París

Tras la victoria más importante de su carrera, Marco Trungelliti se quedó más de 10 minutos haciéndose fotos en la pista número dos de Roland Garros, atendiendo a todo el que se lo pidió con ilusión. El desconocido argentino derrotó 7-6, 3-6, 6-4 y 6-2 a Marin Cilic y demostró que no hay imposibles: con tres victorias en toda su carrera (¡sólo tres!), y a una edad bastante tardía, el 166 del ránking despidió al croata (campeón del Abierto de los Estados Unidos en 2014 y finalista hace unos días en el torneo de Ginebra) en un día que difícilmente olvidará. La pregunta fue instantánea: ¿cómo es posible que se presentara ante el mundo a los 26 años, cuando ya debería haber hecho ruido?

“Hace más de dos años que estoy trabajando con un psicólogo”, explicó el argentino, que contrató a Juanjo Grande en 2014 y desde entonces ha conseguido un cambio de mentalidad vital para su juego. “Antes no confiaba en los psicólogos. Había tenido un par de entrevistas, pero ni me gustaban ni me encontraba cómodo con ellos”, reveló Trungelliti.

“Pero llegó en un momento en mi vida tenística en el que veía que no podía yo solo. No conseguía resultados. Eso cambió a partir de conocer a mi psicólogo. Él me enseñó algunos caminos para ver las cosas de forma distinta. Me ha ayudado a abrir muchas puertas, tanto dentro como fuera de la pista. Ha llevado su tiempo, hasta que he sentido que realmente funcionaba, pero es algo muy importante”, reconoce el tenista argentino.

En sus comienzos, Trungelliti sorprendió por un talento que los técnicos reconocieron rápido. Con habilidad para hacer cosas distintas al resto (con mano, que dicen los tenistas), el argentino creció amoldando su juego a pistas rápidas, dejando la tierra batida a un lado (su peor superficie, incluso colocándola por debajo de la hierba). Luego, sin embargo, se encontró de sopetón con la realidad: la irregularidad y los problemas mentales le alejaron de la élite, obligándole a jugar los torneos menores (Challengers y Futures). Hasta que se atrevió a buscar ayuda en un psicólogo.

“Toqué fondo”, contó el argentino. “Había tenido un año muy malo en 2013. No me sentía bien conmigo mismo en la pista”, continuó. “Lo pude reflejar ante Cilic, demostrando cómo jugaba de pequeño: con mucha variedad, abriendo la pista y siendo ofensivo. Hay muchas cosas que se me olvidaron en ese año”, recordó.

“Me encontraba vacío. A partir de 2014, cuando empecé a trabajar con mi nuevo equipo, me volvieron a surgir todas esas cosas, me enseñaron que había otro tipo de tenis”, insistió Trungelliti, que tiene en su grupo de trabajo a Francisco Cabello y Gabriel Markus, además de contar con la ayuda de su psicólogo, una de las claves que le permitirán jugar este miércoles por el pase a la tercera ronda de Roland Garros (se mide a Albert Ramos).

TAMBIÉN OCURRE AL MÁS ALTO NIVEL

“No es algo fácil”, reconoció Carla Suárez, vencedora 6-2, 4-6 y 6-2 de la checa Siniakova en su debut en el torneo. “Yo llevo un tiempo trabajando con ella, pero en años anteriores no había sido fácil encontrar a la persona adecuada”, aseguró la canaria, que trabaja con la psicóloga Patricia Ramírez, de reconocido prestigio en el mundo del fútbol.

“Comprendo que algunas jugadoras no quieran trabajar con psicólogos, pero si estás abierta a hacerlo es algo que no resta, en todo caso suma”, añadió. “Estamos en un deporte muy competitivo. Si eso lo trasladamos a la vida real… yo no soy tan competitiva fuera. Es un tema de sacar la garra. Siempre lo digo, si se jugara con un ritmo menos, con una marcha más baja, no necesitaría ayuda de nadie”.

