El miércoles por la mañana, apenas siete horas después de que los operarios se marchasen a casa con el trabajo de construcción finalizado, Rafael Nadal probó la pista central del O2 Arena de Londres y siguió cumpliendo paso a paso la planificación que se marcó con Ángel Ruiz Cotorro, su médico de confianza, para poder jugar la Copa de Maestros. El número uno, que primero entrenó una hora en el estadio principal y luego se marchó a las canchas anexas para seguir preparándose, completó la primera parte de la sesión siguiendo la línea del día anterior en Queen’s y en la segunda introdujo algo que no había hecho hasta ahora por precaución: los saques.
A las 12 del mediodía, Nadal apareció en la central y se puso a pelotear con Ergi Kirkin, sparring turco del torneo, y Carlos Moyà, uno de sus entrenadores. Utilizando la fórmula habitual de juntar a los dos al otro lado de la red para poder cambiar direcciones con la garantía de que la pelota vuelva casi siempre, el mallorquín consumió la mayor parte del entrenamiento peloteando desde el fondo y agotó los últimos minutos voleando, antes de dejar su sitio a David Goffin y poner rumbo a las pistas exteriores para seguir entrenando y dar un salto más en su recuperación.
Por primera vez desde que se retiró del torneo de París-Bercy por una carga de estrés en el tendón rotuliano de su rodilla derecha, Nadal se decidió a hacer saques, un golpe que había evitado todo este tiempo por las molestias que le provocaba en la pierna al caer después de impactar la pelota. Sin rastro del vendaje que le acompañó en el último Masters 1000 de la temporada, con el fin de aportar algo de estabilidad a la rótula, el balear trabajó su servicio y continuó quemando etapas de su ambicioso plan de rehabilitación, al que también le está dedicando muchas horas fuera de la pista (gimnasio y fisioterapia) para recuperar la articulación.
El viernes, Nadal tiene otra prueba importante por delante. El español se entrenará con Marin Cilic con la intención de exigirse jugando sets de entrenamiento, lo más parecido que hay a la competición real. A tres días de debutar en el torneo (lunes por la noche ante Goffin), ese test marcará exactamente dónde está el número uno del mundo porque las sensaciones que ha ido recopilando hasta ahora son insuficientes para saber si le alcanza o no cuando la Copa de Maestros levante el telón.
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