Juan Martín Del Potro (Tandil, Argentina; 1988) todavía sigue mirando al cielo tras cada victoria para recordar a su abuelo, fallecido hace unas semanas. El argentino, que se mide este viernes a Novak Djokovic en cuartos de final del torneo de Roma, explica en esta entrevista con EL ESPAÑOL cómo ha vivido su meteórico regreso al circuito tras estar cerca de la retirada como consecuencia de cuatro operaciones en las muñecas (una en la derecha, las otras tres en la izquierda). Sentado en un sofá blanco de la zona de jugadores, el gigante mira a los ojos y gesticula constantemente con unas manos enormes para apoyar sus argumentos durante toda la conversación con este diario.
¿Cómo explicaría todo lo que ha vivido desde el pasado Wimbledon?
No puedo describirlo, no sé cómo hacerlo. Ha sido impensado, una sorpresa tras otra. Terminé el año jugando muy bien, que era clave, pero lo más importante fueron los objetivos que logré y los sueños que cumplí. Nunca pensé que conseguiría cosas tan importantes en mi año de regreso al tenis después de verlo todo tan negro.
“Lo más importante es que los jugadores nos respetamos entre nosotros”, dijo Federico Delbonis en una entrevista con este periódico tras la conquista de la primera Davis en la historia de Argentina.
Cada uno de nosotros aportó lo mejor que tenía para que se crease un buen grupo. Algunos tienen más experiencia y otros vivían situaciones nuevas, pero la convivencia siempre fue buena y el ambiente también, dentro del equipo y en todo el entorno. Hubo buena predisposición. Cuando se trabaja en paz y en armonía los resultados pueden salir mal, pero uno está tranquilo porque las cosas se están haciendo bien, de la forma adecuada.
¿Todavía recibe mensajes de felicidades?
Nosotros recibimos muchísimos mensajes y hasta hace poco seguía recibiéndolos, sí. Todavía camino por la calle y me lo siguen recordando, como mi título en el Abierto de los Estados Unidos o la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, que para mí fue una semana de las mejores de mi vida. Estamos muy orgullosos de haber conseguido la primera Copa Davis en la historia de Argentina. Y encima hacerlo con chicos como Delbonis, Pella o Mayer, que son grandes luchadores, tiene un sabor muy bueno.
Ahora disfruto mucho más de todo, disfruto de ganar un partido y de cada momento en un torneo
Una vez, dos veces, tres veces… ¿Qué le han enseñado todas las lesiones que ha sufrido?
Cuando uno está tan mal, cuando lo ve todo negro, se da cuenta de que la vida también pasa por otro lado. He sufrido mucho con las muñecas, que me han apartado muchos años del tenis. La fuerza de voluntad que tengo, la energía que me ha dado mi familia y mis amigos para poder estar aquí, hace que ahora disfrute mucho más de todo. Disfruto mucho más de ganar un partido, de cada momento en un torneo. Todas las personas tienen piedras en el camino, lo importante es saber saltarlas, saber cómo sobreponerse a cada situación difícil. Siendo positivo todo es mucho más fácil. Las lesiones me han hecho más humilde.
¿También dentro de la pista?
Es que tratas de ser la misma persona dentro y fuera de la pista, no hay que cambiar por ser jugador de tenis. Lo más importante en la vida es ser uno mismo. Ahora soy consciente de que me cuesta muchísimo ganar cada partido. No tengo un revés tan bueno como el de hace cinco años. Entro a la pista sabiendo que voy a tener que correr mucho más. Y voy con la humildad necesaria para pelear cada punto y cada encuentro.
Bueno, contra Nishikori consiguió un ganador de revés paralelo.
