Roger Federer buscará este jueves llegar a su final número 28 de Grand Slam ante Stan Wawrinka. A los 35 años, y después de pasar seis meses alejado de las pistas para recuperarse de las lesiones en la rodilla izquierda y en la espalda, el suizo está a una victoria de conseguirlo y relanzar el viejo sueño de aumentar hasta 18 su récord de grandes. ¿Impensable hace unas semanas? Posiblemente algo más que eso.
“Si alguien me hubiera dicho que jugaría las semifinales ante Wawrinka no me lo podría haber creído”, responde Federer el martes por la noche. “Por la parte de Stan está claro que sí, pero no por la mía”, prosigue el suizo, que domina 18-3 el cara a cara ante su rival, con un contundente 13-0 en pista dura. “Ni siquiera sabía que Wawrinka estaba en mi parte del cuadro hasta hace unos días. No miré al cuadro ni dónde estaba porque hubiera sido poco realista por mi parte”.
Es normal que Federer no mirase el cuadro. El suizo llegó a Melbourne preguntándose si la tercera ronda sería la última palabra que diría en el torneo, porque su posición en el ránking (17 del mundo) le anticipaba un cruce durísimo desde casi el inicio, luego otro, después otro más y así hasta la final.
Sorprendentemente, Federer arrasó a Tomas Berdych, resistió a Kei Nishikori en cinco mangas y finalmente devoró a Mischa Zverev, esquivando un enfrentamiento con Andy Murray, sorprendido por el alemán en octavos de final, y encarando las semifinales con un juego celestial: en las 10h36m que ha pasado en la pista, el helvético ha ganado el 80% de puntos con su primer saque, ha disparado 282 ganadores (por 154 errores no forzados) y lo ha hecho fiel a su estilo de saque y red, sumando en la cita 112 puntos en 152 subidas. Alucinante para un tenista con canas.
“No estoy sorprendido por el nivel de Federer, ya sabíamos que estaba ahí”, explica Mats Wilander, ex número uno mundial y siete veces campeón de Grand Slam. “Si uno entrena tres o cuatro horas al día durante tres meses seguidos es mucho más tenis del que jugaría si estuviera compitiendo en el circuito”, reflexiona sobre el tiempo que el suizo pasó alejado de las pistas, que aprovechó para prepararse a conciencia.
“Es increíble que haya podido ganar un partido a cinco sets porque significa que está fuerte mentalmente”, reconoce el sueco. “Eso sí, Nishikori tuvo problemas físicos, así que creo que Federer no ha tenido todavía una prueba definitiva. Nadie le ha llevado al límite. Jugó a cinco sets, sí, pero Nishikori le di un motivo para no estar nervioso. Si tienes a tu rival tumbado en el suelo con problemas en la espalda... Es una de esas situaciones en las que tu oponente no está al 100%”, apunta Wilander.
“Yo sí estoy impresionado con Federer”, le contrapone Mark Philippoussis, ex número ocho del mundo y sparring de Rafael Nadal para preparar su encuentro contra el canadiense Raonic. “La manera en la que está jugando, su capacidad para moverse bien tras tanto tiempo parado, la tranquilidad que tiene en la pista… Estoy jugando aquí el torneo de leyendas. La pelota vuela muchísimo y hay una gran diferencia con el bote, en comparación al año pasado”, continúa el australiano, que disputa esa prueba con Carlos Moyà. “Eso me ayuda un poco a entender el nivel de Federer y creo que él también está disfrutando con esas condiciones”, cierra Philippoussis.
“Siempre puedes esperar algo así con Roger”, le sigue Goran Ivanisevic, ex número dos mundial y campeón de Wimbledon en 2001. “Ha dado tres lecciones de tenis en la pista central”, dice el croata, que ahora entrena a Berdych, eliminado por el suizo en esa tercera ronda del torneo, la que debería haber sido fatídica para el número 17. “Si Federer juega así no se puede hacer mucho más, sólo aplaudir. Es bonito verle a este nivel”, se despide Ivanisevic.
"Lo que está haciendo Federer a sus 35 años... Sé que todo el mundo habla de ello", opina Andy Roddick, uno de los grandes rivales en la carera del suizo, pese a que perdió 21 de los 24 partidos que ambos disputaron. "Todos van a comentarlo en cada historia hasta que termine el torneo, y pese a ello no sé si será suficiente. Es increíble”.
Así llega Federer a las semifinales del Abierto de Australia, las número 41 que jugará en un Grand Slam. Todavía, en cualquier caso, le queda el enorme reto de Wawrinka, que aunque no haya conseguido imponerse nunca en pista dura ante su compatriota tiene armas de sobra para hacerlo, y el indescifrable escenario que supondría una final.
“Es un genio, ha ganado 17 grandes, es un artista”, piropea Wilander. “Pero ahora aquí es más sencillo porque Murray y Djokovic están eliminados. Espero que lo consiga, pero no se puede predecir cómo se comportará con 5-4 en el quinto set o en una final con Nadal”, sigue el ex número uno mundial “¿Cómo saldría a jugar una final con Nadal? Por supuesto que saldría nervioso, aunque sea Federer. Aún hay mucho por andar”.
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