Madrid

“No he merecido perder”. Tras dejar escapar cuatro bolas de partido, Roberto Bautista se despidió a la primera en el Mutua Madrid Open ante el croata Karlovic (6-7, 7-6 y 6-7), que disparó 75 golpes ganadores, 35 de ellos saques directos, y se llevó la victoria en un pulso de 3h01m en el que ninguno de los dos oponentes se rompieron el saque.

“Madrid acelera el juego y contra Karlovic sabía que sería muy complicado, que estaría todo igualado”, explicó luego castellonense. “Estoy enfadado, disgustado con el resultado”, prosiguió Bautista. “Jugar con Karlovic en condiciones más lentas habría sido mejor. Madrid me encanta, sus condiciones son buenas para mí, pero posiblemente son mejores para él", cerró el número 21 mundial.

Tras el encuentro, EL ESPAÑOL reunió a siete entrenadores para analizar y debatir sobre los cambios que deben afrontar los jugadores intentando contrarrestar la altitud de Madrid, donde se juega a 667 metros de altura sobre el nivel del mar. 

Carlos Moyà. La altura se nota. Las sesiones de entrenamiento en altura van bien para adaptarte un poco. La bola bota más, está todo más rápido, más vivo. Se tarda unos días en sentir lo mismo que a nivel del mar, e incluso hay jugadores que nunca llegan a sentirlo, como yo. Hay jugadores que se adaptan bien.

Francisco Fogués. Aunque la altura de Madrid no es comparable a la que hay en Bogotá o Quito, ni mucho menos, es algo que se nota bastante, sobre todo tras venir de jugar en torneos a nivel del mar. Por ejemplo, puedes encontrarte en Estoril por la noche siendo incapaz de mover la bola y llegas a Madrid y es imposible que baje. 

Àlex Correta. Los cambios más grandes son que la pelota sale mucho más rápida de la raqueta, que la bola bota más alta y que el esfuerzo a la hora de sacar es bastante menor. Al restar, es más difícil recibirla porque la bola sale muy rápida del cordaje. Al sacar fuerte o con efecto… literalmente vuela, sale despedida. Cuando estás jugando a nivel del mar, hay jugadas en las que estás acostumbrado a tirar con una potencia y aquí tienes que darle un poco más de curva porque la bola no baja.

Xavier Budó. Se nota mucho, sobre todo en los jugadores que juegan mucho de brazo y que no mueven la mano. Los tenistas que tienen poca sensibilidad en los golpes notan mucho más la altitud. Es fundamental la estabilidad en los golpes. Si no estás agarrado a la pista, si juegas con apoyos altos o muy plano, la bola se va. La clave son los agarres y acelerar para que la pelota caiga.

Alberto Berasategui. Hay menos resistencia en el aire y la pelota vuela un poco más. Hay que ajustar los golpes, cerrar más la empuñadura. Normalmente, lo que se suele hacer es encordar un poco más duro, en función de la altura del lugar. En Madrid, por ejemplo, suele realizarse un encordado entre cuatro y cinco kilos más duro de lo normal. Hay que cerrar más la muñeca, para que la bola, caiga, por el tema de la resistencia.

Carlos Martínez. La altitud es un factor muy determinante. La jugadora tiene que mover mucho más la mano y afecta. Por eso se llega con más tiempo de antelación, para intentar hacer una adaptación que sea adecuada a las condiciones. Es complicado. Las jugadoras que juegan muy recto, las que no mueven mucho la mano, sufren más en torneos como Madrid. 

Carla Suárez, devolviendo un revés en Madrid. Diego Souto Mutua Madrid Open

Gonzalo López. Madrid tiene una cosa muy buena: la pelota es Dunlop y es más pesada. Eso ayuda a que vuele un poco menos. La semana pasada estábamos en Marrakech con una bola Wilson, que es mucho más ligera. En cualquier caso, beneficia mucho más a los que juegan liftado porque la bola coge más efecto. Por ejemplo, el saque. Cuando la pelota aterriza va muy rápida y con el servicio liftado eso se acentúa todavía más. Sinceramente, creo que no cuesta mucho adaptarse, con un día o dos es más que suficiente.

C.M. Los que son tan buenos se adaptan a todas las circunstancias posibles, pero favorece un poco más al sacador. Es bastante complicado hacer un break. Al que defiende no le ayuda tanto, al que lifta está claro que sí. Es distinto liftar y defender: el puro defensor lo tiene más complicado aquí porque es más difícil protegerse en estas condiciones. 

F.F. Hay que adaptarse, pero el problema es que hay muy poco margen para hacerlo. Hay que intentar cambiar un par de detalles técnicos y jugar con las tensiones del cordaje. El ejemplo está en los jugadores que vienen de la fase previa, más adaptados a esas condiciones. Todo se está igualando mucho. Ha habido resultados muy apretados

A.C. En general, beneficia a todos, pero a la vez incomoda también a todos. Al jugador que está muy fino le ayuda porque le hace jugar con un extra de agresividad, pero si estás incómodo lo notas mucho. 

A.B. Sin duda, ayuda a los que tienen buen saque, pero también a los que tienen buena mano. Favorece a los dos, depende. Si eres pegador, estás en una semana buena, pegas cañonazos y todos te entran… es muy difícil parar a alguien así porque cuando defiendes no lo haces con tanta fuerza, no puedes cerrar el tiro. 

X.B. Favorece a la gente que saca y resta bien, pero también a las jugadoras que saben tratar la bola desde atrás, que juegan con más margen. Aunque claro, aquí ha ganado Kvitova, así que esto demuestra lo que hablamos. Favorece a ambos perfiles. 

G.L. Sí, favorece a los pegadores y a los que liftan la bola. Y ahí está el ejemplo de Nadal, al que históricamente le ha ido muy bien en este torneo, que ha ganado cuatro veces. 

F.F. Yo creo que está muy parejo. El caso de Karlovic, que le ha ganado a Bautista. ¿Cómo le restas? La bola te pasa por encima de la cabeza. Sin embargo, hay otros jugadores que con un buen timing y con menos fuerza se apoyan en la altura para darle más profundidad a sus tiros. No me atrevería a decir si le va mejor a los pegadores o a los que defienden más. Posiblemente, la respuesta es a los que se adaptan mejor, como casi siempre. 

Thiem, en un partido en Madrid. Diego Souto Mutua Madrid Open

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