Sí, y es tan sorprendente hacer un golpe ganador con mi revés que lo valoro como si hubiese logrado el punto del torneo. Me acuerdo de memoria del momento y lo más importante es que fue en un punto clave del set. No digo que mi revés esté haciendo daño, pero al menos puedo devolver con fuerza cuando me atacan ahí. Muchas veces no tengo que defenderme, puedo contraatacar. A medida que vaya consiguiéndolo será importante porque no tendré tanto déficit sobre uno de los dos lados de mi juego.
Y eso en tierra.
Aquí me cuesta pegarlo un poco más, pero es un avance poder jugar en tierra batida así. Con la movilidad de la muñeca, con la fuerza, con los efectos… pensando también en la gira de hierba es importante el estado en el que tengo el revés. Sigo usando el cortado, que para esa superficie es clave, pero también voy utilizando la otra variante de mi revés.
Olvídese del revés. ¿Hay alguna derecha mejor que la suya?
La derecha de Federer me parece muy buena. Quizás no va tan rápido como la mía, pero es impresionante. Ahora que lo pienso, me gustaba mucho la de Safin. Hoy no sé si alguien tiene una derecha tan explosiva como la que tengo yo, pero hay derechas mejores, con muchos efectos y variaciones. A mí me gusta la mía y si tuviera que elegir una me quedaría con ella por la potencia que tiene. No tengo ni idea de cómo aprendí a pegarla así. Creo que un día estaba enfadado, empecé a pegarle fuerte y fueron entrando y entrando, aunque hay veces que se marchan fuera por mucho…
Tengo una lucha diaria con mi muñeca. Es un trabajo mental que me toca hacer
¿Ha llegado al punto de obsesionarse con su muñeca?
Es una lucha diaria. Convivo con estas sensaciones en mi muñeca desde hace mucho tiempo. Sé cómo está mi muñeca, cuánto más puede mejorar y cuánto más puede empeorar. Es un trabajo mental que tengo que hacer a diario. Me digo: ‘Juan, esto es lo que hay, esto es lo que tengo’. No sé si puedo estar mejor, pero sí sé que puedo estar peor.
Tendrá asumido que se va a retirar con dolor…
Los tenistas terminamos nuestras carreras con muchos dolores. Luego cuesta acomodar el cuerpo para hacer otro deporte o incluso para poder vivir. Sufrimos mucho, no solo en las muñecas: las caderas, la espalda, la rodilla… El tenis es un deporte que provoca muchas lesiones. Hay que ser un poco inteligente. El tenis termina, la vida sigue y tampoco es cuestión de acabar acostado en una cama sin poder moverte. Hay que tener cuidado, ser lo más profesional posible, pero sin que el cuerpo corra riesgos.
En verano dijo que estaba buscando un entrenador, pero sigue viajando solo. ¿Todavía no ha encontrado a la persona adecuada?
Tenía un plan para la gira de tierra batida, pero tuve que modificarlo por el fallecimiento de mi abuelo. Probar un entrenador que tenía en carpeta en un solo torneo no me parecía adecuado para ninguna de las dos partes. Ahora pienso en tratar de buscar uno para que me acompañe toda la gira de hierba y ver si nos va bien para poder seguir juntos más tiempo.
¿Sigue con la idea de sentar a una leyenda en su banquillo?
Para mí sería una experiencia muy bonita poder compartir mi carrera con alguna de las grandes leyendas de tenis, algo que nunca he podido hacer. Pero también tengo algo claro: uno necesita estar con alguien en el día a día que le pueda aportar un poco de compañía, que le entienda en la vida cotidiana. Estoy en la búsqueda de esas dos personas para poder sentirme cómodo.
Cada vez está más cerca de cumplirse una década desde que ganó su único Grand Slam. ¿No sueña con levantar otro?
Los sueños siempre hay que tenerlos en la cabeza, aunque sean cosas muy grandes. El de la Copa Davis, el de ganar otra medalla en Río… Cualquiera me podría haber dicho que estaba completamente loco. Dentro de mi mente hay muchos sueños dando vueltas. Y es mejor tenerlos para ver si luego se hacen realidad.
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