El sonido es parecido al de un tren que pasa por una estación sin parar. El viernes por la mañana, las derechas de Rafael Nadal peinan dos tubos de pelotas Babolat colocados de pie sobre la tierra batida de la pista Philippe Chatrier. El mallorquín acaba de enterarse que debutará en Roland Garros contra Benoit Paire, que su cuadro es bastante amable (Robin Haase, Gilles Simon, Jack Sock y Milos Raonic) y que en semifinales podría encontrarse con Novak Djokovic, aunque sigue a lo suyo. David Goffin, su pareja de entrenamientos durante casi dos horas, ya se ha marchado al vestuario, pero el campeón de 14 grandes continúa ajustando su tiro más decisivo, intentando acertar en esas dos dianas de latón mientras Toni Nadal y Carlos Moyà le rectifican permanentemente. Luego, cuando Nadal se sienta ante la prensa, lo explica todo bien claro.
“¿Con qué golpe que te tuviese que funcionar muy bien te quedarías?”, le preguntaron en su primera rueda de prensa en el torneo. “Con las piernas y con el drive, nada más”, respondió el campeón de 14 grandes. “Si eso funciona, lo demás va a acompañar. Esa es la base de mi juego”, prosiguió el número cuatro mundial. “Desde el comienzo del año mi derecha ha estado bien. Era vital recuperar la agresividad con el drive para encontrar de nuevo mi estilo de juego natural. La sensación cuando golpeo con la derecha no debe ser solo la de crear golpes ganadores, tiene que ser la no perder la iniciativa. Es algo que he conseguido en la mayoría de los partidos que he jugado este año”, celebró el balear, al que vestuario considera claro favorito a ganar la Copa de los Mosqueteros, en parte porque ha recuperado esa mordiente en su derecha.
“Rafa ha ganado tres torneos consecutivos en su superficie favorita, y está jugando con mucha confianza otra vez”, reflexionó Novak Djokovic, que debutará contra Marcel Granollers. “Es el máximo favorito al título”, aseguró el serbio, el defensor de la corona. “Al 100% es el gran favorito”, le siguió Dominic Thiem, que hace unos días venció a Nadal en cuartos de final del torneo de Roma. “Ha vuelto a su mejor nivel este año y ha ganado aquí nueve veces”, recordó el austríaco. “Ganar el mismo Grand Slam 10 veces sería algo único en el tenis, bastante loco”, cerró el número siete mundial, que se estrenará contra el australiano Tomic.
“Al final, para mí lo único importante es llegar aquí y jugar bien”, resumió Nadal. “No importa si alguien cree que soy candidato o no. Tengo que jugar y la única manera de tener oportunidades es hacerlo bien, estar sano y tener la actitud correcta en cada entrenamiento y en cada partido. Esa es la única manera de intentar conseguir una victoria aquí. Vosotros os vais a centrar en escribir las cosas que tenéis que escribir, pero realmente eso no me importa mucho”.
Así, Nadal empezó a conseguir este viernes lo que avisó que necesitaba ante los periodistas: tras entrenar mal el jueves, el mallorquín se marchó de la pista con una buena sensación. A falta de pocos días para debutar en Roland Garros (lo hará lunes o martes), el español está cerca de su versión más reconocible en París, con todo lo que eso significa. La historia hacia la leyenda empieza ya.
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