Garbiñe Muguruza jugará este jueves los cuartos de final del torneo de Wuhan después de resistir 6-2, 1-6 y 6-4 a Magda Linette en un partido ganado con altibajos, sufrimiento y mucho corazón. La española, que por momentos lo pasó mal ante una contraria que no debería haber puesto en peligro su victoria, se enfrentará por el pase a semifinales a Jelena Ostapenko (6-2, 3-6 y 6-3 a Mónica Puig) en una buena prueba para ver si con la garra le sigue alcanzando, o si es capaz de dar el pequeño salto de nivel que necesita.
“Estaba preparada para un partido difícil porque llevo viéndola todo el año y ha jugado encuentros muy buenos”, reconoció luego Muguruza sobre su rival, que escaló hasta la tercera ronda después de clasificarse para el cuadro final superando la fase previa. “Estoy contenta porque he resistido y he podido soportar la intensidad del partido”, prosiguió la española antes de medirse a Ostapenko, a la que domina por 2-0 el cara a cara (Roma 2016 y 2017). “He jugado con ella recientemente y nos conocemos. Sé que va a ser difícil, pero me apetece”, cerró la número uno, clasificada para cuartos en seis de sus últimos siete torneos.
Muguruza sufrió durante toda la tarde por el costado de su derecha. La campeona de dos grandes no terminó de encontrar nunca las buenas sensaciones con el drive, estuvo enganchada, que es lo que dicen en el vestuario cuando una tenista tiene problemas de coordinación en un golpe. Pese a eso, Garbiñe salió adelante a tirones, enseñándole los dientes a Linette y desarmando con convicción la estrategia de su oponente.
La número 83 del mundo compitió bien, con consistencia, supo elegir cómo variar las direcciones para hacerle daño a Muguruza y soñó con el triunfo después de ganarle el segundo set a la española y empatar el partido. A la mínima oportunidad que vio la puerta abierta, Linette se soltó, Garbiñe dio un paso atrás y se enfrentó a cuatro pelotas de rotura en el arranque del parcial decisivo. Las salvó. Rugió (break para 4-2). Insistió (perdió su servicio cuando buscaba el triunfo con 5-3, pero lo arregló al resto). En consecuencia, venció, porque lo más importante que la española ha aprendido esta temporada es a ganar jugando mal.
Ostapenko, sin embargo, es otra cosa. El jueves, a Muguruza le espera la campeona de Roland Garros, que también se coronó la semana pasada en Seúl. La letona no es precisamente de las que especulan, todo lo contrario. Para llegar al top-10 y empezar a escribir su propia historia, que a los 20 años es bastante más brillante que la de otras grandes jugadoras, Ostapenko se ha puesto en manos de sus impresionantes tiros, tan fuertes como los de Rafael Nadal y ha amenazado de tú a tú a las mejores. Todo un reto para Garbiñe.
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