A diferencia de Trungelliti, que necesitaba salir de la dinámica en la que había entrado, Suárez persigue un objetivo distinto, relacionado con la garra competitiva. “Cada caso es distinto”, recordó la número 14 del mundo. “Lo mío es un tema de carácter. Estoy tratando de cambiar interiormente, de mejorar. Como tenista funciono, eso está claro. He logrado unos resultados que lo demuestran, pero si quiero conseguir grandes cosas tengo que buscar eso”, reiteró.

Carla Suárez en su debut en Roland Garros este martes. Robert Ghement EFE

“Al final, es como un entrenador de tenis que te enseña a pegar la derecha”, comparó Feliciano López, que superó 6-4, 6-4, 3-6 y 6-2 al italiano Fabbiano. “El tenis es cabeza, golpes y físico. Así que tenemos que usar todos los elementos de la mejor manera posible”, continuó el toledano.

“Es cierto que son cosas muy personales. Para ir a una persona que te ayude, lo primero es creer que puede hacerlo”, aseguró el 23 mundial, que trabaja con Pablo del Río. “En mi caso, es alguien de mi total confianza que ha estado relacionado con el mundo del tenis mucho tiempo. Ha trabajado con millones de atletas desde hace años. Me gustan los psicólogos que son prácticos. No hago trabajos muy específicos de psicología, intento ser práctico, pero cada persona es distinta y tiene sus propias necesidades”, zanjó Feliciano.

“NO HE TENIDO BUENAS EXPERIENCIAS”

“El tenis evoluciona”, recordó Guillermo García-López, que batió 6-4, 6-4, 5-7 y 7-6 al holandés De Bakker para pasar a la segunda ronda. “Antes, no se le daba tanta importancia al aspecto físico y ahora todo el mundo lo cuida mucho. Igual con la alimentación y los nutricionistas. Siempre buscamos mejorar”, siguió.

“Yo he trabajado con psicólogos y es importante, pero no he tenido buenas experiencias. Ahora mismo no estoy con nadie, sobre todo por esas malas experiencias que he tenido”, reveló el español. “Eso sí: tiene que ser una persona que te conozca muy bien. No vale hacer una gira, ir a casa, sentarte en un sillón y empezar a contarle cosas. El psicólogo tiene que estar muy integrado en el día a día. Debe estar más encima que un preparador físico”, se despidió el tenista de La Roda, que ahora jugará contra Dominic Thiem (3-6, 6-2, 7-5 y 6-1 a Íñigo Cervantes).

“En mi caso, he trabajado cuatro años con psicólogos”, dijo Roberto Bautista tras vencer 6-3, 6-3 y 6-1 al ruso Tursunov. “La temporada pasada lo dejé un poco de lado, aunque me gustaría retomarlo. Creo que fue algo que me vino muy bien. Igual que trabajar la derecha o el revés, hay que trabajar la mente también”, expuso, coincidiendo con el resto. “Sigo haciendo por mi cuenta rutinas que hacía con mi psicólogo cuando estábamos juntos”, finalizó.

“Yo este año he cambiado de equipo y de lugar de entrenamientos, pero psicólogo no tengo”, explica Pablo Carreño, ganador 7-6, 6-7, 6-4 y 6-4 del argentino Delbonis. “No me voy a cerrar en banda a tenerlo, aunque tampoco voy a decir que necesito uno porque no puedo ganar sin esa figura”, aseguró el gijonés.

“Nunca he trabajado con ningún psicólogo, pero creo que puede ayudar”, resumió David Ferrer, protagonista de un cómodo debut (6-1, 6-2 y 6-0 al ruso Donskoy). “Es una cosa más que al jugador le puede aportar en ciertos momentos”, añadió el alicantino, que desde hace tiempo suele leer libros de autoayuda. “Por circunstancias, o por cómo me ha ido mi carrera, no lo he tenido, pero estoy de acuerdo en que los jugadores lo tengan”.

En París, como en cualquier otro torneo, se juega con la raqueta y se gana en la pista, pero el trabajo que hay fuera de los focos tiene mucho peso en el resultado.

David Ferrer celebra un punto ante el ruso Donskoy. Robert Ghement EFE

Noticias relacionadas