La escena ocurre en el pasillo que comunica la pista Manolo Santana con los vestuarios del Mutua Madrid Open. Rafael Nadal acaba de ganar a Novak Djokovic después de perder siete partidos seguidos con el serbio (desde Roland Garros 2014), un triunfo que le vale la clasificación para la final del Mutua Madrid Open. El español ya ha atendido a la televisión sobre la pista, ha firmado algunos autógrafos y ha visto cómo unos niños se peleaban por su toalla en la grada. Nada más desaparecer por la entrada del túnel, engullido por la oscuridad de la pasarela, el mallorquín cierra varias veces el puño izquierdo mientras mueve la cabeza de arriba a abajo. Es un gesto que no necesita explicación: así se resume una de sus victorias más valiosas en mucho tiempo.
“Cuando llevas una serie de partidos seguidos perdiendo uno no puede negar que eso está ahí”, confesó el número cinco mundial, que solo había celebrado el triunfo en uno de los últimos 12 partidos contra Djokovic. “De todas formas, la circunstancia actual era un poco diferente a estos siete enfrentamientos”, continuó el mallorquín. “Los últimos dos años no habían sido los mejores para mí y en cambio sí que lo habían sido para él”, cerró Nadal, que en 2015 (ansiedad) y 2016 (lesión en la muñeca izquierda) vivió de sin sabor en sin sabor, mientras que su oponente gobernó el circuito con mano dura.
“La victoria tiene una importancia mayor después de las siete derrotas consecutivas”, reconoció Carlos Moyà, uno de los entrenadores del mallorquín. “Este triunfo le va a dar mucha confianza. Hemos dado un golpe en la mesa. Novak le ha hecho mucho daño a Rafa en los últimos años. Por eso, tenía ganas de ver un partido con un rival como Djokovic y Nadal ha respondido, ha jugado a un nivel muy alto”, celebró el ex número uno del mundo.
“Es como un cambio de ciclo para Rafa”, valoró Alberto Berasategui, ex número siete mundial y enlace de los jugadores con la organización del torneo. “Había perdido 11 de los últimos 12 partidos con Djokovic, siete de forma consecutiva sin ganarle un set. Él venía jugando increíblemente bien, con los títulos en Montecarlo y Barcelona, pero la confirmación ha llegado aquí en Madrid: ganándole a Djokovic fácil, con esa superioridad, le va a ayudar mucho”, aseguró el finalista de Roland Garros en 1994. “Creo que lo único que Rafa tiene en la mente es que ahora solo le puede ganar Federer, el último escollo que le queda”, se despidió Berasategui.
“Es evidente que es una victoria importante”, coincidió Àlex Corretja, ex número dos mundial. “Estaba ganando, pero cuando te ha derrotado alguien tantas veces tienes dudas de saber cómo será tu nivel cuando te midas a ese rival”, explicó el campeón de un grande. “Ahora está contento y tranquilo porque sabe que está muy bien. Todo son estados de forma, él lo dijo hace unos días en el Godó. Pese a eso, hasta que no lo consigues, hasta que no ganas a ese contrario, no lo sabes con seguridad”.
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