasiones. Es el camino a seguir, pero tienes que poder hacerlo”, prosigue. “Y por supuesto tiene que mejorar el saque, que es lo que más le ha costado aquí. No sacó mal con Wawrinka, pero sí con Murray, con un 51% de primeros saques. Es muy poco, más aún cuando no tienes un servicio como el de Karlovic”, apunta el hombre que pilota la carrera del balear desde que era un niño.

“Es vital que saque bien para no perder la iniciativa”, le sigue Conchita, coincidiendo en ese argumento. “Y es importante que coja su derecha, que sea agresivo y que llegue a la bola antes para poder hacer algo con ella. En partidos difíciles, muchas veces llegaba muy justo y mal de apoyos. Ahora lo hace rápido, apoyado con fuerza y tirando profundo. Djokovic es el termómetro perfecto para medir el nivel de Nadal. Es un jugador que tiene distintas marchas. Aguanta bien desde el fondo de la pista, volviendo locos a muchos rivales. Nadal tiene que llevar la iniciativa y no dejar que Djokovic le pueda marear demasiado”.

¿Una liga diferente?

La frase de Nadal no deja espacio para interpretaciones ocultas. “A día de hoy, Djokovic no es mi liga”, dice el mallorquín, antes de buscar la final frente al serbio, con el que ha perdido siete de los ocho últimos encuentros que ha jugado. “Este año he estado en otras ligas y he intentado ir ganándolas para llegar a la siguiente. Ahora mismo estoy jugando una liga distinta a la que he jugado todo el año”, reconoce, celebrando su evolución. “Estoy jugando la liga que quiero jugar, la que trabajo para jugar. Eso no quiere decir que esté preparado para ganar a Djokovic”, anticipa sobre el duelo frente al balcánico, al que no derrota bajo techo desde 2010 (frase de grupos de la Copa de Maestros).

“Le agradezco el cumplido”, responde Djokovic, siempre correcto. “Me lo tomo como un halago, pero no me considero un jugador de otra liga. Compito en igualdad de condiciones, como cualquier otro tenista, para conseguir este trofeo. Creo que no sería justo y sería muy pretencioso e incluso arrogante si digo: ‘Sí, estoy en otra liga’. Nunca diría eso, por supuesto”, repite el número uno, que vio desde el hotel cómo Nadal empleaba 2h37m ante Ferrer en un partido sin nada en juego, salvo los puntos (200) y las ganancias económicas. “He ido viendo sus partidos y es un hecho que ha jugado mejor desde Pekín y que ha ido subiendo el nivel desde el Abierto de los Estados Unidos”, asegura. “Ya en China, jugando la final en Pekín y haciendo semifinales en Shanghái, podías sentir que se sentía más cómodo en pista, que ya jugaba mejor. Sé lo que me espera”, cierra Nole, a la caza de su quinto título de maestro de maestros.

“Según los resultados de cada uno, en la misma liga no están”, opina Conchita. “Nadal ha tenido que pasar por unos momento difíciles y finalmente se están reencontrando”, agrega la seleccionadora nacional. “El punto de inflexión fue Pekín y Shanghái”, descubre Toni Nadal. “Históricamente, estos torneos no se nos daban muy bien y allí Nadal consiguió darle la vuelta a algunos marcadores adversos, algo que lleva tiempo sin hacer. En Basilea pasó lo mismo”, rememora. “Nadal llega en un momento bastante distinto al partido que jugaron en Pekín. El favorito es Djokovic. Ha sido el mejor de la temporada con mucha diferencia y encima se enfrentan en una superficie que es más favorable para él, pero la línea que llevamos es ascendente”.

En Londres, el sábado se detiene el tiempo: dos de los mejores jugadores de siempre juegan por el pase a la final de la Copa de Maestros.

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