Es difícil encontrar unos ojos que brillen más y unas palabras que rebosen tanta felicidad. En unos pocos días, Petra Kvitova pondrá fin a la pesadilla que nació el pasado 20 de diciembre, cuando fue asaltada en su casa de Prostejov por un agresor que la mandó al quirófano después de provocarle varios cortes de gravedad en su mano izquierda con un cuchillo, para terminar llevándose 200 euros. El robo, un susto de muerte que desembocó en una operación de cuatro horas y apartó a la checa durante más de cinco meses de la pistas, ha quedado atrás para dejar paso a un regreso que ha emocionado a todo el vestuario: tras el horror, Kvitova está de vuelta para jugar Roland Garros.
“He ganado mi pelea más grande”, se arrancó la campeona de dos grandes, que debutará en el torneo contra la estadounidense Boserup. “Mi médico me dijo que quizás no volvería a jugar nunca más, pero que había alguna posibilidad de que eso fuese distinto. Me gustan los desafíos y este es uno de los mayores que he tenido nunca. Conservo todos mis dedos, puedo jugar al tenis y estoy aquí para hacerlo de nuevo en París”, prosiguió la número 16 mundial. “Sentí que me quitaron el tenis y que no fue mi decisión. De repente, no podía hacer lo que quería. Así que estoy feliz de estar aquí de nuevo porque el sueño se ha hecho realidad. Sabía que acabaría llegando este día”.
A los 27 años, Kvitova ha vuelto a nacer. Tras la operación, complicada por la gravedad de los cortes, la checa pasó las Navidades con una férula en la mano y en pocas semanas ya estaba trabajando en la rehabilitación, en la que estuvo centrada durante meses, haciendo pequeños movimientos en sus dedos, apenas centímetros que festejó por todo lo alto. Viajando cada poco a Grenoble para visitar a sus doctores, Kvitova intentó combinar la recuperación con otras actividades que le permitieran despejarse la cabeza, como por ejemplo sus estudios, hasta que le llegó la hora de volver a la pista para reencontrarse con la raqueta.
“Veo la vida desde un ángulo distinto”, reconoció la checa. “Sé que mi mano no está perfecta, todavía me falta para llegar al 100%. He trabajado muy duro y me he recuperado más rápido de lo que estaba previsto, lo que ha sido una sorpresa para todos”, confesó Kvitova, que hace unos días tenía previsto volver en Wimbledon y de repente adelantó el retorno a Roland Garros. “En marzo, cogí la raqueta por primera vez y me sentí muy extraña, como si no fuera mi raqueta, como si no fuera mi mano. Ahora estoy mejorando cada día. Mi médico me ha dicho que quizás necesito seis meses para volver a donde estaba, pero no me importa el tiempo que sea”, prosiguió la ex número dos mundial, que se mantuvo a flote en los momentos duros gracias a su carácter, tan vivo como duro.
“Tengo suerte de ser una persona con mentalidad positiva”, celebró Kvitova. “Así que me lo tomé todo por el lado positivo, tratando de pensar la mayoría de las veces en otra cosa”, añadió la checa, que pese a regresar al circuito todavía está lejos de plantearse pelear por cosas importantes. “Cuando juego no tengo dolor en la mano, aunque es verdad que no lo he probado en un partido. Quizás será diferente cuando lleguen los nervios, pero por ahora todo está bien. Estoy deseando de que llegue el momento de volver a jugar”.