Tras un huracán de pelotazos endemoniados, Jelena Ostapenko celebró la victoria ante Garbiñe Muguruza en los cuartos de final del torneo de Wuhan (1-6, 6-3 y 6-2) con timidez, enseñando su felicidad con la misma media sonrisa de una niña que acaba de hacer una trastada de las gordas. La letona, que con su primer triunfo ante una número uno del mundo se garantizó estrenar el ranking más alto de su carrera el próximo lunes (ocho) y metió pie y medio en la Copa de Maestras de Singapur (está a 365 puntos de clasificarse para la cita que reúne a las ocho mejores del año), siguió alimentando su racha vencedora (ocho partidos ganados seguidos) y se plantó en semifinales, donde este viernes se enfrentará a la australiana Barty, que superó 4-6, 7-6 y 7-6 a Karolina Pliskova y le permitió a Muguruza retener el trono de la clasificación al menos una semana más.
“Ha sido un partido muy bueno”, reconoció Anabel Medina, entrenadora de la letona. “El resultado del primer set no ha sido justo, no es real. Ha habido mucha intensidad y Muguruza ha estado muy sólida”, prosiguió la valenciana, dos veces campeona de Roland Garros en dobles (2008 y 2009) y medallista de plata en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 en la modalidad por parejas. “Luego, Ostapenko ha empezado a ser más agresiva, metiéndose dentro de la pista y cambiando las direcciones. Y sobre todo ha estado muy ganadora, muy bien de actitud”, insistió. “Ha merecido la victoria porque ha ido a por ella”.
“Jugó muy agresiva”, aseguró Muguruza después de la derrota. “Estuvo muy acertada en muchos golpes, especialmente en los momentos adecuados. Ella está jugando muy bien, con mucha confianza”, prosiguió sobre su contraria. “Ahora quiero recuperar un poco mi cuerpo”, dijo la española, que desde el primer día compitió con un vendaje en su muslo izquierdo. “Todavía tengo un par de días hasta Pekín, que es un torneo muy importante. Espero que empezar de cero y pasar página”.
El partido estuvo en las manos de Ostapenko desde el arranque del segundo set. La letona, que dio un paso adelante en determinación para atacar más y mejor, terminó el encuentro pegando ganadores desde todas los rincones de la pista, muchas veces en posiciones inverosímiles. La facilidad de la número 10 para producir tiros imparables dejó a la española sin argumentos, y mira que lo intentó buscando distintas soluciones (templar los intercambios, igualar a su rival en agresividad...) que no tuvieron éxito ninguno: Muguruza se marchó eliminada tras perder siete veces su saque (¡siete!) y después de encajar un 0-6 de parcial.
A los 20 años, Ostapenko demostró lo que ya se intuía desde hace tiempo, incluso antes de su triunfo en Roland Garros. La letona tiene armas muy interesantes para hacerse un hueco en lo más alto de la élite. Que se lo pregunten a Muguruza.
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