“¡Eso no es un chut! ¡Le has pegado a dos por hora! ¡Hay que disparar fuerte!”. La queja de Toni Nadal llega pasadas las ocho de la tarde del lunes, cuando el primer entrenamiento de Rafael Nadal en el torneo de Roma ha terminado. Una silla verde colocada en uno de los fondos de la pista número cinco es el objetivo de tío y sobrino, de Rafael Maymò, Benito Pérez-Barbadillo y Marc López. De pie al lado de la red, y utilizando pelotas de tenis como si fueran balones de fútbol, los cinco se van turnando para rematar e intentar durante un buen rato que la bola acabe entrando entre las dos patas de madera del asiento. Todo ocurre entre risas y caras relajadas, aunque el campeón de 14 grandes debuta este miércoles contra Nicolás Almagro en el quinto Masters 1000 del año.
A mediodía, y después de ganar el Mutua Madrid Open la noche anterior, el mallorquín se monta en un avión que le lleva de Madrid a Roma. Tras almorzar, el campeón de 14 grandes aparece por el torneo cargando con su raquetero al hombro, firma cientos de autógrafos y se marcha a entrenar durante una hora con Marc, que como siempre jugará el cuadro de dobles con Feliciano López. El martes por la mañana, y repitiendo con el mismo acompañante, el número cuatro mundial se pone a practicar durante hora y media sin grandes esfuerzos, en otra sesión planificada sobre la base de la suavidad y la poca exigencia.
“Estos días lo único que busco es no entrenar muy concentrado porque vengo de muchos partidos jugando bajo presión”, dice el mallorquín a este diario. “Intento soltar el cuerpo, el brazo y limpiar un poco los golpes después de una semana de competición”, añade. “He entrenado suficiente y he jugado suficiente. Estoy más que rodado. Es un tema de descansar, de llegar lo mejor posible al primer partido, tanto a nivel físico como a nivel mental. Estoy un poco cansado, sí, pero espero llegar listo al debut con Almagro”.
Para Nadal, la forma de preparar Madrid y Roma ha sido completamente distinta. El jueves antes del torneo el español ya estaba en la Caja Mágica, donde se entrenó durante seis días con parejas de nivel (Dominic Thiem, Pablo Cuevas o Grigor Dimitrov), a un ritmo endiablado y muchas veces en sesiones dobles. Tras parar después de ganar Montecarlo y Barcelona, y como consecuencia de las condiciones de la altitud de la capital de España (667 metros sobre el nivel del mar), el mallorquín necesitó exprimirse todo lo que no le hizo falta en Roma, un torneo que le verá estrenarse con Almagro antes de pensar en nada más.
“Y da igual si tienes el revés a una mano, a dos, a tres, a cuatro o a cinco: con Nadal siempre tienes desventaja al jugar en tierra”, aseguró el murciano en este periódico. “Es el mejor tenista de la historia en esta superficie. Tendré que encontrar la manera de atacarle de alguna forma. Tengo que estar muy acertado y ser muy agresivo, pero se tiene que dar la circunstancia de que tenga un día malo”, añadió Almagro, derrotado en 15 de los 14 encuentros anteriores con el mallorquín y desesperado hasta el punto de gritar en mitad de un partido en Roland Garros (2008) que Nadal ganaría 40 años seguidos el torneo, tal fue la paliza que se llevó (triple 1-6).
“Y de momento no voy muy desencaminado”, bromeó Almagro cuando se lo recordaron, que hace unos días tuvo ganado a Novak Djokovic en Madrid (3-0 mandaba en el tercer set) y que contra Nadal buscará lo que nadie en 15 partidos: que el mallorquín incline la rodilla en tierra por primera vez esta temporada.
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